El futuro de Podemos

ABC 07/08/14
EDURNE URIARTE

· Es difícil predecir si tantos ciudadanos seguirán apostando por la fórmula de la extrema izquierda populista

PODEMOS podrá mantener o aumentar para las próximas Generales ese 15,3 por ciento de intención de voto que acaba de otorgarle el CIS? Es posible, por supuesto. Baste echar una ojeada a lo logrado por sus equivalentes, en la extrema izquierda y en la extrema derecha, en otros países. Que la extrema izquierda populista española alcance tales niveles de apoyo dependerá en primer término de lo que quieran hacer los ciudadanos con su indignación frente a la crisis económica y, sobre todo, con su rechazo a los políticos y a la democracia representativa, las dos principales palancas electorales de Podemos. Es difícil predecir si tantos ciudadanos seguirán apostando por esta fórmula de extrema izquierda populista para protestar contra los efectos de la crisis y para practicar la antipolítica.

Que lo hagan o no dependerá, a su vez, de la evolución de la crisis, de la evolución del propio partido y su visualización como lo que ya es, un partido tradicional con lo que ellos llaman la «casta política». Y dependerá, y esto es lo que me interesa especialmente, de la medida en que la izquierda moderada los siga alimentando y legitimando. Que es parte de la explicación del éxito social de Podemos. La delicadeza, la consideración, cuando no simpatía explícita, de tantos intelectuales del centro-izquierda por este grupo situado ideológicamente en el movimiento bolivariano y cuya principal referencia política es el autoritarismo chavista. Con represión, violencia y anticapitalismo incluidos. No se trata tan sólo del éxito mediático de Podemos, del perfecto maridaje entre el líder fascinado por la cámara y los gustos de las audiencias masivas.

Se trata también del aura de respetabilidad otorgada por las referencias intelectuales de la izquierda a todo lo anterior. Es esperable que escritores de la izquierda radical como Juan José Millás se entusiasmen con Pablo Iglesias y su programa bolivariano. Pero es sorprendente que referencias del centro-izquierda no marquen distancias claras, ideológicas e intelectuales, con este movimiento. Santos Juliá incluso ha comparado su discurso con Ortega y Gasset (!!!), el intelectual que está precisamente en las antípodas del populismo. Además de llamar empoderamiento a estas soflamas contra la democracia representativa y el capitalismo. Colegas como Fernando Vallespín lo han considerado un «magnífico revulsivo» para la reflexión de la izquierda. Cualidad que, supongo, ni él ni ningún otro intelectual progresista atribuirían a un movimiento populista de extrema derecha. Adela Cortina ha considerado el fenómeno Podemos como una muestra de la insatisfacción ciudadana y ha llamado a la reflexión y a la regeneración democrática. ¿Una regeneración dictada por un movimiento populista de este corte ideológico?

Con ese panorama, es lógico que Podemos se haga con una parte de los votos del socialismo. Y lo seguirá haciendo mientras mantenga las simpatías de los intelectuales del progresismo.