El éxito de Ciudadanos complica la campaña del PP a las generales

ABC 28/09/15

· Que Podemos no haya conseguido hacer el «sorpasso» al PSOE hunde a Pablo Iglesias

El corazón político de Mariano Rajoy estaba ayer «partido». En la sede de su formación en la calle de Génova el sabor era agridulce. Como presidente del Gobierno, Rajoy estaba «más que satisfecho» porque el desafío soberanista de Artur Mas y Oriol Junqueras había topado con el sentido común de los catalanes, que le habían retirado nueve escaños respecto a los que obtuvieron ambas fuerzas en 2012 consolidando un 52% de sufragios a favor de la unidad de España.

Una cosecha que dejaba a la lista soberanista, Junts pel Sí, con menos del 50 por ciento de los apoyos, incluso sumando los 10 escaños del grupo antisistema CUP. El jefe del Ejecutivo se había volcado en intentar convencer a los catalanes de que la aventura separatista era una locura, secundado incluso por líderes internacionales como Obama y Cameron, y el importante pronunciamiento de la banca. Misión cumplida, concluían ayer los dirigentes del PP. Sin embargo, el análisis como líder del PP no era tan bueno. Y no solo porque su apuesta personal (Xavier García Albiol) hubiera sufrido un retroceso de 8 escaños respecto a los obtenidos hace tres años por Alicia Sánchez Camacho, que hace meses dio un paso atrás para franquear el paso al exalcalde de Badalona. Rajoy, que ayer siguió los resultados junto a Soraya Sáenz de Santamaría, y el núcleo duro de Génova, incluida María Dolores de Cospedal, sabía que el resultado del 27-S marcaría el comienzo oficioso de la precampaña a las generales, que todavía no ha convocado pero que espera ganar para poder gestionar una segunda legislatura sin tantos sinsabores, sobre todo económicos, como la primera. Para esa empresa, no solo era importante salvar los muebles en Cataluña sino contener el efecto Rivera, es decir, el imparable ascenso de Ciudadanos, el partido que disputa al PP el mismo espectro político.

Sin embargo, el escenario «interno» que ha alumbrado el 27-S no ha podido ser más adverso. Albert Rivera se convirtió ayer en el único líder nacional que subió en escaños en Cataluña pasando de 9 a 25 y consolidando así el papel que todas las encuestas le otorgan de fuerza determinante para las elecciones generales de finales de año. Aunque en el PP se insiste en que no pueden ser extrapolados los datos autonómicos de Cataluña a las legislativas en España, lo cierto es que la fuerza con que ha crecido el partido naranja ha encendido todas las alarmas en La Moncloa teniendo en cuenta que cobra peso la hipótesis de que si Rajoy no obtuviera mayoría absoluta (las encuestas le dejan a 25 escaños de esa marca) tendría que contar con las actas de Ciudadanos en un Parlamento que se presume fragmentado. Y hoy por hoy ese pacto no está asegurado.

 
Quien sí ha manifestado claramente que no descarta pedir el respaldo a Rivera si necesitara sus actas para completar la mayoría absoluta es Pedro Sánchez. Precisamente, el secretario general socialista se mostró ayer satisfecho del buen resultado del PSC que, encabezado por Miquel Iceta, llegó a 16 escaños perdiendo cuatro respecto a 2012, pero que sabe a éxito a juzgar por el batacazo que auguraba la demoscopia. Además, los socialistas han evitado el «sorpasso» de
 
Podemos, la formación populista que cifraba en su marca blanca, Catalunya Sí que es Pot, la avanzadilla para un futuro triunfo político en generales de Pablo Iglesias sobre Pedro Sánchez. Fracasó.