JUAN CARLOS VILORIA-El Correo

  • Enviaron el director de orquesta de ‘Sálvame’ para rescatar al soldado Gabilondo

Alguien dijo que había que salvar al soldado Gabilondo después de verlo desmadejado, anónimo y sin brújula en el debate de Telemadrid y el equipo de campaña le envió a Jorge Javier Vázquez, que para eso dirige la orquesta del ‘Sálvame’ en la tele de Berlusconi. Hay que suponer que se trataba de lanzar un doble mensaje al electorado de la izquierda. Uno: que el periodista que defiende a Rociíto también defiende a Gabilondo. A una, del presunto maltratador, y a otro, de los fascistas (presuntos). Que quien está salvando a Rocío Carrasco también puede salvar a Gabilondo. Segundo mensaje: si un presentador rico y famoso como Jorge Javier vota a la izquierda, una de dos: o la derecha es muy mala o la izquierda es muy buena. O la derecha es muy facha o la izquierda es muy social.

En ambos casos el mensaje no tiene pérdida. Y no se puede desdeñar su efecto desde el punto de vista electoral en la millonaria audiencia de la cadena que dirige Vasile. La conformación de la opinión pública no sólo se consigue con emisiones de corte político, debate, tertulia y elaboración de los informativos. Es clave si un candidato cae bien o cae fatal a la audiencia. Y para caer bien nada mejor que alguien que te cuide la imagen en la tele. En eso se apoyó el famoso ‘efecto Illa’ que, a pesar de los miles y miles de víctimas de la pandemia y de una mala gestión, en las encuestas «caía bien».

Las elecciones no se ganan en las urnas. Se ganan o se pierden antes. Y, por eso, los instrumentos para influir sobre el votante cada vez son más variados. Menos políticos y más mediáticos. Por ejemplo, los sondeos. Los sondeos en teoría deben servir para descubrir hacia dónde se inclina el electorado. Sin embargo, cada vez se utilizan más para influir en él; para crear climas artificiales. Para movilizar a los indecisos o abstencionistas. Proyectar situaciones de empate. O, por el contrario, dar un claro ganador que provoque el efecto Bandwagon (votar por el caballo ganador). Ahora en Madrid se está detectando la ‘vía Savater’: «Yo voto a Ayuso pero no al PP».

Otro instrumento parapolítico importante en la conformación de climas de opinión son las redes sociales. Está muy de moda rescatar sus palabras del pasado para contrastarlas con las contradicciones del presente. En las elecciones del 4 de mayo el pulso está ahora en intentar cambiar el marco mental del votante. De hostelería y libertad a balas y fascismo. Por primera vez en muchos años la izquierda no controlaba el relato. Y se ha lanzado a poner en escena ‘Novecento’ en Madrid. En la foto antifascista van Gabilondo, Jorge Javier, Iglesias, Maroto. Pero se nota mucho el atrezo.