EL PAÍS, 13/7/2011
El Gobierno dejó traslucir ayer su satisfacción por el modo en que ha quedado repartido el poder foral y que da pie a un mayor liderazgo del Ejecutivo. «El lehendakari está dispuesto a ejercerlo», dijo la portavoz, Idoia Mendía.
Ni ella ni el consejero de Economía y Hacienda, Carlos Aguirre, que la acompañó en la comparecencia al término de la reunión semanal del Ejecutivo, ocultaron que prefieren esta situación, por más que complicada, al monolitismo de la oposición que le hacía el PNV desde las tres diputaciones.
Mendía consideró la nueva situación como «una oportunidad» y Aguirre puso en valor que ahora «la transversalidad la pone el Gobierno». Y sobre lo que más le concierne, su papel en el seno de órganos como el Consejo Vasco de Finanzas o el Órgano de Coordinación Tributaria, donde las tres diputaciones empataban hasta ahora al Gobierno, celebró que las decisiones en materia fiscal vayan a cambiar de escenario: «Hasta ahora se pasteleaban en Bilbao, cerca del Palacio de Justicia», ironizó, para referirse a la sede central del PNV en Sabin Etxea. Efectivamente, la Ejecutiva de este partido tuvo ese poder en sus manos cuando controlaba el Gobierno y al menos dos de las tres diputaciones. A partir de ahora, dijo Aguirre, habrá «un trazo de transversalidad» que nunca antes existió. «Sí, entramos en otra época», dijo el consejero, en una afirmación de carácter positivo, a la vista de la valoración que hizo de la nueva: será «más compleja», pero también «más bonita» y acarreará la obligación de «conciliar intereses bastantes diferentes».
El Gobierno ve en la nueva situación la ocasión de resaltar su centralidad y Mendía la exhibió ayer: «Nosotros podemos acordar con unos y con otros» una ventaja para el funcionamiento de esos órganos que requieren «mucho consenso», afirmó. De momento, Bildu se ha dado ya a valer al señalar que tiene más coincidencias en materia fiscal con el Gobierno que con las otras dos diputaciones.
Lo que la portavoz llamó «un tiempo diferente con tres colores políticos en las diputaciones», no será, a su juicio, «ni más difícil ni más fácil» que lo vivido hasta ahora, con solo dos partidos en el poder. Mendía consideró la nueva situación como «un reto» para que los cuatro partidos que tienen ahora responsabilidades de gobierno -PSE en Ajuria Enea, PNV en Bizkaia, Bildu en Gipuzkoa y PP en Álava- demuestran que están «por políticas de país, no partidistas». El lehendakari, adelantó, está dispuesto a asumir el liderazgo de país que hace falta. «Todos tendremos que estar a la altura de las circunstancias», instó.
Al Gobierno le cabe ahora un papel de arbitraje y mediación que no ha tenido hasta ahora y que la portavoz dijo que se traducirá «un un esfuerzo mayor». La pluralidad de la comunidad autónoma se ha trasladado ahora de modo gráfico a su realidad institucional, valoró, cosa que no había ocurrido nunca antes al completo. El Gobierno considera que el entramado institucional se mide ahora consigo mismo, ya que fue concebido en los primeros años ochenta y sus autores -nació determinado por los planteamientos del PNV – pensaron «que nunca se daría este supuesto», el de que el Gobierno y cada una de las diputaciones estén gobernados por un partido distinto. «Es un reto para todos», insistió. Aguirre se felicitó de que con el Gobierno socialista en los dos últimos años se haya producido la armonización fiscal -«cosa que no teníamos cuando llegamos»-, recalcó. Ello proporciona un suelo común de mucho valor en este momento.
La primera medición será el día 20 en las reuniones del lehendakari con los diputados generales. La agenda prevista incluye, además de la fiscalidad, infraestructuras, espacio sociosanitario y servicios sociales. Todo ello sobre una premisa básica; que el país es uno y no tres. Mendía matizó las expectativas de que dos de los diputados son nuevos y el carácter protocolario y de primera toma de contacto pesará más en su caso, advirtió
EL PAÍS, 13/7/2011