Juan Carlos Girauta-ABC

  • Cada vez que cae, que es siempre, lo salva la red, la corte de los que le deben el cargo público

Un autócrata (qué sé yo, Sánchez mismo, que lo tenemos a mano) llega a serlo por narcisismo, sociopatía, aprovechamiento de las crisis y azar. Hay idiotas que parecen tipos agudos (y no hablo de Sánchez, que no lo parece) porque callan a tiempo. Porque su estupidez, muda, parece insinuar algo. Tienen ese instinto animal de los actores. O sea, que los juegos de malentendidos dan de sí, a veces fructifican, crece un lirio en el estercolero (y no me refiero a Sánchez con lo del lirio, pero sí al sanchismo con lo del estercolero).

Entiéndeme, hija, ¿que podría servir de abono y acabar en viñedo? Para eso necesitas la tierra y el trabajo, el estiércol por sí solo no da más que asco, por muy positiva que te pongas y por mucho que estires el tropo.

De hecho, las autocracias son estercoleros donde los brotes verdes se mueren atufados apenas asoman. Con el pretexto del abono, en esos muladares se erradica el bien, la libertad y, lo que es peor, el matiz.

Uno sabe que medio gobierno nos metería en la cárcel directamente. El ‘nos’ puedo ser yo en plan mayestático, o todos los que buscamos el nombre adecuado de las cosas. Ese medio gobierno no son los comunistas necesariamente. También veo ahí a Marlaska, por mala idea, o a Calviño, que ha sido como uno de esos huevos de chocolate con regalo, y que al abrirlo no contenía un llavero sino una calavera pequeña que representa el hambre que va a venir.

No es que en el vertedero sanchista haya desaparecido cualquier rastro de vida. En realidad se han desarrollado muy deprisa especies nuevas que no querrías ver sentadas a tu mesa. Forman la red humana que protege a Sánchez cuando hace piruetas en el aire, suelta la barra de un trapecio y aún no ha agarrado la otra. Cada vez que cae, que es siempre, lo salva la red, la corte de los que le deben el cargo público y la cohorte de los que le deben el diario, la tele, la supervivencia de la aerolínea, el chiringo de turno, la asociación de consumidores. O la gran empresa que aún flota en el aire, como su benefactor, merced al aval promisorio de los fondos europeos. Los fondos europeos son las lentejuelas y espejitos que el sanchismo ha vendido a tribus con corbata. Qué tío.

Limpiar ciertos establos es tarea hercúlea, Lastra puede narrar los doce trabajos entre conferencia y seminario. Cuando toque zafarrancho, cuando podamos tirar de la cadena (viva la caena) y ver al sanchismo desaparecer en un remolino azul de pastillas Pato; cuando la higiene se imponga, no se olviden de las delegaciones del Gobierno. Sobre todo de la madrileña. Ahí mascarilla, pero profesional. Ahí brigada de limpieza con maquinaria. La PSOE de Zapatero robaba a los parados con los ERE. La de Sánchez nos roba a todos porque se ha quedado las instituciones. Espero que este artículo sea promocionado por la Delegación del Gobierno de Madrid, igual que hace con los depuestos por Mercedes González.