ERNESTO LADRÓN DE GUEVARA – LA TRIBUNA DEL PAÍS VASCO – 29/04/15
· La actual crisis económica comenzó, aproximadamente, en el año 2008, siguiendo la depresión de EE.UU, aunque con factores propios como la crisis inmobiliaria y la hecatombe bancaria producida por el apalancamiento piramidal de las finanzas.
Por tanto, como modelo de lo que ha sido una tremenda aberración con la que llevamos más de treinta años, voy a coger como ejemplo el año anterior a la crisis, el 2007, entre otras cosas porque representa fielmente lo que es una legislatura nacionalista, tan fielmente desarrollada por el lehendakari Ibarretxe, con el Acuerdo de Lizarra con ETAentre otras lindezas, además de su plan independentista.
Si tomamos como referencia ese año (2007), uno de cada cien euros de los Presupuestos de la Comunidad Autónoma se fueron a políticas, programas e iniciativas referidas al euskera, ascendiendo a un montante de 121 millones de euros, representando el 1,41 % del total de las cuentas públicas vascas.
Por ejemplo, en Cultura, se consignaron 1,2 millones de euros para subvenciones a películas en euskera y al doblaje. (678.000 euros y 400.000 respectivamente, quedando 13.000 euros para la campaña “Cine en euskera”).
El Departamento de Educación se llevó otro buen bocado, con 48,1 millones de euros para la promoción del euskera. La práctica totalidad de este dinero se repartió en diferentes iniciativas y políticas dentro del programa “Euskaldunización del Sistema Educativo”.
El tercer lugar se lo llevó el Departamento de Hacienda y Administración Pública, con 16,6 millones de euros,dirigidos al IVAP, es decir a atornillar al funcionariado para cumplir los requisitos del Régimen.
Después venía en el orden de gasto en el comisariado ideológico, el Departamento de Sanidad, con 700.000 euros para euskaldunizar a su personal. Es decir, para cribar al personal sanitario, de tal manera que no era –ni es- tan importante alcanzar un doctorado en las diversas especialidades médicas sino hablar en euskera, como si así se curara a los enfermos.
Después, Interior, con 240.000 euros para más euskaldunización, en esta ocasión les tocaba –y les sigue afectando- a los ertzainas, para lo mismo, es decir, no sé bien para qué.
Tras ello, venía Medio Ambiente, con 55.000 euros para reciclaje en euskera. Es decir, no sé muy bien si para el reciclaje de residuos o para poner al humo una boina.
Y, finalmente, Presidencia, con 27.810 euros a los efectos de la subvención de una ikastola en Francia. Ya se sabe… Euskal Herria.
Y aquí no incluyo a las Diputaciones, ayuntamientos, cuadrillas, juntas administrativas, concejos, cada una de cuyas instancias tiene los correspondientes presupuestos para premiar a los adictos al “Sistema”.
Eso fue el año anterior a la llegada de la crisis. Pero lo peor no es que entonces se estuviera en una bonanza falsa, caracterizada por el derroche sin cuartel. Lo peor es que luego, tras la crisis, se ha seguido con esa tónica de gasto disparatado, e, incluso, se ha aumentado.
Pasemos al tema de la educación, que es lo que a mí más me preocupa, pues es la raíz de los males si se practica mal, como también puede ser la raíz de la riqueza, como demuestra la profesora Clara Eugenia Núñez en su libro“La fuente de la riqueza, Educación y desarrollo económico en la España Contemporánea” (Ed. Alianza Universitaria).
Todo ese dinero va con el objetivo de extender la inmersión lingüística en las aulas, cosa que ya se ha hecho en la práctica totalidad del sistema.
En esta ocasión, no voy a dar mi opinión fundada en criterios científicos. Voy a limitarme a reflejar a modo de cita lo que dice el profesor de la Universidad Complutense, Francisco Mora Teruel, en referencia al desarrollo cognitivo desde un enfoque neurológico-cerebral y el lenguaje:
“[…] Ante todo esto, se me ocurre que debiera haber más voces levantadas entre lingüistas, científicos, escritores y poetas que expliquen a esos políticos, muchos sólo obedeciendo a una emoción hoy vacía, que están enarbolando una bandera errónea, aquella de la inmersión completa en una lengua minoritaria, sin conocer lo que ello significa. O quizá pensando que ello es un bien para su comunidad frente a la de los demás. O quizá pensando que esa ‘emoción profunda’ de la lengua diferenciadora representa lo que en otros tiempos, milenarios, representaba, sin darse cuenta de que hoy es una desventaja profunda la que ‘sumergen’ en los cerebros de los niños. El mundo ya no es pedazo de tierra cerrado frente a otro, sino pedazos que se abren a pasos agigantados unos a otros. Y la llave, el instrumento que abre esos pedazos geográficos, son las lenguas y la emoción y la concepción del mundo que con ellas se adquieren. Es una lástima que ante la ceguera de algunos pocos, otros tantos, también ignorantes, apoyen ‘inmersiones’ que suponen en esencia la construcción de la barrera más dura que se pueda imaginar” (en ABC el 22/12/05).
Pero ya se sabe… “Todo por la patria”.
ERNESTO LADRÓN DE GUEVARA – LA TRIBUNA DEL PAÍS VASCO – 29/04/15