ABC 02/09/14
· En caso de derrota el 18 de septiembre, los planes se centran en ahondar la autonomía
El Gobierno nacionalista escocés ha puesto en marcha planes de trabajo en la Administración regional para hacer frente a una hipotética derrota de la opción independentista en el referéndum previsto para el próximo 18 de septiembre. Con los sondeos muy igualados en la recta final de la campaña por la consulta, la «número dos» del Ejecutivo escocés que preside Alex Salmond, Nicola Sturgeon, ha pedido a los funcionarios regionales que organicen, por si acaso, una vuelta al trabajo «muy rápida» si los escoceses optan por decir «No» a la independencia.
· La sensación de que cualquier cosa es posible ha llevado a Cameron a admitir que está «nervioso» Los nacionalistas tienen la intención de mostrarse «muy ocupados y llenos de ideas» si pierden la votación
A falta de solo 16 días para la votación, los sondeos atribuyen un 48% de apoyo al «No» por un 42% de partidarios de la separación del Reino Unido. La sensación de que cualquier cosa es posible ha llevado al propio primer ministro conservador, David Cameron, a mostrar en público su «nerviosismo» por el resultado, según reconocía la semana pasada. Y, en el bando contrario también cunde el nerviosismo. Más allá de la optimista retórica de la campaña independentista «Sí Escocia», los primeros espadas de Salmond han comenzado sus propios preparativos por si la campaña nacionalista no logra remontar las encuestas.
Según el «Telegraph», Sturgeon y el ministro de Finanzas escocés –y peso pesado del Partido Nacional Escocés (SNP) de Salmond–, John Swinney, habrían movilizado a la Administración regional para «pasar página, muy rápido», en caso de derrota de la opción separatista. A la dirección nacionalista le preocupa quedarse desubicada políticamente el día después de un hipotético triunfo del «No», y quiere evitar que los partidos de ámbito nacional se hagan con la agenda constitucional.
Plan B nacionalista
Todas las formaciones nacionales, tanto los conservadores y liberales que conforman la coalición de Gobierno como la oposición laborista, han prometido una mayor descentralización del Reino Unido y una transferencia de nuevas competencias a la autonomía escocesa, restablecida en 1999, en caso de que los electores digan «No» a la independencia. Y Sturgeon y Swinney, según el «Telegraph», habrían pedido a los funcionarios del Gobierno escocés que restablezcan puentes con sus homólogos en la Administración británica después de más de dos años y medio de campaña por la independencia.
En este tiempo, el gobierno del SNP ha sido acusado de hacerles cruzar indebidamente la frontera entre la dirección política del Ejecutivo y el personal administrativo, de quien en Reino Unido se espera una escrupulosa neutralidad. En caso de una victoria del «No», se cree que Sturgeon asumiría la jefatura de Gobierno si, como apuntan algunas fuentes, Salmond dimite. En este escenario, Swinney utilizaría el presupuesto para el curso 2015/2016 para retomar la iniciativa política de cara a las elecciones regionales de 2016. En los comicios de 2011, el SNP —con Salmond de candidato— logró una inesperada mayoría absoluta, con la promesa de un referéndum en el programa.
El escenario político en caso de derrota el próximo 18 de septiembre discurriría ya por una senda de tipo autonómico, y no por la de la soberanía –Salmond quiere proclamar la independencia en marzo de 2016 si gana el «Sí»–. «Swinney tiene toda la intención de mostrarse muy, muy ocupado si gana el ‘No’ en el referéndum», explica una de las fuentes consultadas por el «Telegraph». «Quieren que se les vea ocupados y no como malos perdedores desprovistos de ideas», añade. Swinney se está encargando también de movilizar su agenda de contactos en el mundo empresarial a ambos lados de la «frontera» para este posible nuevo escenario, en el que se espera que el SNP pase a defender la opción de una transferencia máxima de poderes al Parlamento escocés.