El drama de la izquierda

JOSÉ MARÍA CARRASCAL – ABC – 15/01/17

José María Carrascal
José María Carrascal

· La escena política española semeja hoy una olla de grillos, de todos contra todos.

En el país de los ciegos, el tuerto es rey», dice el refrán, y en pocos lugares será más cierto que en España, donde abundan los palos de ciego, incluso al compañero, fiel a nuestra tradición cainita. La escena política española semeja hoy una olla de grillos, de todos contra todos, especialmente contra sí mismos. Ahí tienen al PSOE y a Podemos, con un forcejeo interno que los paraliza, resta empuje e impide el asalto al gobierno de la nación, pues, si no son capaces de solucionar sus problemas, ¿cómo van a resolver los del país? Que ese problema haya devenido en lucha personal, también en nuestra tradición, no ayuda, sino todo lo contrario, al ser el personalismo lo contrario de la democracia.

Yo no sé si Iglesias y Errejón están interpretando el papel de «policía malo» y «policía bueno» que algunos les atribuyen para engatusar al electorado con la apariencia de un partido plural, cuando su esencia es marxista-leninista. Como tampoco sé si Susana Díaz está realmente interesada en competir por la secretaría general de su partido, con lo cómoda que está en Andalucía, ni si Pedro Sánchez aspira de verdad a recibir la enésima derrota de su carrera política, visto que su victoria sería pírrica, que no significa por la mínima, sino una gran derrota posterior, que arrastraría al partido.

Tampoco me importa, porque siendo las luchas personales más espectaculares que importantes, lo que está en juego es algo mucho más grande, mucho más profundo, mucho más serio: el futuro de la izquierda. O para hablar con exactitud: el no futuro de la izquierda, su incapacidad de encontrar su lugar en el nuevo escenario mundial, de ofrecer soluciones a los nuevos problemas con que nos enfrentamos, tanto en Europa como en América, en África como en Asia, en Oriente como en Occidente, en los países desarrollados y en los sin desarrollar.

Pues la crisis, que originaron los excesos del capitalismo, al que más ha afectado es al socialismo, en todas sus formas, sea en la radical, comunismo, como en la moderada, o socialismo, devenido últimamente en socialdemocracia, un socialismo light, trufado de capitalismo. Ninguna de esas variedades de la izquierda, por vueltas que le den, es capaz de acomodarse a la aldea global en que se ha convertido el planeta. De ello vamos a hablar largo y tendido en los próximos no ya meses, sino años.

Es la mejor carta de Rajoy, que ha sabido aguantar la embestida de todos, incluidos algunos en su bando. Pues el virus de la izquierda, tan potente en los siglos XIX y XX, también ha alcanzado al PP. Su mayor problema es precisamente ese: dormirse en los laureles, creer que ya ha alcanzado la meta, pensar que a la izquierda, como al nacionalismo, se le gana con concesiones. Bien al contrario: el nacionalismo, como la izquierda, es un sueño, y a los sueños sólo se les gana con realidades. Y la realidad del mundo actual es más dura, más compleja, más inmisericorde, más enmarañada que nunca.

JOSÉ MARÍA CARRASCAL – ABC – 15/01/17