EL MUNDO – 02/03/16
· El Govern trata de evitar el veto del TC a la consejería de Romeva con un ardid semántico.
· «No pondremos típex en las tarjetas del conseller». Así de claro hablaba hace unos días el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, contra la suspensión temporal de su Consejería de Asuntos Exteriores, instada por el Tribunal Constitucional (TC) tras un recurso del Gobierno central.
Pero los servicios jurídicos de la Generalitat han aconsejado a Puigdemont que rectifique. Así que el Govern anunció ayer que cambia el nombre de la consejería para esquivar la suspensión: de Departamento de Asuntos Exteriores, Relaciones Institucionales y Transparencia se pasa a Departamento de Asuntos y Relaciones Institucionales y Exteriores y Transparencia.
Esa ligera variación provoca que el sintagma Asuntos Exteriores ya no figure en el nombre de la consejería. El Govern atribuye el recurso al TC a una «argucia» del Ejecutivo central y cree que un «debate semántico» no debe «parar» el trabajo de ese Departamento.
Es la primera vez que Cataluña tiene un departamento dedicado en exclusiva a la acción internacional. Su principal cometido, según la Generalitat, es el de internacionalizar las razones que han llevado al Govern a impulsar el proceso independentista, una tarea en la que hasta ahora ha tenido poco éxito.
La Generalitat es consciente de que la rectificación puede interpretarse como una nueva capitulación de un Govern que se suponía que iba a plantar cara desde el principio. Por eso, ayer tanto el conseller del ramo, Raül Romeva, como la portavoz de la Generalitat, Neus Munté, se empeñaron en transmitir, de manera un tanto enrevesada y contradictoria, que nada cambia.
«No hay típex. El nombre del departamento es el mismo, las funciones son las mismas», repitió Romeva. «No quedaremos atrapados por esta argucia legal que el TC intentó: es una cuestión de nombre, no hay ninguna vulneración de competencias», añadió.
Esas explicaciones no convencieron al otro partido independentista del Parlament. Tras quejarse de que no había sido informada del cambio, la CUP dejó claro que «no comparte» las modificaciones. «Puestos a cambiar, podrían haber utilizado la denominación de cancillería», se burló el diputado antisistema Albert Botran. La CUP interpreta la modificación como una cesión «ante la presión del Estado».
Ciudadanos, en cambio, dijo que el cambio de orden de las palabras en el nombre de la consejería es «propio de trileros» y advirtió de que podría suponer «un engaño» al TC.
Por su parte, el ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación, José Manuel García-Margallo, recordó a la Generalitat que el Gobierno motivó su recurso en que la política exterior es competencia del Estado y que el cambio de nombre de la consejería no modifica ese precepto.
EL MUNDO – 02/03/16