ARLOS DE URQUIJO-EL DEBATE
  • Han bastado un par de entrevistas para que su falta de experiencia en los medios haya hecho aflorar su verdadero pensamiento por encima del discurso impostado para succionar el voto nacionalista
Iniciada la precampaña para las elecciones al Parlamento vasco del 21 de abril, los candidatos a lehendakari, especialmente aquellos que tienen aspiraciones fundadas de alcanzar la entrada en Ajuria Enea, se emplean ya a fondo. No habrá otro ganador que el candidato del PNV o el de EH Bildu. El PNV, una vez relevado Urkullu, ha apostado por un hombre discreto, Imanol Pradales Gil, que hace unos días ha intentado compensar la españolidad de sus apellidos afirmando en un diario nacional: «Me siento solo vasco, estoy de acuerdo con la independencia de Euskadi». Pero hoy nos centraremos en Pello Otxandiano Kanpo –se ve que el Campo le viene grande–.
Bildu, es decir la ETA política, pisa los talones al PNV, de hecho, en las elecciones municipales y generales de 2023 ha superado ya en concejales y diputados al partido de Sabino Arana. Esta expectativa ha sido sin duda la que ha determinado que Otegi, lastrado por su pasado como terrorista y secuestrador, haya cedido el testigo a Otxandiano. Así Bildu, blanqueado permanentemente por el PSOE desde la moción de censura de 2018, y avalado ante la opinión pública como partido progresista, ecologista, feminista, internacionalista y, por supuesto, independentista –cualquier «ista» es bueno si borra del recuerdo el «ista» que mejor les cuadra, el terrorista– ha optado por un candidato aparentemente en consonancia.
Otxandiano, presentado como un soplo de aire fresco, cultivado y moderno, no es el recién llegado que quieren vendernos. Fue en 2011 concejal de Bildu en su pueblo, Otxandio –a lo mejor si es lehendakari propone devolver a su municipio el nombre de toda la vida que fue precisamente el de su apellido–, y desde 2015, primero director de programas de Sortu, el partido que tiene a terroristas como David Pla o a Elena Beloki como responsables de orientación estratégica e internacional respectivamente, y actualmente en EH Bildu. Cierto que es ingeniero de telecomunicaciones y además con un doctorado que, de momento, no parece copiado como el de Sánchez, pero quizá, con su pasado, le cuadre más la urraca, que todo lo saquea en busca de alimento, que el singular mirlo blanco.
Han bastado un par de entrevistas para que su falta de experiencia en los medios haya hecho aflorar su verdadero pensamiento por encima del discurso impostado para succionar el voto nacionalista. El pasado seis de febrero, entrevistado en una importante cadena de radio de ámbito nacional, a la pregunta de «¿qué fue ETA para usted?» respondió textualmente: «ETA fue un ciclo político en este país». Vamos, que para Otxandiano una banda terrorista que ha asesinado a 856 personas es lo mismo que la instauración de la Monarquía o la República o la alternancia del PSOE y el PP en el Gobierno, un ciclo político, en definitiva.
Pero la catadura moral de este individuo no se ha agotado, ni se agotará, con esta vomitiva declaración. Consciente de haber expresado con claridad su opinión ha buscado corregir pronto su «patinazo». El 22 de febrero se conmemoró en Vitoria el vigésimo cuarto aniversario del asesinato a manos de ETA de Fernando Buesa. Como todos los años se congregaron en el lugar en el que estalló el coche bomba que acabó con él y su escolta, Jorge Díez, sus compañeros del PSOE, así como de otras formaciones políticas. Pues bien, allí tuvo el cuajo de plantarse el del «ciclo político», y no solo depositó una rosa roja –de sangre en el caso de su coalición– en el monolito, sino que se acercó a una de las hijas del asesinado y se atrevió a darle dos besos.
Este es el personaje que aspira a dirigir la administración pública vasca. El candidato de un partido que además lleva en sus listas a tres personas condenadas por pertenencia a la banda terrorista ETA y que en su lema de campaña «Aldaketa», utiliza una grafía en la parte final que recuerda, con toda la intención, la serpiente del anagrama de la banda terrorista. El partido que cada fin de semana sigue homenajeando a los terroristas y humillando a sus víctimas y el que reclama la excarcelación inmediata de los presos de la banda. Llegado el caso, el PNV no podrá lamentar su derrota, este escenario es su herencia, la que nos deja el adoctrinamiento y el sectarismo con que nos ha gobernado durante más de cuarenta años.
  • Carlos de Uquijo fue delegado del Gobierno en el País Vasco