El Gobierno ve posible pactos con el PNV por su «pragmatismo»

ABC 09/12/16

· Rajoy habla de forma regular con el líder del partido vasco, Andoni Ortuzar; y Soraya Sáenz de Santamaría, con Josu Erkoreka

El «deshielo» Ya se han producido avances en tres asuntos previos: acuerdo sobre el déficit, el cupo vasco y la alta velocidad en Euskadi Los Presupuestos El Gobierno quiere negociar los Presupuestos con el PNV, ante un posible rechazo del PSOE. Si la comunicación avanza, habrá una reunión Rajoy-Ortuzar

Mariano Rajoy quiere cuidar la relación con el PNV, ese socio por ahora potencial que en un momento dado podría salvar la legislatura con el voto de sus cinco diputados. Los contactos entre el Gobierno y los nacionalistas vascos se suceden en las últimas semanas, en un proceso de «deshielo» que debería desembocar en una negociación sobre los Presupuestos Generales del Estado de 2017. El Ejecutivo está dispuesto a abrir la negociación presupuestaria con el PNV, con el objetivo de garantizarse la estabilidad al menos el próximo año.

El presidente del Gobierno mantiene conversaciones regulares con el líder del PNV, Andoni Ortuzar. La relación es fluida y poco a poco se van eliminando los recelos. «La clave está en la discreción, en no contar los contactos que se tienen», comentó Rajoy en una charla informal con los periodistas en el Congreso. Los contactos se están produciendo por tres vías, de momento de forma satisfactoria: Rajoy con Ortuzar, Sáenz de Santamaría con Josu Erkoreka, y Montoro con Pedro Azpiazu. El presidente del Gobierno y el líder del PNV refuerzan la relación institucional y eliminan resquemores, la vicepresidenta y el consejero de Presidencia del Ejecutivo vasco abordan los contactos desde el punto de vista político y el ministro de Hacienda y el consejero de la misma materia se ocupan de la parte técnica y más concreta.

«Moderación»
Desde el Gobierno y el PP se marca una diferencia muy clara entre el PNV y otros partidos nacionalistas: están convencidos de que no son lo mismo que la antigua Convergència, y los contactos están basados en la confianza. Fuentes de La Moncloa han elogiado el «sentido del pragmatismo y la moderación» que tiene el PNV del lendakari, Iñigo Urkullu, y del propio Ortuzar. «Con el PNV se puede dialogar y pactar», concluyen.

Los contactos han servido para relajar las tensiones evidentes que existían en la primera legislatura de Rajoy, la de la mayoría absoluta del PP, y para constatar un cambio de talante entre ambas partes. El muro que los separaba se ha roto y ahora el diálogo fluye con normalidad. La diferencia entre el discurso del PNV en el discurso de la investidura fallida de Rajoy, a principios de septiembre, y el que defiende en este momento es muy evidente.

El 31 de agosto, en plena precampaña vasca, el portavoz del PNV en el Congreso, Aitor Esteban, tachaba de «rancio e irresponsable» el discurso de Rajoy, y advertía de que el Gobierno debería tener una actitud «muy diferente» respecto al País Vasco y su Ejecutivo autonómico. La investidura definitiva de Rajoy, a finales de octubre, se produjo después de las elecciones vascas del 25 de septiembre, pero Urkullu no había sido investido aún, ni existía un acuerdo para ello. Se vio ya cierta distensión entre ambos. Pero con el paso de las semanas el tono de las declaraciones se ha rebajado de forma considerable y desde el PNV se admite que hay un «acercamiento» y una «relación fluida y cordial» con el Gobierno de Rajoy.

Esta semana, Esteban ha reconocido que «hay canales de diálogo con el Gobierno español, pero el diálogo lleva tiempo». «El deshielo no se produce en dos días. Hay cosas que están cambiando, pero de momento solo hay buenas palabras», ha explicado.

«Piedrecitas», según el PNV
Los contactos consisten, de momento, en pasar información y documentación sobre asuntos parlamentarios e iniciativas que está planteando el Gobierno. Es un primer paso, pero el PNV lo valora porque se viene de una era de «glaciación». «Si quieren que creamos que viene una época en la que impere el diálogo, tienen que ir eliminando esas piedrecitas que ponían antes en el camino».

Esta primera fase de deshielo está consistiendo en allanar el camino, limpiarlo de esas «piedrecitas» y llenarlo de buenas intenciones. En su última reunión con Montoro, el consejero Azpiazu logró avances en tres asuntos fundamentales para el Ejecutivo vasco: el déficit, el cupo vasco y la alta velocidad. Se trata de preparar el terreno para la primera gran negociación con el PNV, la de los Presupuestos de 2017.

Para Rajoy, los Presupuestos son «harina de otro costal». De momento el Gobierno no ha empezado a hablar de este asunto con el PNV, pero en todo caso en La Moncloa señalan que el paso más complicado era el del techo de gasto y los objetivos de déficit público, y estos han salido adelante gracias al pacto con los socialistas. «Para negociar los Presupuestos, el Gobierno extenderá la manta en el suelo con todo lo que se puede negociar, como un zoco», según fuentes parlamentarias populares. El Gobierno confía en que pueda lograrse un acuerdo satisfactorio para ambas partes con el PNV. En La Moncloa subrayan que su primer objetivo es preservar el acuerdo con Ciudadanos y pactar con el PSOE. Pero reconocen que será difícil el «sí, quiero» de los socialistas, que no quitan el ojo de encima a Podemos, a los Presupuestos, la ley más importante del año. Rajoy lo intentará hasta el final, pero el Gobierno se teme que el PSOE acabe presentando una enmienda a la totalidad, que se debatiría en un Pleno a finales de enero o febrero.

El objetivo del PP es que ninguna enmienda a la totalidad consiga los votos suficientes para salir adelante. Para ello cuenta con sus votos (137), más los de Ciudadanos (32) y Coalición Canaria (1), y ahí es donde entra el PNV (5). Serían 175 votos, justo la mitad, que impedirían que se aprobasen esas enmiendas a la totalidad de los Presupuestos. No serían «síes» al proyecto, sino «noes» a los vetos de otros grupos, lo que facilitaría la adhesión del PNV. Superado ese trámite, se abriría el «zoco» de las enmiendas parciales, y el Gobierno considera que lo más complicado estaría ya superado.