Juan Pablo Colmenarejo-ABC

  • Sánchez tiene pendiente saldar su deuda con quienes, tras la sedición, le llevaron bajo palio a La Moncloa con la moción de censura

El 14 de diciembre de 2017, Iceta abrió la veda: «Hay que cerrar heridas». Sucedió antes de las autonómicas convocadas por Rajoy, activado todavía el artículo 155 de la Constitución, tras un apoyo con reparos del renacido sanchismo. El líder del PSC se adelantó al juicio y pidió el indulto para los independentistas de la soñada rebelión. Dos años después, los jueces de Marchena sentenciaron aquel golpe al 78 como sedición y también, que no se olvide, malversación de caudales públicos, es decir, corrupción por el uso del dinero público para fines ilícitos. El eco de Iceta llega a su destino y el Gobierno de Sánchez prepara el terreno de las elecciones del próximo 14 de febrero lanzando al PSOE (cepa sanchista) a defender el indulto para los sediciosos y malversadores que garantizan una legislatura completa.

Sánchez habla por boca de Ábalos -en «La Vanguardia», por más señas- de «obligación moral de aliviar tensiones». Dicho sin vacuna, ni anestesia con sello del Gobierno de España. Si lo van a hacer, y con la firma del Rey para satisfacción de los condenados, por lo menos que no se adornen tanto. Ofenden incluso a los amorales capaces de mirar para otro lado mientras le abren con fanfarria, de par en par, la puerta de la celda al socio Junqueras.

Sánchez tiene pendiente saldar su deuda con quienes, tras la sedición, le llevaron bajo palio a La Moncloa con la moción de censura. El pago diferido ha renacido en la negociación de las cuentas de 2021. ¿Indultos? Ábalos: «Tenemos la obligación». Nada es gratis. Y, además, siguiendo a Iceta, hay convicción de parte, no solo se trata de una liquidación de las cuentas pendientes.

El indulto para quienes no se arrepienten y la rebaja de la pena por sedición, dejando su repetición en un asunto menor, inicia la formación de un Gobierno autonómico que con la ayuda de los socialistas haga desaparecer definitivamente al Estado de Cataluña, aboliendo, con hechos silenciosos la Nación constitucional en una parte del territorio. Los indultos a quien realmente alivian es a Sánchez.