LA RAZÓN, 17/4/12
La Policía francesa reconstruyó todos sus movimientos en suelo galo
MADRID-«¿Dónde estaba el 1 de diciembre de 2007? La Policía francesa siempre ha estado convencida de que Garikoitz Aspiazu («Txeroki») tuvo algún tipo de participación en el asesinato, en aquella fecha, de los guardias civiles Raúl Centeno y Fernando Trapero en la localidad gala de Capbreton. Investigaciones posteriores han venido a demostrar que el que acompañaba a Saioa Sánchez y Asier Bengoa era Mikel Karrera, «Ata». Lo cierto es que, gracias a los datos aportados por la Benemérita, todos los que participaron en el doble crimen han sido ya arrestados.
Tras su detención, en Cauterets, en noviembre de 2008, los agentes galos sometieron a «Txeroki» a varias sesiones de interrogatorios. Salvo algunos detalles, se negó a contestar a las preguntas que, sin embargo, ofrecen muchos datos sobre las actividades de este cabecilla de ETA en su periodo de clandestinidad en Francia. «Les repito que lo único que acepto decirles es que soy Garikoitz Aspiazu Urbina, que en el seno de la organización ETA, de la que soy militante, se me llama por el alias de “Txeroki”. Por lo demás, no tengo nada que decir», fue una de sus pocas respuestas. Los agentes le recordaron que él mismo había reconocido, ante dos etarras de un «comando» que mandó a Navarra, ser el autor del asesinato de los guardias, pero también ante esta pregunta, guardó silencio.
Los agentes franceses habían preparado con toda minuciosidad los interrogatorios, de tal modo que los silencios de «Txeroki» se convertían en imputaciones directas. Las primeras preguntas se referían al lugar del doble asesinato. «¿Conoce usted el municipio de Capbreton? No puede ignorar que el 1 de diciembre de 2007, Raúl Centeno y Fernando Trapero, dos guardias civiles españoles, fueron fríamente abatidos por un grupo de militantes de ETA, acción reivindicada ulteriormente por esta organización. ¿Qué puede decirnos al respecto? ¿Participó en estos asesinatos? ¿Sabe cuáles de los activistas bajo su autoridad cometieron este doble asesinato?».
A sangre fría
«La decisión de abatir a sangre fría, sin necesidad, a dos representantes de las Fuerzas del Orden sólo ha podido ser tomada al más alto nivel de ETA. ¿Dio instrucciones en este sentido, o tomó usted mismo la decisión de ejecutarlos durante un encuentro fortuito?».
Las huellas digitales del «Txeroki» habían sido encontradas en dos de los automóviles usados por los terroristas para huir de Capbreton, y en el piso de Toulouse que les servía de base. «¿Se niega a contestar en lo que respecta a la utilización por su parte de un Peugeot 307 gris, robado con sus llaves el 19 de julio de 2007, en Le Chatelet y que fue abandonado por los asesinos de los guardias civiles?». «¿Tampoco nos quiere responder en lo que respecta a la utilización por su parte de un Renault Clio verde, robado con sus llaves el 5 de noviembre de 2007, en Lombez, también utilizado por los asesinos de los guardias?».
El silencio le incrimina
La cascada de datos que le incriminaban obtenía el silencio como respuesta. A continuación, las cuestiones se refirieron a la pistola que había sido encontrada en su poder y cuya «propiedad» (seguro que no la había comprado con su dinero), reclamaba: «En el interior del Renault Clio se descubrieron numerosos objetos y, principalmente, 142 cartuchos percutidos. Entre estos últimos, 71 cartuchos eran de calibre 9mm. ¿Se trata acaso de municiones disparadas con su pistola automática HS que estaba cargada con municiones del mismo calibre? Entre los casquillos 9mm encontrados en este Clio, 9 cartuchos fueron percutidos por la misma arma que dio muerte a Raúl Centeno y a Fernando Trapero.».
Los agentes continuaron aportando datos que implicaban a «Txeroki»: «Fue en este mismo coche Clio donde se encontró, además, una tarjeta SIM correspondiente a un teléfono comprado por Eneko Gogeascoechea, bajo la falsa identidad de Thomas Abadia. ¿Confirma este hecho? Este teléfono sirvió para formalizar el alquiler de un piso en Toulouse (…) Durante el registro se descubrió, dentro de un mueble, una hoja en euskera en la que había escrito unos menús. ¿Le recuerdan algo estos menús? En esta hoja, se le identificó a usted formalmente por dactiloscopia. ¿Sigue usted negando haber alquilado este piso?».
Aficionado a las armas
A «Txeroki», que ordenó el atentado de la T-4, se le encontró en posesión de una pistola automática en perfectas condiciones. Incluso dijo que era suya. Entonces, los policías le comentaron que «todo esto lleva a pensar que usted es un aficionado a las armas». «¿Cuál es el origen de este arma?». Tampoco contestó.
LA RAZÓN, 17/4/12