SANTIAGO GONZÁLEZ-El Mundo
Durante el magro informativo de Rosa Mari Mateo en el descanso del partido España-Noruega la noticia del día para TVE fue su vuelta. ÉL era el protagonista de La Sexta Noche: una hora y 24 minutos frente a Iñaki López, María Llapart e Hilario Pino.
Nuestro héroe tiene un ego que no le cabe en la bragueta. Cuando le mostraron el vídeo de La Tuerka en el que defendía la tenencia de armas por particulares, habló de la Segunda Enmienda, dijo que el derecho a llevar armas es una de las bases de la Democracia y evocó la experiencia de los Panteras Negras, que patrullaban armados por sus barrios.
Por aquel entonces ÉL soñaba con ser en España como Eldridge Cleaver, el ministro de Información del Black Panther Party, un tipo a quien la personalidad le desbordaba la entrepierna. Retirado de la política se dedicó a diseñar unos pantalones con depósito exterior para alojar la verga. Busquen en Google «Eldridge Cleaver pants» y encontraran fotos del diseñador, que también hacía de modelo de sus propios pantalones, con su invento puesto. Fue el único detalle que le faltó al macho alfalfa en su regreso.
Habló de la prensa, de la presión de los poderosos sobre los periodistas y la falta de libertad en los medios. Hombre, no lo dirá usted por éste, venía a decir Iñaki López, a lo que ÉL respondía colegando y con tuteo: «Hombre Iñaki, sólo faltaría». Con María Llapart levantó una barrera protocolaria: «Mire, señora Llapart, déjeme hablar, señora Llapart», y así hasta 13 veces. Con Hilario Pino pasó del tuteo al usted a la segunda pregunta difícil.
No hubo mucha repregunta, aunque Pino no le permitió el sofisma de ampararse en la ley para explicar la indemnización mínima a los 11 trabajadores errejonistas conforme a la reforma laboral del PP que tanto combatió. No era obligatorio pagarles el mínimo, ni se puede confundir aquello a lo que la ley obliga con lo que permite. Hasta López tuvo su momento cuando ÉL equiparaba a Torra poniendo lazos y a la Junta Electoral ordenando su retirada, «una chorrada» con la que se abrían informativos. Ahí se vino arriba Iñaki López: «Que un gobernante no cumpla la ley, ¿no le parece una noticia para abrir informativos?».
ÉL, ya juguete roto, ha vuelto a la política y su novia a la preñez. Ambos tienen una afinidad gestual en el ceño y en que se expresan a mordiscos. Son dos críspulos que hablan igual, aunque ella tiene los dientes más blancos y parejos.
No sabemos cuantos votos le quedarán de los cinco millones que tuvo, gentes desacomplejadas que no temen ser tomadas por idiotas. Cuando empiecen a disfrutar de los efectos de su voto, pueden consolarse pensando en la Venezuela bolivariana que tanto ayudó a construir. Podría ser peor.