EL MUNDO 26/11/13
· Si Cataluña se separa de España, CaixaBank o Sabadell no sólo perderían acceso a la liquidez ilimitada con la que el BCE sostiene a la banca europea, tampoco podrían comprar deuda del nuevo Estado y descontarla en Fráncfort a cambio de financiación, con lo que su Gobierno estaría abocado a la quiebra. Éste es el desolador panorama que esbozó ayer el gobernador del Banco de España, Luis María Linde, (sin citar a las entidades) al ser preguntado sobre cuál sería el impacto de una posible secesión.
De forma muy gráfica y refiriéndose siempre a Cataluña como «el territorio pequeño» y a España como «el territorio grande», Linde recordó que si un Estado abandona la unión monetaria, su banca deja de tener acceso a la liquidez con la que la institución europea ha evitado el colapso de la banca del Viejo Continente, y especialmente de la española, en los últimos años.
«¿Los bancos que están situados en el territorio pequeño pueden acceder a la liquidez del BCE a través de sus filiales en el territorio grande o de un territorio miembro de la UE? La respuesta es no», sentenció Linde en un encuentro organizado ayer en Madrid por la Asociación de Mercados Financieros.
El gobernador puntualizó que si bien es posible que una entidad de un Estado ajeno al Eurosistema que tenga abiertas oficinas en un territorio europeo pueda cerrar una operación de financiación puntual con el BCE, de ningún modo puede ser receptora de las subastas ilimitadas del banco central con las que la banca está financiando buena parte de su actividad. Y para explicarlo mejor recordó que el BCE no puede financiar de forma regular a un banco de Japón aunque tenga una sede en París.
A estos problemas técnicos y legales se suma otro no menos relevante. Según recordó Linde, el BCE «sólo presta dinero cuando obtiene una garantía emitida por un deudor que sea un país miembro del espacio económico europeo». Esas garantías son los famosos colaterales que permiten a la banca española comprar deuda del Estado español y luego llevarla a las ventanillas de Fráncfort para recibir liquidez a cambio, en una estrategia que a día de hoy tanto el Estado español, como sus bancos, siguen utilizando todavía para financiarse.
Pero, si Cataluña se separa, «no sería miembro, por lo que el acceso a la financiación del BCE no es posible», apostilló Linde.
Sus palabras cobran especial importancia si se tiene en cuenta que además de ser el gobernador del Banco de España, Linde es también el representante español en el Consejo de Gobierno del BCE, con lo que es una voz autorizada de Fráncfort. Por ello, su claridad no sólo debe poner en alerta a la Generalitat, sino también a CaixaBank, Banco Sabadell e incluso a la nacionalizada Catalunya Banc.
El problema financiero del Gobierno catalán en caso de independencia sería más grave aún si se tiene en cuenta que al salir del Eurosistema, el nuevo Estado tendría que crear un supervisor bancario y una nueva autoridad monetaria para acuñar una nueva divisa.
De este modo, sus activos pasarían a estar denominados en la moneda catalana, mientras su pasivo, es decir, sus deudas, seguirían estando denominadas en euros. Esta situación terminaría de hacer insostenible el sistema. «Este es el escenario que lleva a la quiebra, a la suspensión de pagos o a un problema financiero gravísimo», sentenció Linde.
No obstante, el gobernador fue más allá en su visión de la amenaza separatista y recordó que también España tiene mucho que perder con la salida de Cataluña. «Los dos territorios sufrirían mucho. Sería un escenario muy malo para los dos», concluyó el gobernador.
Hace dos semanas, Linde ya lanzó este mensaje en privado en una cena con empresarios y banqueros catalanes, según desveló este diario el pasado 15 de noviembre. Pero, ayer, el gobernador fue un paso más allá al lanzar en público esta dura advertencia a los defensores de la independencia.
El BCE desmonta la falacia
El gobernador del Banco de España, Luis María Linde, se decidió ayer por fin a decir en público lo que ya venía advirtiendo en privado: Cataluña no podrá financiarse y se encaminará hacia la quiebra si se independiza de la cuarta economía del euro.
No es el Banco de España, sino el Banco Central Europeo (BCE) el que está desmontando la falacia de la Generalitat de Cataluña sobre que una independencia es viable económicamente incluso a corto y medio plazo. Es ingenuo pensar que Linde puede hacer tales aseveraciones sin el respaldo del BCE, de cuyo consejo de gobernadores forma parte. Hace tiempo que la institución que preside Mario Draghi ve con preocupación la desestabilización que implica que la comunidad autónoma más importante de la cuarta economía del euro amenace con independizarse.
En Fráncfort sostienen que ni la Caixa ni el Banco Sabadell podrían seguir financiándose en la ventanilla del BCE y que la deuda pública de una Cataluña independiente sería inaceptable como garantía. Sería mucho peor, a ojos de Fráncfort, que la deuda de Grecia que, mal que bien, sigue perteneciendo al euro. Ni Draghi ni los portavoces del BCE se han pronunciado hasta ahora públicamente con el argumento de que hacerlo sería alimentar la tensión de los independentistas, pero sí aceptan ya que Linde, que lleva año y medio en el cargo, se decida por fin a hablar en público. Éste ya había sido duro en contra de la secesión en una cena con banqueros y empresarios del Círculo de Economía el día 14 en la que ejerció como anfitrión el presidente del Sabadell, Josep Oliú.
Linde resaltó ayer además el drama que supondría para Cataluña mantener una deuda de decenas de miles de millones en euros, mientras que sus ingresos llegarían en la nueva y débil moneda catalana. Es significativo que el conseller de Economía, Andreu Mas-Colell, declinara responder a Linde. Su silencio de anoche denota una falta clamorosa de argumentos, frente a los proporcionados por Linde, que no fueron políticos, sino aplastantemente técnicos.
EL MUNDO 26/11/13