Tonia Etxarri-El Correo
La unidad (ficticia) que tanto suelen invocar los políticos en momentos de apuro no pasó ayer la prueba del algodón en el Congreso. Finalmente, se mantuvo el pleno parlamentario, porque así lo quisieron los socialistas desatendiendo la petición del PP de suspender la sesión. A pesar de las circunstancias tan trágicas que había provocado la dana en Valencia, Castilla-La Mancha y Andalucía. A pesar de las decenas de muertos. A pesar del lazo negro que adornaba el ánimo y recorría los confines de un país que se lamentaba por la indefensión ciudadana ante el rugido de la naturaleza. Los gestos de condolencia, cercanía y solidaridad se dan por hecho en momentos tan devastadores. Se deben visualizar. Pero los intereses del Gobierno y sus socios iban por otro lado. El control sobre RTVE, por encima de todo.
La necesidad de convalidar el polémico decreto ley apremiaba a la Moncloa. Ese decreto con el que la izquierda se asegura el control del Consejo del ente público para los próximos seis años. Un Consejo de 15 miembros del que todos menos cuatro representarán a la coalición de investidura, con la excepción de Bildu. El PP, el partido que ganó las elecciones, quedará infrarrepresentado en una perfecta correlación de fuerzas manifiestamente desequilibrada.
Esto fue lo que se convalidaba ayer en el Congreso. De ahí que los socialistas, después de una pausa con dudas por parte de Patxi López, impusieran su norma. El ministro plenipotenciario, Félix Bolaños, ni estaba dispuesto a regalarle al PP la imagen de su pronta reacción ante la tragedia de Valencia y Castilla-La Mancha, ni quería correr el riesgo de aplazar el decreto que permitirá a la Moncloa y sus socios, controlar el Consejo de RTVE. Había que votar cuanto antes la convalidación de los nombramientos de unos consejeros que, además, van a ser elegidos por mayoría absoluta –176– en vez de los dos tercios –233– con los que se había funcionado hasta ahora. Así es que, prioridad para dar luz verde al organigrama de la tele a imagen y semejanza de la Moncloa y sus socios. Ellos, contentos, colocando a sus peones. Ni el PP, ni Vox ni Compromís participaron en la votación. Se les caía la cara de vergüenza. Pero al PSOE le interesaba priorizar la ocupación del Consejo de RTVE. El luto, ya vendrá después. En segundo lugar. Y en eso está hoy Pedro Sánchez, visitando Valencia. Con la declaración de tres días de luto oficial bajo el brazo ( y, de paso, no se habla del registro oficial del despacho del Fiscal General de Estado) y la garantía del control de RTVE, en su despacho. Todo en orden. La oposición protesta y el gobierno, domina.
Los parlamentarios que votaron ayer un decreto para repartirse el control de RTVE mientras muchos ciudadanos estaban buscando a sus familiares bajo el lodo de la dana dieron una imagen lamentable. Podrían haber disimulado un poco. Guardar las formas, al menos. Contener su voracidad de poder ¿O es que quieren dejarlo todo atado por si entramos en tiempo de elecciones? En cualquier caso, el nuevo Consejo del ente público asomó ayer. En un día de luto. Una vergüenza. No parece un buen presagio.