Los autores abordan el concepto de federalismo del PSOE, que aseguran no es otra cosa que una justificación institucional ante su cobardía.
El episodio de jacobinismo sobrevenido del socialismo español en los últimos días resulta de lo más clarificador. El PSOE, que en los últimos años ha repetido hasta la saciedad que el federalismo sería la solución a todos los problemas que asolan a nuestra nación, ha proferido la mayor defensa de recentralización política que hayamos visto en democracia.
Que este nuevo descubrimiento de las bondades del Estado central coincida con su ansia de restringir nuestras libertades no es casualidad: precisamente su obsesión por descentralizar coincide con su convicción de huir de toda responsabilidad en el ultraje de nuestros derechos por parte de las administraciones que nos gobiernan. Cuanto más poder tengan las Autonomías para restringir nuestros derechos, menos responsabilidad tendrá el PSOE al tolerarlo. Cuantas más Comunidades Autónomas utilicen sus competencias para darle libertad a los ciudadanos, más evidente será lo que hace el PSOE por restringirla.
El anuncio del nuevo gobierno de la Comunidad de Madrid de acometer una rebaja fiscal histórica es, a todas luces, una excelente noticia para los madrileños, y no «demagogia de saldos veraniegos», como algún barón del PSOE se ha atrevido a calificar. Que el señor Puig ataque la decisión no se debe a su preocupación repentina por el bienestar de los madrileños, pues bajar los impuestos responde exclusivamente a la lógica económica. Aumentar la renta disponible por trabajo, reducir los gastos de las familias, fomentar el ahorro e incentivar la creación de empresas es crucial para atraer inversión y crear empleo. Pero que haya un modelo político liberal, como el que defiende Ciudadanos, que pueda contrastarse en tiempo y forma con el modelo socialista que profieren los barones es, inevitablemente, la tumba política del PSOE a corto y medio plazo.
Y es que, en contra de lo que defiende el socialismo, mantener nuestro Estado de Bienestar sólo es posible con crecimiento económico, creación de empleo e inversión privada. La pretensión del PSOE de centralizar impuestos con la intención de armonizarlos al alza -y que se aplique su característica política fiscal de acoso y derribo a trabajadores y empresas- sólo responde a su incapacidad para gestionar sus propios recursos, y su negligencia en seguir sosteniendo un sistema de gasto público desorbitado.
Acusar de «demagogia fiscal» a los gobiernos autonómicos que no asfixian a impuestos es un acto de irresponsabilidad
Bajar los impuestos y llevar a cabo una política fiscal orientada al crecimiento es la única solución para garantizar el futuro del Estado del Bienestar, recaudando más y mejor. Acusar de «demagogia fiscal» a los gobiernos autonómicos que no asfixian a sus ciudadanos y empresarios a impuestos es un acto de irresponsabilidad propio de quienes no reconocen sus errores.
Ahí tenemos para comparar los datos de crecimiento, paro, inversión, desarrollo, renta per cápita, etcétera de Andalucía y Madrid de los últimos treinta años. Comunidades Autónomas pertenecientes a un mismo Estado que podrían haber tenido desarrollos paralelos en muchísimos ámbitos, pero que sin embargo son la cara y cruz de cómo dos sistemas económicos contrapuestos pueden hundir o relanzar a distintos territorios. Sistemas que, además, hemos tenido la oportunidad de contrastar en un mismo lugar con Comunidades Autónomas como Baleares, dejada en quiebra tras la gestión socialista y convertida en la Región que más crecía de Europa tras cuatro años de liberalismo institucionalizado.
Y ése es precisamente el motivo por el que el PSOE no es, ni nunca será, federalista. El socialismo español pide federalismo no para que la Administración más cercana al ciudadano sea la que gobierne en relación a los designios de sus votantes, con modelos que puedan ser contrastables, sino para obviar toda responsabilidad en el proceso de toma de decisiones que afecta a la estabilidad política y, sobre todo, a la unidad y perpetuidad de nuestra nación.
El PSOE pide federalismo sólo porque lo entiende como la forma política más cómoda para que el socialismo siga manteniendo su identidad
Un verdadero federalista jamás propondría una armonización fiscal de las Comunidades Autónomas en España, los Estados norteamericanos o los Länder alemanes, por poner sólo algunos ejemplos. Algo que por supuesto el PSOE comprende al no haber reclamado nunca que se solvente la verdadera injusticia fiscal de nuestro país, que no es otra que el cuponazo vasco.
Por eso, el mal llamado federalismo que reclama el PSOE consiste simplemente en otorgar autonomía a los territorios para que el Ministerio de Educación no tenga capacidad de acción sobre el adoctrinamiento nacionalista, para que las Comunidades Autónomas con «derechos históricos» puedan ejercerlos violando la Constitución sin que el PSOE tenga que pronunciarse sobre ello, o para que la xenofobia institucionalizada de los que quieren romper España pueda seguir ejerciendo todo su poder sobre los ciudadanos sin que haya un contrapeso legítimo que pueda evitarlo.
El PSOE pide federalismo sólo porque lo entiende como la forma política más cómoda para que el socialismo siga manteniendo su identidad, que no es otra que la de cooperador necesario, por acción y por omisión, de todo aquél que nos considera inferiores por el mero hecho de no pensar como ellos. El PSOE pide federalismo, en definitiva, para tener una justificación institucional ante su cobardía.
Por suerte, en Ciudadanos pensamos, actuamos y somos lo opuesto al modelo económico e institucional del PSOE. Y al igual que hemos hecho en Andalucía, pese al PSOE federalista para compensar al nacionalismo y centralista para restringir nuestros derechos, en Madrid vamos a volver a demostrar que el único progresismo verdadero es, ni más ni menos, que el de la libertad.
*** José Ramón Bauzá Díaz, expresidente de Baleares, es eurodiputado de Ciudadanos.
*** María Muñoz Vidal es economista, diputada y portavoz de Hacienda de Ciudadanos en el Congreso.