El fracaso de Mas lo echa en brazos de Esquerra y deja su plan en el aire

El Mundo 26/11/12PROTAGONIZA EL MAYOR RIDÍCULO ELECTORAL EN 30 AÑOS DE POLÍTICA AUTONÓMICA

Después de reclamar «una mayoría excepcional», CiU pierde 12 diputados y debe buscar socio de Gobierno

«La consulta sigue en pie. Intentaré llevarla a cabo, la situación no es fácil», dijo el ‘president’ en funciones

Espectacular crecimiento de ERC y de Ciutadans, ascenso de Iniciativa e irrupción del radical CUP

El PSC pierde 8 escaños y deja de ser la segunda fuerza. El PP logra su mejor resultado con 19

Fue a por lana y salió trasquilado. El líder de CiU, Artur Mas, adelantó dos años las elecciones y se convirtió al independentismo en busca de una mayoría absoluta que le hubiera permitido aprobar los presupuestos sin deberse a nadie y gobernar en solitario con tranquilidad. Pero ayer las urnas no respaldaron su proyecto.

CiU tenía 62 escaños en la anterior legislatura y estaba a sólo seis de la mayoría absoluta, que se sitúa en 68 diputados. En el próximo Parlament, tendrá sólo 50 representantes, después de perder 12 y sufrir un castañazo histórico. Su convocatoria anticipada deja, además, la Cámara autonómica más fragmentada de la Historia. Los catalanes castigaron la aventura mesiánica y los recortes de Mas. Quizá también la corrupción, de la que tanto se habló en campaña. El soberanismo prefirió apostar por la renovada ERC, con su nuevo líder, Oriol Junqueras al frente, que dobló su representación pasando de 10 a 21 escaños y que tendrá la llave de la gobernabilidad.

También el PSC sufrió una debacle. Los socialistas, que siempre fueron la segunda fuerza parlamentaria y llegaron a tener 52 escaños en 1999, obtuvieron ayer sólo 20 representantes y se convirtieron en el tercer partido del Parlamentpor detrás de CiU y de los republicanos.

Los catalanes no respaldaron la propuesta federalista un tanto desdibujada de Pere Navarro, que sustituyó a José Montilla y que no ha logrado evitar la catástrofe. La participación fue del 69,5% del censo electoral, 11 puntos más que en 2010. Los votantes antiindependentistas no se quedaron en casa como en otras ocasiones, pero no mostraron preferencia por el socialismo como en el pasado.

El PP, que tenía 18 diputados, su récord, ganó uno y se situó en 19. Los populares han sacado partido de su discurso contra la secesión y han logrado que los recortes efectuados por el Gobierno de Mariano Rajoy no les pasen factura. Ciutadans atrajo también a los votantes que no quieren que Cataluña se separe de España y triplicó el resultado alcanzando nueve representantes; antes sólo tenía tres. Este gran crecimiento permitirá al partido de Albert Rivera tener grupo parlamentario propio.

Iniciativa, que ha hecho campaña contra los recortes del Govern de CiU, consiguió tres diputados más. Tenía 10 y ahora cuenta con 13. Solidaritat, que en 2010 se presentó de la mano de Joan Laporta y obtuvo cuatro representantes, no ha logrado permanecer en el Parlament. En su lugar estarán las CUP, una plataforma independentista de izquierda radical, que tendrá tres diputados.

Con el recuento casi concluido (97,54%), las fuerzas soberanistas (CiU, ERC, ICV-EUiA y CUP) sumaban 87 escaños, consecuencia de obtener el 57,58% de los sufragios (un total de 2.036.572 votos). Por su parte, las no soberanistas (PSC, PP y C’s) sumaban 48 escaños, el 36,16% de los votos (1.243.699 papeletas).

Y con estos datos, ¿qué va a ser de Cataluña? El pacto de Gobierno más plausible sería el de CiU con ERC, que suman 71 escaños, dos tres encima de la mayoría absoluta. Se dibuja así una nueva especie de tripartito, esta vez constituido por CDC, Unió y ERC. Es posible que las tres fuerzas acuerden celebrar el famoso referéndum independentista.

Mucho más complicado es que tengan la misma visión presupuestaria. ERC se opone a los recortes y quiere crear impuestos para los ricos y para los bancos. Unas medidas económicas contrarias a las que en los dos últimos años ha tomado CiU con el beneplácito del PP. Pero en cualquier caso, ERC volverá a tener la llave de la gobernabilidad, como ocurrió en 2003, cuando su entonces líder, Carod-Rovira, cerró el pacto de gobierno con el PSC de Pasqual Maragall y la Iniciativa de Joan Saura.

Maragall, y después Montilla, pagaron muy caro ese pacto. De hecho, la caída electoral que el PSC sufrió ayer tiene su origen en los dos gobiernos tripartitos. Ahora será Mas, que no se arrepiente de haber adelantado los comicios pese a su fracaso, quien se vea en esa tesitura. ERC también querrá esta vez su parte del pastel, por lo que es previsible que demande entrar en el Govern.

Este nuevo, aunque diferente, tripartito apostará por la consulta soberanista. ERC empujará a Mas a celebrarla incluso con mayor precipitación de lo que el líder de CiU tenía pensado. Mas ya avisó anoche de que no desistirá de su derecho a decidir, con lo que dio portazo a un segundo posible pacto de Gobierno: el de CiU más PP, que juntos suman 69 escaños, uno por encima de la mayoría. Ambos partidos coinciden en políticas económicas, pero se han visto irremediablemente distanciados después de que Mas emprendiese su deriva independentista, que es inaceptable para los populares.

Esa deriva hace muy complicado un tercer pacto: el de CiU con el PSC. Suman 70 diputados, dos por encima de la absoluta. Esta alianza, que no se hubiera visto con malos ojos hace dos años, es ahora muy difícil, porque Mas decepcionaría a sus votantes si volviese a la senda del federalismo o el autonomismo.

En esta coyuntura, el pacto de CiU con Esquerra parece cosa hecha, e inevitable la celebración de un referéndum secesionista, si el Gobierno central no lo impide. Sin embargo, se produce una circunstancia en el nuevo Parlament que dificultará los planes del independentismo: los soberanistas no logran los 90 diputados que suponen los dos tercios de la Cámara y que les darían carta blanca para impulsar reformas tendentes a sentar las bases de la separación y a despojar al Estado de sus competencias en Cataluña.CiU, ERC, Iniciativa y CUP suman 87 representantes. El independentismo se queda, por tanto, a tres de esos dos tercios del Parlament imprescindibles para aprobar reformas de calado secesionista.

A partir de hoy se abren muchas incógnitas en la cada vez más complicada política catalana. La principal es si Mas asumirá o no responsabilidades por el desastre electoral que sufrió ayer su partido. También está en entredicho el liderazgo en el PSC. Los socialistas estrenaron primer secretario el año pasado, pero no es descartable que el resultado de ayer vuelva a sumergirlos en un proceso congresual de renovación.

También es un misterio cómo hilvanará el nuevo Govern los Presupuestos. Queda por saber si ERC será capaz de imponer su criterio, evitar nuevos recortes e introducir tributos que van contra la filosofía de los convergentes. Y habrá que ver cómo se diseña esa famosa consulta independentista.