ABC – 03/12/16
· Mandan a la número dos de «Exteriores» catalana a la celebración de la Constitución.
· Ambas administraciones acuerdan reducir la litigiosidad y reactivar la Comisión Bilateral.
La Generalitat y el Gobierno difieren en asuntos de principios –la soberanía, el referéndum…–, pero también coinciden en algo, que esos mismos asuntos no deben impedir llegar a acuerdos en otros aspectos. Ese es, por el momento, el punto de confluencia al que han llegado ambas administraciones en una nueva etapa que, al menos por parte del Gobierno, pretende ser de «entendimiento». La fase de deshielo –sin que ninguna de las dos partes haya renunciado a nada, debe decirse– se escenificó ayer en el Palau de la Generalitat, en la primera reunión entre el presidente Carles Puigdemont y el delegado del Gobierno en Cataluña, un Enric Millo llamado a ejercer de puente.
De entrada, Millo y Puigdemont estuvieron reunidos por espacio de dos horas, una inusual duración que sirvió para que el primero saliese con la «sensación» de que «han aceptado la mano tendida». «Hay una voluntad de entendimiento que, aunque con matices que no se pueden esconder, debe buscar a soluciones a los problemas que tenemos», apuntó Millo, que inisistió, en un mantra ya habitual: «No hay líneas rojas» para el diálogo si no se sobrepasa el marco legal.
La voluntad existe, otra cosa es que se avance en hechos concretos. De entrada, ambas partes coincidieron en la necesidad de reducir la litigiosidad, para lo que se señalan las comisiones sectoriales y la hibernada comisión bilateral como cauces para evitarlo.
La «mano tendida» del Gobierno se lee en la Generalitat de manera diferente. Tras el encuentro la portavoz Neus Munté aclaró que para ellos el diálogo es un «todo» que incluye el referéndum. La Generalitat duda de que la voluntad de diálogo sea sincera, por lo que piden actos «concretos». «De diálogo está bien hablar, pero lo mejor es practicarlo y en estos momentos no podemos acreditar que haya una oferta en firme, sino muchas apelaciones».
Desplante
Por el momento, la política de gestos que practica la Generalitat es más que explícita. Por lo pronto, Puigdemont sigue instalado en su negativa a acudir a la conferencia de presidentes autonómicos, pidiendo un trado bilateral, algo que el propio Millo le pidió que reconsiderase. Por la mañana se produjo otro «gesto de diálogo» de la Generalitat.
Así, el acto convocado por la Delegación del Gobierno para celebrar el Día de la Constitución no contó con la presencia de ningún miembro del Govern, que se limitó a mandar a la segunda del departamento de Exteriores. Por contra, lapresidenta del Parlament y una consejera sí fueron al consulado del Japón por la fiesta nacional de ese país.
ABC – 03/12/16