EL MUNDO – 31/12/16
· Allana el acercamiento a los nacionalistas en vísperas de la negociación de los Presupuestos.
· El secretario de Estado de Administraciones Territoriales, Roberto Bermúdez de Castro, comunicó en la tarde del pasado jueves al delegado del Gobierno en el País Vasco, Carlos Urquijo, su relevo y su sustitución por Javier De Andrés Guerra, ex diputado foral de Álava y presidente del PP en este territorio.
La llamada, imprevista y en la víspera del cumpleaños de Urquijo, constituía el final de una etapa en la que la Delegación en el País Vasco ha remitido a los tribunales de Justicia un millar de recursos denunciando actos de homenajes a etarras, incumplimientos en la Ley de Símbolos ninguneando a la bandera de España, consultas de todo tipo al margen de la legalidad y procedimientos administrativos dudosos con las dos últimas ampliaciones de la Ertzaintza que ya han cuestionado los tribunales.
Urquijo, en la diana política del PNV y de sus medios de comunicación afines, abogó el pasado 6 de diciembre por «atemperar» desde la «lealtad» las discrepancias con las administraciones vascas, pero tanto la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría como el presidente del PP vasco y ex ministro de Sanidad, Alfonso Alonso, ya habían tomado la decisión de proceder a su relevo.
Un relevo que ayer celebró el PNV con discreción y que se enmarca en la necesidad del Gobierno de Mariano Rajoy de contar con el apoyo de los nacionalistas a los Presupuestos de 2017 y de normalizar las relaciones institucionales con el Ejecutivo de Urkullu mientras el Govern de Cataluña mantiene su desafío independentista.
La destitución de Carlos Urquijo, impulsada por Santamaría y Alonso, se produce en una intensa semana política en el País Vasco, después de que el Tribunal Superior de Justicia de la comunidad tumbara el decreto autonómico que rebajaba a 35 horas semanales la jornada laboral de los funcionarios y de que la Abogacía del Estado presentara una demanda judicial contra la convocatoria presuntamente irregular de la 26ª promoción de la Ertzaintza para incorporar a 250 nuevos agentes.
Iniciativas judiciales en las que tribunales vascos han dado, al menos inicialmente, la razón a Urquijo, convertido en el pim-pam-pum de las descalificaciones del PNV, que en los últimos años ha apoyado las iniciativas de EH Bildu para exigir su destitución en Juntas Generales y varios ayuntamientos vascos.
La fotografía publicada el pasado 11 de diciembre en el diario nacionalista Deia de Urquijo junto a su familia cuando su esposa compraba un CD a un vendedor ambulante en Bilbao y la sentencia del Tribunal Superior de Justicia a favor de una txupinera cercana a los presos de ETA, incrementaron la presión sobre Urquijo cuando, según fuentes del PP vasco, la decisión sobre su relevo ya estaba tomada.
Un cambio en el que los populares vascos utilizaron ayer el mismo argumento al que se recurrió el pasado 18 de noviembre para reemplazar a Llanos de Luna por Enric Millo en la Delegación del Gobierno en Cataluña. «Un perfil más político», repitieron ayer fuentes populares, que ya preparan el acto del relevo de Urquijo por Javier de Andrés, que tendrá lugar el próximo 9 de enero con la presencia de Sáenz de Santamaría y de Alfonso Alonso.
El relevo de Urquijo acordado entre ambos obligó a Alonso a mover alguna de sus piezas más apreciadas. La designación de Javier de Andrés como nuevo delegado del Gobierno pretende contrarrestar las críticas internas que Alonso ya recibió en el día de ayer al considerar que por primera vez en la historia del PP vasco es el PNV quien decide la continuidad o no de un delegado del Gobierno en Euskadi.
Ex diputado general de Álava y parlamentario, De Andrés fue, junto a Javier Maroto, el dúo de candidatos que el PP presentó en Álava en las elecciones municipales y forales de 2015, que ambos ganaron en votos pero que no les permitió mantener ni la Alcaldía de Vitoria ni la Diputación alavesa. El nuevo delegado del Gobierno también ha mantenido un discurso cercano a las víctimas y, en los dos últimos años, se erigió en la única oposición a los nacionalistas en Álava.
Alonso y De Andrés, además, acordaron aprovechar esta sustitución para hacer un relevo orgánico en el PP y proponer al senador Iñaki Oyarzábal como nuevo presidente en Álava. Oyarzábal regresa oficialmente a la dirección del PP vasco tras ser apartado de ella por Arantza Quiroga en marzo de 2014, en lo que fue el principio del fin del fugaz mandato interno de la política guipuzcoana.
Carlos Urquijo. Eterno vigilante contra los abusos abertzales
Carlos Urquijo Valdivielso (Llodio, 1964) dejó acuñado en una frase el sentimiento de cientos de concejales del PP vasco que durante décadas asumieron con valentía el coste de enfrentarse a ETA y a sus cómplices políticos. «Si hubiera pensado en mi integridad física, no habría sido concejal», respondió al tribunal de la Audiencia Nacional que juzgaba a 19 simpatizantes de Batasuna que el 14 de junio de 2003 zarandearon, insultaron, abuchearon y hasta arrojaron una papelera a Urquijo, Santiago Abascal Conde, Santiago Abascal Escuza, Monserrat Canive, Rosa María Torres y Esaú Martín.
Las broncas provocadas por los simpatizantes de la izquierda abertzale en el Consistorio de su localidad natal curtieron a un político vocacional que se convirtió muy pronto en una de las voces que con más dureza denunció la complicidad de Batasuna y sus marcas afines con ETA pero, también, en un férreo opositor a las decisiones que desde el Departamento de Interior vasco adoptaban consejeros como Juan María Atutxa o Javier Balza.
Urquijo, casado y con dos hijas, entendió pronto que su papel limitaba el reconocimiento a su trabajo a las esferas de su propio partido y de aquellas organizaciones como las víctimas del terrorismo y las Fuerzas de Seguridad del Estado que se sentían huérfanas de apoyo y reconocimiento. Muy cercano a Jaime Mayor Oreja, Carlos Iturgaiz y María San Gil, su experiencia parlamentaria constituyó un aval durante el mandato de Antonio Basagoiti que, consciente de las debilidades del PP en Euskadi, pretendió mantener unidas a las diferentes sensibilidades territoriales. La propuesta para que Urquijo fuera nombrado por segunda vez delegado del Gobierno en enero de 2012 volvió a evidenciar el continuo pulso entre el sector vizcaíno que propugnaba al economista Carlos Olazabal, con la pretensión del partido en Álava para que Urquijo asumiera una Delegación del Gobierno estrechamente vinculada a la lucha contra ETA.
Urquijo, un corredor de fondo que prácticamente a diario practica el running por los parques y paseos del sur de Vitoria, decidió aplicar con rigor las normas que obligan a todas las administraciones a garantizar las comunicaciones oficiales en euskera y en castellano, a vigilar por el cumplimiento de la Ley de Símbolos y, por supuesto, a denunciar ante la Justicia cualquier homenaje o acto de apoyo a ex presos de ETA y de sus organizaciones afines. Las sentencias judiciales obligaron a diputaciones y ayuntamientos gobernados por Bildu y por el PNV a situar la bandera de España en lugares preferentes pero, sobre todo, impidieron que cada uno de los presos etarras que cumplía condena recibiera un caluroso ongi-etorri (bienvenida, en euskera) con el que legitimar su actividad terrorista.
EL MUNDO – 31/12/16