El hombre del día

JOSÉ MARÍA CARRASCAL – ABC – 20/11/16

· El presidente puede ceder en puntos importantes, pero no en lo básico: la recuperación económica y la unidad de España.

«Las ciencias adelantan que es una barbaridad», se cantaba en la Verbena de la Paloma. Y los tiempos, no les digo nada. Hace un año, Rajoy era para la mayoría de los analistas de uno y otro bando un hombre acabado, al que le quedaban cinco telediarios. En la cumbre-despedida de Obama en Berlín ha sido el más felicitado, por su reelección, por crecer España más que ningún otro país europeo y por ser el gobernante más seguro en su cargo.

Aun congratulándome de ello, no me fiaría demasiado. La seguridad de Rajoy es más que nada inseguridad de sus adversarios. El PSOE está metido en una crisis que le llevará meses superar, si es que la supera. Sus famosas dos «almas», la radical y la moderada, mantienen un pulso por el rumbo a seguir, saldada, de momento, con el triunfo de la segunda y la purga de elementos prosanchistas. Pero va a costar convencer a la militancia de que no hay más remedio que girar hacia el centro si quieren mantener la línea de la socialdemocracia europea. Aunque tienen que andarse con muchísimo cuidado, no vayan a pasarse de frenada y les ocurra lo que al socialismo italiano y al griego, devorados por la izquierda radical y populista, es decir, Podemos.

Aunque también Podemos tiene sus problemas y conflictos internos, por más que intente ocultarlos. Se los expuse en mi última «postal»: con el radicalismo, de izquierda o de derecha, pueden ganarse elecciones. Pero es muy difícil, por no decir imposible, gobernar, al no tener las fórmulas adecuadas para la crisis de la que aún no hemos salido. Y, unido a los nacionalistas, menos, pues el nacionalismo es justo lo contrario de la izquierda radical, aunque ambos estén contra la democracia parlamentaria, desgastada por años de complacencia, corrupción e ineptitud. Como esa alianza nada santa de extrema izquierda y nacionalismo –que es extrema derecha– está de moda, tendremos tiempo y ocasión de analizarla a fondo, como se merece, y vuelvo a Rajoy.

Su mayor riesgo no es sólo que los partidos constitucionalistas, el PSOE concretamente, se vuelvan anticonstitucionales, como estuvo a punto de hacerlo con Sánchez –que parece no haber perdido la esperanza de hundirlo–, sino que Rajoy sea infiel a sí mismo con sus ansias de diálogo y consenso que no se cansa de expresar.

Uno puede pasarse tanto de frenada como de acelerador, y, si bien el presidente puede ceder en puntos importantes pero no esenciales de la política que ha venido haciendo, como son los cargos y las personas, no puede ceder en lo básico, que ha enunciado más de una vez: la recuperación económica (o creación de empleo) y la unidad de España (o soberanía del pueblo español plasmada en la Constitución). Lo demás es negociable, pero esos dos pilares debe mantenerlos, si no quiere pasar de gobernante más seguro de Europa al más endeble. Con gran contento de sus enemigos, que son todos.

JOSÉ MARÍA CARRASCAL – ABC – 20/11/16