DIARIO VASCO, 17/2/12
El PP niega que las palabras del ministro supongan un cambio de rumbo, como interpreta la izquierda abertzale. El Ejecutivo insiste en que la «dimensión política» del final de la violencia no supone admitir el «conflicto»
El Gobierno y el PP insistieron ayer en contextualizar las polémicas palabras del ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, de que el final de ETA tiene «una dimensión política». La catarata de precisiones se acentuó también por la positiva acogida de la izquierda abertzale a la afirmación del ministro del Interior, una situación que incomoda al Ejecutivo central. Por ello, los populares reafirmaron ayer, en línea con lo publicado por este periódico, que el sentido de la frase del ministro era simplemente convertir «la derrota policial» de ETA en una «victoria política de los demócratas».
«Yo no hablé de un conflicto político» o de un «proceso político», precisó Fernández sobre su intervención del miércoles en el Congreso. El titular de Interior, que en los apenas dos meses que lleva en el cargo se ha visto envuelto ya en varias episodios controvertidos a raíz de sus declaraciones, recalcó que, «desde el 20 de octubre y fruto de la derrota policial», ETA «ha dejado de ser un problema fundamentalmente policial, que sigue siéndolo policial y por eso la Guardia Civil y la Policía siguen actuando, para tener una dimensión política». En resumen, que la intención del equipo de Mariano Rajoy es evitar que sea la izquierda abertzale quien rentabilice el final de la violencia en Euskadi, en especial en las próximas elecciones autonómicas.
En cualquier caso, la formación independentista se apresuró ayer a destacar que el Gobierno por fin reconoce un carácter político al «conflicto vasco». El excoportavoz de Batasuna, Joseba Permach, no dudó en calificar de «un paso en la buena dirección» las palabras del ministro en el Congreso. Una declaración «solemne», consideran en la izquierda abertzale, que busca ir preparando el terreno ante las víctimas de ETA y los sectores más ortodoxos del PP. La portavoz de la Diputación de Gipuzkoa, Larraitz Ugarte (Bildu), fue más allá y habló de «hito histórico» y de que el PP «reconoce que aquí hay un conflicto político». Amaiur preguntará el miércoles al presidente Rajoy que explique sus aportaciones al nuevo escenario sin violencia.
Todas estas interpretaciones fueron negadas por el PP vasco. Su número dos, Iñaki Oyarzábal, descartó que las palabras del ministro impliquen un cambio de rumbo en la política antiterrorista. Las circunscribió en el reto de derrotar políticamente «el proyecto totalitario de ETA». Su compañero Leopoldo Barreda replicó a Permach, en declaraciones a Europa Press, que «aunque ETA se disuelva, no habrá contrapartidas políticas».
Por su parte, el exlehendakari y fundador de EA, Carlos Garaikoetxea, aplaudió en Radio Euskadi las palabras del ministro. «Quiero entender que hay una aproximación a algo que es una obviedad, que todo esto tiene un origen histórico y político». El mediador del grupo de Currin, Alberto Spektorowski, agregó que se esperaba el «inmovilismo del PP», por lo que «cualquier cosa que se salga de eso es bueno».
El más prudente fue el fiscal general del Estado, Eduardo Torres-Dulce, que eludió posicionarse sobre si el fin de ETA tiene «dimensión política» porque «ese no es mi terreno, sino el de la legalidad».
DIARIO VASCO, 17/2/12