El desmarque como truco

EL CORREO 04/09/13
TONIA ETXARRI

Pactos no tan cerrados. El lehendakari Urkullu daba por hecho que el acuerdo sobre reforma fiscal entre el PNV y el PSE estaba a punto de salir del horno. Pero Patxi López enfrió ayer la cocina al querer marcar territorio en plena negociación. Han avanzado mucho en el acuerdo fiscal. Cierto; pero ¿serán capaces de cerrar los compromisos restantes? Reactivación de empleo, entramado institucional y servicios públicos. Al PNV le bastaría con suscribir un acuerdo parcial con los socialistas que permitiera a Urkullu presentarse ante el Parlamento, en el debate de política general, con la imagen de la soledad que le ha perseguido durante el primer año de la legislatura, prácticamente superada. Pero a los socialistas no. Eso dicen. Quieren escenificar que el necesitado es el Gobierno vasco que no pudo aprobar su primer presupuesto por falta de apoyo parlamentario.
De ahí que ayer Patxi López se creciera unos centímetros para decir que no habrá pacto fiscal hasta que no lo digan ellos. Un jarro de agua fría para el portavoz del gobierno de Ajuria Enea que había dado por amortizado el acuerdo de la reforma fiscal hasta el punto de emplazar al PP a que siguiera la corriente en beneficio de la armonización entre las tres Diputaciones. Y ahí es donde pinchó en hueso. Con los socialistas y con los populares. Los primeros siguen criticando las formas del Gobierno vasco en las negociaciones. Que solo buscan adhesiones. Su actitud les recuerda a la que mantuvieron cuando negociaron los presupuestos. Y ya sabemos como acabó ese pulso: con la prórroga de las cuentas. Es una crítica común de la oposición: el PNV espera que los demás se sumen a sus principios genéricos, cargados de enunciados y carentes de concreción. El endurecimiento del mensaje empleado ayer por López, desmarcándose de las expectativas creadas por el Ejecutivo vasco, obedece a una estrategia negociadora de manual. Elevar el listón para ofrecer la imagen de distancia antes de proceder a la firma.
Al desmarque también se ha apuntado el PP, que no parece dispuesto a apoyar una mayor presión fiscal. Las empresas ya están sufriendo bastante asfixia en momentos de crisis. No es casual el llamamiento del portavoz del sindicato alavés, SEA, emplazando a los políticos a que enfoquen la reforma «al servicio de la creación de empleo». O la propia alarma que mostró, hace meses, el representante de Adegi, contrario al impuesto de gravamen a los ricos, suscrito por socialistas y EH Bildu, por entender que este tipo de medidas «acaban perjudicando a los emprendedores». El PNV y los socialistas tienen mayoría en el Parlamento. Pero no en Juntas Generales. Necesitarían al PP tanto en Gipuzkoa como en Alava. Por eso aprovechó el diputado general Javier de Andrés, para sacar la cabeza en esta disputa proponiendo rebaja de impuestos en su territorio.
¿Alava iría por libre? No. Lo que está intentando su máxima autoridad es presionar al PNV para que cuente con ellos y se avenga a escuchar otras propuestas. Las rebajas fiscales para desempleados, familias y autónomos, así como las deducciones adicionales para quienes creen empleos fijos, suenan bien. Es lo que necesita oír la ciudadanía harta de que le frían con el pago de impuestos.