EL PAÍS 31/08/15
· El presidente del Gobierno intenta contrarrestar «el virus de la división» de Junts pel Sí
Mariano Rajoy apeló ayer a la unidad, la solidaridad y la cohesión interna en España para contrarrestar “el virus de la división” de la lista separatista para el 27-S. Lo hacía tras el artículo publicado por el expresidente Felipe González en EL PAÍS, en la que apela al respeto a la legalidad y la concordia para salvar a Cataluña de la deriva independentista. Fuentes de Moncloa dijeron que coinciden plenamente con el llamamiento a la cordura en Cataluña expresado por González. El primer gran reto en el que Rajoy se va a emplear a fondo en las próximas semanas son precisamente las elecciones autonómicas catalanas del 27 de septiembre. Participará en tres o cuatro mítines en esa campaña, ha respaldado y está muy contento con el nuevo candidato del PP, Xavier García Albiol, y su línea dura en el discurso, y maneja un argumentario muy conocido y con pocas variantes.
Ayer fue uno de los asuntos principales de su mitin en el Castelo de Soutomaior, en Pontevedra, con el que por noveno año consecutivo inaugura el curso político para su partido. En ese marco tanto representantes de La Moncloa como del PP valoraron y ensalzaron el tono y el fondo del artículo del expresidente González en EL PAÍS.
El vicesecretario general de Política Autonómica, Javier Arenas, lo refrendó en declaraciones a este diario: “Comparto el fondo del artículo de un gobernante que cree que no hay ningún margen fuera del Estado de Derecho y que el futuro de los catalanes pasa por España y por Europa”. Fuentes de Moncloa añadieron posteriormente que el llamamiento a la cordura hecho por el expresidente es bienvenido en el marco de creciente tensión antes de las elecciones catalanas que Mas ha convocado en clave de plebiscito sobre la independencia.
“González va en la dirección correcta, esa es la línea que debería seguir el PSOE. Su voz reconforta a muchos españoles”, dijeron esas mismas fuentes del Gobierno. Y ello a pesar de que González recalcaba en su texto que no está “de acuerdo con el inmovilismo del Gobierno de la nación, cerrado al diálogo y a la reforma, ni con los recursos innecesarios ante el Tribunal Constitucional”. Aun así, Rajoy y González coinciden en una parte central de sus discursos: la necesidad de recomponer las relaciones con Cataluña en clave de concordia.
El jefe de Gobierno añadió que el anticipo electoral de Mas supone una “huida hacia ninguna parte para dividir y enfrentar a la gente, engañar a la sociedad catalana y generar frustración en el futuro”. Por su parte y por la del PP solo se contrapondrá el argumento de la ley y “la unidad de España y la soberanía nacional, porque lo que sea España lo decidirán todos los españoles, no las Cortes Generales ni ningún Parlamento”. El propio presidente se aferró, además, a que España es una “de las naciones más antiguas de Europa, no ha nacido ni hoy ni ayer, sino que es fruto de muchos siglos”. Así, juntos, unidos y con la “solidaridad y cohesión” entre todos, además de con la argamasa de la “concordia”, ha ido bien a los ciudadanos, mientras que “cada vez que ha entrado en nuestra historia el virus de la división nos ha ido mal a todos los españoles”. El aviso a Mas, Oriol Junqueras y la lista de Junts pel Sí acabó con la advertencia de que no aceptará ni ultimatos ni la renuncia de los catalanes, españoles y europeos a ninguna de sus identidades: “Algunos están juntos para romper pero somos más los que estamos juntos para unir”, sostuvo.
El candidato Rajoy se volcará, tras el desafío catalán, en una larga precampaña electoral de más de tres meses con cada vez más duros ataques y descalificaciones hacia el líder del PSOE, Pedro Sánchez, al que quiere alejar al máximo del grueso de los votantes y de su perfil moderado y de centro. Ese fue el tono de su primer discurso del nuevo curso, en el que le etiquetó como “la peor y única amenaza en el horizonte de la recuperación española” por sus pactos locales con Podemos.
Los teloneros le mostraron a Rajoy bien claro y en directo su evidente malestar por la enorme pérdida de poder de las últimas municipales. No entienden cómo no se acometió antes e incluso en solitario la reforma de la ley electoral para permitir que gobierne la lista más votada. Pese a haber ganado holgadamente, en algunos municipios con el 40% de los votos, muchos regidores del PP gallego han pasado de pronto, tras mandatos de toda la vida, a la oposición por los pactos poselectorales, sobre todo del PSOE con las mareas que representaron a Podemos.
El anterior presidente de la Diputación de Pontevedra, Rafael Louzán, buen amigo de Rajoy, lo ha experimentado en carne propia al perder el poder en ese importante organismo, que ahora está en manos de la socialista Carmela Silva. La Diputación comunicó el sábado al PP, por carta y en gallego, que este año será el último en el que el partido estrena el curso en la fortaleza restaurada de Soutomaior, porque en el futuro “no se permitirán” actividades nada más que “para los usos permitidos”. Rajoy lleva desde 2007 inaugurando el ejercicio político en ese castillo dependiente de la Diputación. La decisión de los nuevos gerentes, la alianza de socialistas y las marcas gallegas de Podemos, molestó a todos en el PP y llevó a Rajoy a encadenar una suerte de duros ataques contra el PSOE y sus teóricos aliados en toda España.
Menosprecio a Sánchez
Ese menosprecio lo personifican los populares en la actual “deriva hacia el radicalismo y el extremismo” de Pedro Sánchez. Hasta el propio Rajoy considera que el líder socialista tuvo una intervención “patética” en el debate de la semana pasada en el Congreso sobre los presupuestos. Desde La Moncloa se dirigen invectivas contra él, como que ha fracasado en su reciente viaje a México porque no le ha recibido el presidente, Enrique Peña Nieto.
Rajoy entiende que el único nubarrón que se cierne sobre España ahora tiene que ver con cualquier giro en la actual “estabilidad política” y defiende que, si se mantiene el rumbo de las políticas del PP, “todo irá bien” porque “el futuro está ahí y ya se