EL CONFIDENCIAL 04/05/16
JOAN TAPIA
Ayer, un interesante estudio del CIS decía que el 36% de los españoles decidió su voto durante la pasada campaña electoral, y otra encuesta de hace pocos días del Instituto DYM para El Confidencial constataba que el 51% no tenía claro a qué partido votaría en el caso de que se tuvieran que repetir las elecciones. Además, en España nunca ha habido que volver a votar para formar Gobierno. Por eso hoy por hoy es muy aventurado predecir lo que pasará el 26-J.
Pero es quizás el momento de analizar lo que pasó en las últimas elecciones legislativas en Cataluña, a las que no se prestó la atención debida porque lo fundamental -incluso para los analistas y políticos independentistas- era saber quién conseguiría un pacto que le permitiera gobernar en Madrid.
El primer dato a destacar es que la convulsión política del 20-D fue mucho más intensa en Cataluña que en el resto de España. En Cataluña siempre ha habido más pluralismo porque los dos grandes partidos con presencia allí -CDC y el PSC- nunca tuvieron un dominio equivalente al bipartidismo imperfecto del PP y el PSOE en España. En el Parlamento catalán, ya había siete partidos desde 2012, y ahora entre los diputados que Cataluña envía al Congreso de Diputados hemos pasado -con la incorporación de C´s- de cinco a seis partidos. Un sexteto muy complicado (sobre el que planea además la sombra de la CUP) y con muchas combinaciones posibles y contradictorias.
El PP y el PSOE controlan el 60% de los diputados mientras que el PSC y CDC solo lo hacen sobre el 34% de los que Cataluña envía al Congreso
Pero aunque no fuera como en España, había dos partidos dominantes: CDC, que siempre ganaba las elecciones autonómicas, y el PSC, que lo hacía en las legislativas y en los municipios más poblados. Pues bien, el 20-D significó un desplome mayor de los dos grandes partidos catalanes que de los españoles.
En las elecciones de 2011, el PP y el PSOE sumaron juntos 296 diputados sobre 350, el 84% del total. Por el contrario, el pasado 20-D dicha suma bajó a 213 diputados, el 61%. O sea, que perdieron 23 puntos en su cuota de diputados. En Cataluña, en el 2011 CDC y el PSC sumaron juntos 30 diputados sobre 47, el 63% del total, mientras que en 2015 bajaron a 16 escaños, un 34%. O sea, que en España la participación en el Parlamento de los dos grandes bajó 23 puntos mientras que en Cataluña lo hizo en 29, y ello sobre un tablero ya más plural y complicado.
En España, los dos grandes siguen siendo los dos grandes y controlan el 61% de los diputados (en voto, el porcentaje es del 51%), y en Cataluña los que eran los dos grandes han quedado reducidos al tercer y el cuarto partido y solo controlan el 34%. Una diferencia notable. En dos legislaturas, el PSC ha perdido dos tercios de sus diputados, al pasar de 25 en 2008 a ocho el pasado diciembre, y CDC -que en el 2011 se benefició todavía de la caída del PSC y consiguió ganar las legislativas por primera vez- ha perdido la mitad de sus diputados en una sola legislatura, al pasar de 16 a ocho escaños.
Y esta fuerte recomposición no se ha hecho solo a favor de la llamada nueva política -Ciudadanos y Podemos- sino también de ERC, el partido catalán más veterano, que viene de la II República, que quedó en segunda posición detrás de una coalición, En Comú Podem (ECP), que reúne al grupo de Ada Colau, a Podemos, a la antigua ICV y a la marca catalana de IU. Los resultados en escaños se pueden ver en el siguiente cuadro:
2015 | 2011 | |
En Comú Podem | 12 | 3 (de ICV) |
Esquerra Rep. | 9 | 3 |
PSC | 8 | 14 |
CDC | 8 | 16 |
Ciudadanos | 5 | 0 |
PP | 5 | 11 |
Este cuadro permite sacar cuatro grandes conclusiones que indican la gran complejidad de la política catalana, que a veces no solo se desconoce, lo que ya es grave, sino que se simplifica e incluso tergiversa, lo que a veces conduce a la opinión pública española a un desconocimiento y una confusión que enreda todavía más la relación Cataluña-España.
· Primera conclusión: la izquierda tiene más fuerza en Cataluña que en España
El total de diputados de los partidos catalanes encuadrados en lo que tradicionalmente se entiende como izquierda -ECP, ERC y PSC- llega a 29 (una clara mayoría absoluta sobre los 47 que Cataluña envía al Congreso). Por el contrario, los que se podrían calificar como de centro y derecha solo alcanza los 18 por la agregación de CDC, Ciudadanos y PP. Recordemos que en España -y haciendo abstracción de los independentistas-, la izquierda (PSOE, Podemos-Confluencias e IU) suma 161 frente a los 163 del PP y C´s.
· Segunda conclusión: los independentistas perdieron las legislativas
Al contrario de lo que pasó en las elecciones autonómicas o plebiscitarias (califíquenlas como quieran) del 27 de septiembre, en las que los partidos independentistas (incluyendo la CUP) sacaron mayoría absoluta (72 escaños sobre 135), en las legislativas del 20-D el separatismo perdió con claridad. En efecto, consiguieron 17 diputados (nueve de ERC y ocho de CDC) frente a los 30 de los no independentistas (12 de ECP, ocho del PSC, cinco de C´s y cinco del PP).
Pero de estos resultados no se pueden extraer conclusiones precipitadas porque es tradicional que se vote diferente en las catalanas que en las españolas (recordemos que CDC siempre ganaba las autonómicas y el PSC, las legislativas), porque el 20-D la CUP no se presentó y sobre todo porque ECP es partidario de un referéndum de autodeterminación.
Tercera conclusión: los partidos que abogan por el referéndum tienen amplia mayoría
En efecto, tanto ECP como ERC y CDC suman 29 diputados, mientras los que se oponen al referéndum de autodeterminación (el PSC aboga solo por el referéndum sobre la reforma de la Constitución, que en Cataluña podría tener un resultado diferente al de España) se quedan en 18 (ocho del PSC y cinco tanto del PP como de C´s.)
No obstante, esta suma es incorrecta o aventurada porque ECP exige referéndum pero no para crear un nuevo Estado e irse de España, ya que Pablo Iglesias, y como mínimo los diputados de Podemos y buena parte de los de ICV, defienden el referéndum pero para quedarse en España. Sumar pues a la brava a los diputados de ECP con los de CDC y ERC sería, pues, distorsionar la realidad.
· Cuarta conclusión: los diputados opuestos al federalismo o a la independencia no llegan al 25%
En efecto, solo el PP y C´s, que suman juntos 10 diputados, se oponen (PP) o son reticentes (C´s) a un nuevo marco jurídico que de alguna forma conceda a Cataluña un mayor autogobierno, ya sea bajo una fórmula federal (PSC y buena parte de ECP) o con la independencia (CDC y ERC).
La conclusión final es que el mapa político-ideológico de Cataluña no solo es muy diferente al de España sino que es muy complejo. Las simplificaciones, a la que son tan aficionados tanto el ‘agit-prop’ independentista de Barcelona como el ‘españolista’ de Madrid, no reflejan esta complicada realidad y solo consiguen (y a veces pretenden) encrespar más los ánimos y hacer más escabrosas todas las vías de diálogo y las posibles soluciones.
· Habrá que ver el efecto del relevo de Carme Chacón por Meritexell Batet al frente de la lista del PSC
Otro día -quizá con alguna encuesta más- habrá que analizar las perspectivas electorales del 26-J. La principal incógnita es si ECP (el montaje conjunto de Ada Colau y Pablo Iglesias sobre el esqueleto de ICV) mantendrá su liderazgo conseguido el 20-D o se verá amenazado por la lista de ERC que aspira a ser la fuerza dominante del independentismo. El pasado diciembre, ERC llegó segunda y por delante del PSC (tercera fuerza) y de CDC. Pero la diferencia en votos y escaños entre ERC y CDC fue pequeña: 599.000 votos y el 15,98% frente a 565.500 y el 15,08%.
Y, claro, habrá que ver si el rejuvenecimiento de la cabeza de lista del PSC, en que la diputada Meritxell Batet -en buena sintonía con Pedro Sánchez y Miquel Iceta- ha sustituido a Carme Chacón, lastrada por su papel en el zapaterismo, tiene consecuencias. La realidad es que los socialistas catalanes ya dieron una cierta sorpresa el 20-D, pese a perder ocho escaños, porque con Carme Chacón -y una lista muy discutida- quedaron en tercera posición y con 24.000 votos más que CDC, que calificaba al PSC de fósil histórico. Y a solo 20.000 de ERC. La sintonía Iceta-Sánchez logró plantar cara a un independentismo dividido, pero no así a la conjunción Ada Colau-Pablo Iglesias.