ABC-LUIS VENTOSO

Mientras nos distraen con la Guerra Civil y Vox, España está en peligro

PARAFRASEANDO el título de aquel célebre ensayo de Umberto Eco, diríamos que ante la actual encrucijada política los españoles se dividen en dos facciones: apocalípticos e integrados. Los supuestos apocalípticos somos tachados por el «progresismo» de histéricos y catastrofistas. Nuestro pecado consiste en alertar de que el país se encuentra en riesgo, pues están aflojándose aceleradamente las costuras de lo que desde hace siglos llamamos España. Los integrados nos consideran una panda de cavernarios cuasi franquistas. Ellos abogan por solventar el problema que ha abierto unilateralmente el separatismo dándole todavía más alas. ¿Peligra la continuidad de la nación española? La insólita solución que proponen es reconocer la «nación» catalana y dialogar en una mesa Cataluña-España con un partido recién condenado por sedición.

Voy a intentar dibujar el mapa de la desolación. Resumir las razones por las que creo que España está en una situación comprometida, escamoteada por la tele ferrerista y los medios pro PSOE con una amplificación exagerada de temas secundarios, como los desbarres de Ortega Smith o las polémicas artificiales sobre una guerra de hace 80 años.

–Tenemos un presidente del Gobierno abonado a la mentira. No es una descalificación. Es un hecho. Hace un mes y pico prometía que no gobernaría jamás con Podemos, pues le quitaban el sueño con su postura pro separatista y su ligereza económica. Mentía. Ya ha firmado con ellos. En el debate previo al 10-N prometió reconducir TV3, recuperar como delito la convocatoria de consultas y se mostró duro con los separatistas. Mentía. Tres semanas después abjura de todo aquello.

–Tenemos un aspirante a vicepresidente que va a por el Rey. Podemos, partido que va a cogobernarnos, está organizando actos contra la Monarquía y su líder la calificó la semana pasada de «sinónimo de corrupción».

–Tenemos un nuevo desafío sedicioso en marcha. Ayer, choteándose del TC y de la legalidad española, el Parlamento catalán aprobó otra vez la autodeterminación y la reprobación del Rey, burlando una advertencia expresa de nuestro más alto Tribunal. El Gobierno calla, la fiscal general se abanica y el PSC le resta toda importancia. Lastra y Rufián preparan su mesita.

–Tenemos un Gobierno dispuesto a negociar con un partido condenado por sedición hace solo 44 días. Una ERC dirigida por un delincuente condenado a 13 años de cárcel, que no muestra arrepentimiento y se jacta de que volverá a alzarse contra el Estado. Una ERC que impone a Sánchez como condición irrenunciable para «dialogar» que conceda «el derecho de autodeterminación» (eufemismo de independencia forzosa, pues no existe mayoría social para ella, según reconoce hasta la propia encuesta sesgada del Gobierno separatista).

–Y tenemos unos partidos constitucionalistas que dan pena. PSOE, PP y CS suman 253 escaños en un Parlamento de 350. Pero son incapaces de ponerse de acuerdo y están dejado el país en manos de comunistas y separatistas, un plan de suicidio programado único entre naciones de nuestro nivel.