Iñaki Ezkerra-El Correo

  • Sin proponérselo, el PP puede estar haciéndole gratis la campaña al PNV

El miedo ha sido siempre un determinante factor electoral. Lo usa el PSOE tratando de ganar votos a base de intentar hacer verosímil la amenaza de un triunfo de la extrema derecha que en España no es en absoluto tan real como en Francia y lo usa el PP amenazando con una reedición del sanchismo en los próximos comicios generales. Como lo usa también al insistir en el peligro de un gobierno de EH Bildu al que nos pueden abocar las próximas autonómicas vascas. No seré yo quien descalifique como ilegítimo o desaconsejable ese último temor al previsible crecimiento del electorado independentista. Pero sí me parece que el aspecto inquietante de ese ascenso del voto bilduarra no debe presentarse aislado de su contexto, o sea, sin señalar a los verdaderos responsables de él, que son tanto el PSOE como el PNV, que le han dado un protagonismo a escala nacional con el que jamás habría soñado y que lo ha llevado a la Alcaldía de Pamplona. Dicho de otro modo, el PP, a base de cargar las tintas en ese miedo a Bildu sin denunciar a los colaboradores necesarios en su auge, puede estar haciéndole, sin proponérselo, la campaña gratis al PNV.

Meter miedo con Bildu sin recordar que el PNV no es su muro de contención sino quien sostiene a Sánchez y quien ha colaborado con este en la resurrección de los secesionismos periféricos es tirar piedras contra el propio tejado constitucionalista. Una vez más puede producirse en el País Vasco, por un erróneo sentido práctico, ese reiterativo desplazamiento de un antiguo voto del PP al partido de Ortuzar en un momento en el que éste no goza de sus mejores expectativas. A ese factor se suma otro que puede devolverle al PNV la salud perdida. Por lo nítidos que han sido los resultados de las autonómicas gallegas, se impone reconsiderar tras ellas el futuro mapa electoral que nos habíamos trazado para las vascas. El descalabro que han sufrido los socialistas en Galicia puede marcar tendencia no en el voto favorable a Feijóo sino en el voto desfavorable al sanchismo y en su fuga al PNV.

Sí. Erró Sánchez al plantear las elecciones gallegas como unas generales y plebiscitarias de su persona o de la de Feijóo. Si eran plebiscitarias para los malos resultados de este último, también lo serán para los buenos que ha obtenido. Como se equivocará asimismo el que haga de ellas una lectura simple y traslade esos resultados de una forma directa al mapa nacional o al de las próximos comicios vascos, una tentación triunfalista a la que el PP parece más que tentado. Y es que, por las características particulares de Galicia, ese mapa no es extrapolable ni al País Vasco ni a Cataluña. Sería una grave equivocación creerlo así. Sería convertir esa victoria en una amenaza y un error de cálculo.