EL MUNDO – 11/09/15 – F. JIMÉNEZ LOSANTOS
· Margallo, la vanidad hecha ministro, ha conseguido que García Albiol haga el ridículo por tercera vez en diez días, igualando así la marca olímpica de González & Juliana en Can Godó. Albiol, candidato del PP, ha presentado el recurso sobre la normativa del Constitucional para «acabar con la broma». De risa. Albiol ha ofrecido a Ciudadanos un «decálogo» de cinco puntos sobre la unidad de España copiando la moción presentada por C´s en 11 parlamentos autonómicos. De pena. Y ayer, pese a su condición de ala-pivot, Albiol no impidió que Margallo se colara hasta la cocina y se cargara su discurso sobre Cataluña, asunto predilecto del amigonistro de Rajoy y en el que siempre desbarra.
Mientras el PP intenta que Albiol frene a Ciudadanos –único rival para Rajoy en las elecciones catalanas–, Margallo va y ofrece la cesión total del IRPF a la Generalidad y negociar el reconocimiento del «hecho catalán» «en la realidad hispánica». Salvo que Montoro extienda el Fondo de Liquidez Autonómica a la quebrada Puerto Rico, el «encaje hispánico» de Cataluña lo lograron los Pujol al hacerse con el Puerto de Rosario, cuna de Messi, a la que se volvió su hermana porque no encajaba la «inmersión» lingüística en catalán. Ningún Estado hispánico aceptaría el apartheid que España acepta para la lengua común, aquí nacida y sólo aquí perseguida.
Vamos al «hecho catalán», del que habla el amigonistro. El problema legal, político y moral que tiene España no es encajar el «hecho catalán», sino exactamente el contrario: que Cataluña «encaje» el «hecho español», el suyo y el de todos, aceptando lo que siempre ha sido y es para al menos la mitad de su población: una parte de España; que deje de perseguir a los que pretenden usar el español en las aulas con la misma libertad que el catalán; y que reconozca que su economía, desde hace más de un siglo (del Arancel Cambó a la SEAT) es la beneficiaria de un mercado cautivo del que ahora se fingen esclavos.
Ese «hecho español» –cultural, legal, político y económico– es el que no acepta el separatismo catalán. Y aceptando ese «golpe de Estado a cámara lenta» (González dixit), el amigonistro anuncia que Rajoy piensa hacer lo mismo que PSOE y Podemos: cargarse la soberanía nacional española y que paguemos todos el AVE de los Països Catalans. El hecho que nos ha deshecho.