El debate pendiente

TONIA ETXARRI, EL CORREO 19/08/13

Tonia Etxarri
Tonia Etxarri

· Ahora que ETA ha dejado de matar, se está librando en las fiestas de Euskadi la batalla de la memoria.

La semana «más grande y festiva del mundo», como la ha calificado el alcalde de Bilbao, Iñaki Azkuna, ausente por convalecencia, ha empezado el jolgorio mientras la sordina del debate político sigue colándose por los respiraderos de la ciudad. Se lanzó el txupin oficial ante una multitud. La txupinera que no pudo lanzar el cohete por decisión judicial al pertenecer al colectivo de familiares de presos de ETA tuvo su festejo alternativo ante medio millar de personas mientras los representantes políticos siguen tirándose los trastos a la cabeza.

UPyD se ha quedado sola clamando ante el desierto que el cohete lo lanzara una representante de las víctimas del terrorismo. El PP insistiendo en preguntar a la afición, al ver la propaganda desplegada en favor de los presos de ETA, ¿quién politiza las fiestas? ¿Quién hace ideología? El PNV mirando de reojo a la izquierda abertzale haciendo causa común para exigir la supresión de la figura del delegado del Gobierno, que se empeña en velar por la dignidad de las víctimas y no deja de «incordiar». Y los socialistas queriendo hacer equilibrios en este juego de sokatira en el que muchos pretenden situar al PP en un «extremo» y a ETA en otro. Un enfoque en el que suelen encontrarse cómodos algunos socialistas y el PNV.

El portavoz parlamentario, José Antonio Pastor, ha censurado a la izquierda abertzale por querer «controlar» las fiestas «generando polémicas». Y ahí puso el foco en el origen del problema: ¿quién generó la bronca? Quienes designaron a una portavoz del colectivo de presos para ejercer de representante festiva de la Semana Grande bilbaína. Pero, a renglón seguido, se marcó una ciaboga radical al decir que «el acompañante ideal» de los promotores de ETA es el delegado del Gobierno por agitar las fiestas. Su error imperdonable: exceso de celo. Sí, pero no. Ni para ti ni para mí. Ni frío ni calor. Pero como todo el mundo sabe que si el termómetro marca cero grados no está indicando una temperatura equilibrada sino un frío considerable, habrá que preguntarse: ¿qué habría hecho un delegado socialista en estas circunstancias? Y me responden: «Un delegado socialista no habría recurrido».

No hay demasiadas alternativas. Dejar que la propaganda en favor de los presos de ETA campe por sus respetos y optar por el silencio para no enfurecer a la fiera y que las víctimas del terrorismo se aguanten. Se puede pedir, como ha hecho Alfonso Gil, que nadie patrimonialice las fiestas, aunque llega tarde porque ya han empezado teledirigidas por la izquierda abertzale. O recurrir nombramientos que se consideran ofensivos para la dignidad de las víctimas del terrorismo. «La gente está cansada de polémicas y de política». Este es el mantra más extendido estos días en la capital bilbaína. La mayoría política se inclina por las dos primeras opciones: no se tenía que haber recurrido el nombramiento de la txupinera. El PP se ha quedado solo, con la compañía de UPyD, dándole a la moviola (¡ay! esa memoria, tan inoportuna) recordando que están defendiendo «lo que defendían PNV y PSE hasta hace bien poco tiempo». Ahora estos dos partidos prefieren situarse en el medio.

Idoia Mendia insiste en la firmeza de los socialistas en la batalla de la memoria y, como ejemplo, recuerda su exigencia ética en la ponencia de paz en el Parlamento vasco. Pero el caso es que, en este comienzo de las fiestas de Bilbao, han insistido más en que la adecuación a los «tiempos nuevos» pasa por no hacer ruido. Que ya lo hacen los colectivos de los presos de ETA en su afán por borrar parte de la historia del terrorismo que hemos padecido durante tantos años. ¿Cómo se ponen las fiestas en el centro? Para el PNV es muy fácil. En el punto equidistante entre «los dos extremos».

Con ese discurso, se sienten identificados la mayoría de los dirigentes socialistas, que han dejado sobre la mesa un debate interesante. ¿Quienes eligen a los txupineros de las fiestas deben ser sólo las comparsas o hay que añadir otros colectivos para que la selección sea mucho más representativa? Pasa el tiempo y, si bien es verdad que se han ido superando las fiestas mezcladas con la violencia y la guerra de las banderas, ahora que ETA ha dejado de matar, se está librando la batalla de la memoria. Casi nada. Muchos de nuestros representantes políticos, tentados ahora por la inercia de tener «la fiesta en paz», nos han repetido hasta la saciedad el refrán que enfatiza la necesidad de que el pueblo conozca su propia historia o, de lo contrario, está condenado a repetir sus errores.

Ahora tienen la oportunidad de no dejarse llevar por la tentación de la amnesia inducida. Si ETA ha dejado de matar, ¿hacer apología del terrorismo ya no debe considerarse delito? Su artículo 578 lo regula en casos de enaltecimiento de quienes han justificado actos de terrorismo o han realizado actos que puedan humillar a las víctimas. La Ley de Reconocimiento y Protección Integral de las Víctimas encomienda la vigilancia de acuerdos de Corporaciones que puedan vulnerar la dignidad de las víctimas y sus familias. ¿Las leyes se cumplen o las enmarcamos en un cuadro? Son preguntas de los «tiempos nuevos» que deberían contestar de frente y sin complejos. Deben avanzar en la reconstrucción de la historia, sin trampas ni medias tintas y con el «respeto y la memoria» que acaba de vindicar el alcalde de Bilbao.

TONIA ETXARRI, EL CORREO 19/08/13