El largo viaje de la intransigencia

EL PAÍS 19/07/15
JOSÉ LUIS BARBERÍA

· La violencia terrorista ha contaminado el relato y el proyecto nacionalista para gran parte de la sociedad navarra

Navarra figura entre los tres primeros puestos en todos los ranking de bienestar económico y social en España. Es la autonomía con menor desempleo, la segunda en saldo comercial absoluto, la tercera en renta per capita y una de las que más destina a prestaciones sociales. Dispone de un potente sector industrial —el 28,9% del PIB— con un marcado sello innovador y una financiación de I+D+i privada en más del 70%. Los informes Pisa sobre su nivel educativo le sitúan por encima de la mediocre media española. “Todo este activo está en peligro”, sostiene el presidente Confederación de Empresarios de Navarra (CEN), José Antonio Sarría.

El empresario piensa que la libertad misma corre peligro en Navarra y que España debería darse cuenta de lo que está en juego y eliminar la Disposición Transitoria Cuarta de la Constitución que, a su juicio, estimula permanentemente la perspectiva nacionalista vasca de anexionarse esta comunidad y romper con España. “ETA se ha retirado, pero la violencia de baja intensidad y la coacción permanecen: esas miradas de odio en el bar, los carteles en los que te difaman y luego, esos municipios en los que los partidos UPN, PP y PSN no consiguen candidatos para sus listas electorales. El presidente de la CEN se refiere a comarcas como la Sakana en las que parece imperar esta ley de hierro: en las áreas en las que Batasuna-Bildu alcanza una posición de ventaja, su dominio político-social acaba siendo asfixiante.


· ETA se ha retirado pero la coacción permanece», afirma el presidente de los empresarios navarros

La tierra de promisión del nacionalismo vasco es, forzosamente, el espacio de fricción en el que se libra la doble batalla por la conquista del territorio y la ruptura con España. Hay dos elementos que explican por sí solos el alto voltaje del roce en la convivencia de las dos Navarras. El primero de estos elementos es que el alzamiento franquista fue respaldado mayoritariamente en Navarra y hasta incubado allí. Espoleado por la Iglesia católica, el carlismo se sumó entusiasta a la sublevación militar, luego fracasada, que daría paso a la guerra civil.

El segundo elemento, igualmente perturbador, es que, dada la debilidad del PNV navarro, el nacionalismo vasco ha estado encarnado aquí durante estas décadas por el brazo político de ETA. En los últimos años del franquismo y primeros de la Transición, buena parte del carlismo evolucionó hacia el nacionalismo vasco, de forma que antiguos feudos de este movimiento conservador, integrista, pasaron a ser dominios abertzales. Se han dado así situaciones lacerantes de esquizofrenia familiar, casos en los que nietos o hijos de los que fueron a la guerra “a matar rojos por Dios y por España” (hubo fusilamientos masivos de socialistas, comunistas y anarquistas de La Ribera navarra tras la sublevación) acabaron encuadrados en ETA. La bandera española fue quemada y sustituida por la ikurriña y el fervor y la intolerancia católica dieron paso al anticlericalismo furibundo. En esa misma sartén fundamentalista debieron curtirse dirigentes de la Batasuna navarra que con tanto afán justificaron la “socialización del sufrimiento” de ETA.

Lo difícil no es tanto cambiar de ideas como cambiar de forma de pensar», asegura la profesora Mari Cruz Mina

“Se ha pasado de una intransigencia a otra. HB, Batasuna-Bildu es heredera del carlismo”, sostiene el profesor de Derecho Constitucional, Javier Tajadura. “La primera lista de HB estaba formada casi en su totalidad por gentes procedentes del carlismo”, recuerda, a su vez, José Manuel Ayesa, anterior presidente de la CEN. Ya dice Mari Cruz Mina, catedrática de Historia del Pensamiento Político, que “lo difícil no es tanto cambiar de ideas como cambiar de forma de pensar”. Aunque ETA se ha retirado, el molde ideológico del integrismo y el sectarismo no ha desaparecido. “La semilla de la violencia sigue estando aquí con una clara tendencia totalitaria”, afirma Juan Gracia Armendáriz, escritor navarro afincado en Madrid. Autor de la novela autobiográfica Piel Roja, Gracia Armendáriz fue tomando nota de los cambios cotidianos en la sociedad navarra durante sus periódicas visitas familiares. “El nacionalismo ido ganando terreno en el plano sociológico. Un día bajabas del tren y te encontrabas con letreros en euskera, otro día descubrías que muchos conductores llevaban en sus coches pegatinas con la figura de una oveja “latxa”, a imitación del asno que se ha convertido en el animal totémico catalán, en otro viaje comprobabas que los parroquianos de los bares del Casco Viejo se saludaban alto y claro en vascuence aunque solo hablaban cuatro palabras”.

Que Bildu haya conseguido la alcaldía de Pamplona con solo 5 de los 27 concejales le ha dejado a Pilar Aramburo, exdiputada foral del PSN y antigua alcaldesa de Burlada, un regusto amargo de derrota. “Somos una sociedad crispada, pero también domesticada y acobardada. Viendo lo que ha pasado, me pregunto cómo no nos conmovimos más, cómo renunciamos a nuestra libertad. Ellos han puesto aquí 46 muertos, la dosis suficiente para conseguir sus objetivos. Ahora ya no les interesa matar”.


· Somos una sociedad crispada, pero también domesticada y acobardada», sostiene la exdiputada Pilar Aramburo

Esta mujer valiente fue denunciada por “represora” porque se abstuvo en la votación parlamentaria para modificar la misma ley del euskera que había sido propuesta en su día por su grupo. Los “defensores de la lengua vasca” colocaron una pancarta acusatoria con su fotografía y su hombre en la ikastola en la que estudiaba su hija. Aramburo ama el vascuence —ha grabado un disco con canciones en esa lengua—, pero en los tiempos en los que anduvo escoltada pasó por una situación de pánico cuando viajaba en autobús y una persona a su espalda dijo unas palabras en euskera. “Lo he superado”, dice.

La violencia terrorista ha contaminado permanentemente el relato y el proyecto nacionalista a ojos de gran parte de la sociedad navarra. Una gran mayoría, superior al 70%, se opone a integrarse en Euskadi, pero la refundada izquierda abertzale que saborea estos días las mieles del triunfo cuenta con un recorrido exitoso, ahora que empieza a difuminarse la sombra del terrorismo.