Esteban Hernández-El Confidencial
La cumbre empresarial que se puso en marcha ayer es una señal del afianzamiento del Gobierno y de la coalición que lo forma. No hay alternativa a Sánchez
La cumbre empresarial que se puso en marcha ayer, bajo el lema ‘Empresas españolas liderando el futuro’ y con un impresionante cartel, podía haberse convertido en una trampa para Sánchez. Era el marco perfecto para escenificar, aunque fuese cortésmente, el descontento de los empresarios con el Gobierno. Durante la pandemia, han existido tensiones obvias que no han dudado en trasladarse a la esfera pública, con algunas declaraciones claramente hostiles. El acto auspiciado por la CEOE podría haberse convertido en su continuación, pero no se vio nada de eso en la jornada inaugural. Más al contrario, lo que tuvo lugar ayer, con la presencia de Pablo Isla, Juan Roig y las empresas más importantes de la banca y de la energía, fue mucho más un cortejo al Ejecutivo que un ataque frontal. No hubo quejas de la acción de Sánchez, el tono fue propositivo y las intervenciones se centraron en necesidades futuras mucho más que en errores pasados.
Hay tres factores que explican ese viraje. Por una parte, la resolución de las tensiones internas de la CEOE a favor del diálogo y el consenso con el Gobierno, alejándose de las posturas más cercanas a PP y Vox. En segundo lugar, la respuesta europea, así como la constatación de que Sánchez y Merkel tienen buenas relaciones y de que un Gobierno del PSOE con UP no es un problema en absoluto para los principales socios de la Unión, Alemania y Francia. Y, en tercero, la ausencia de alternativa: no se percibe a la vista un balance de fuerzas que pueda ser diferente del actual si se quiere dar estabilidad a España.
La pandemia ha logrado aunar ambas posiciones, la ortodoxa y la de la recuperación vía digital y verde, que antes se enfrentaban con frecuencia
Quizá por eso, la CEOE adoptó un tono tranquilo y se limitó a poner encima de la mesa sus propuestas. Todo fue bastante previsible: apareció de inicio la esperada demanda de ortodoxia económica, hubo varias referencias eufemísticas a la seguridad jurídica y se mencionó la necesidad de atraer inversión extranjera; en fin, la receta de siempre. El otro camino, el nuevo, también resulta conocido: priorizar la educación y la formación, insistir en la colaboración público privada, y focalizarse en la digitalización y la energía verde, propuestas muy en sintonía con Next Generation EU, el plan de la Comisión para la recuperación, pero también con el programa del PSOE.
Todos reunidos
La pandemia ha logrado aunar ambas posiciones, la ortodoxa y la de la recuperación vía digital y verde, que antes se enfrentaban con alguna frecuencia: la segunda exigía inversión pública, a lo que la primera era reacia. Ahora habrá dinero a través de los fondos de la UE, y como existirá condicionalidad y una dirección clara acerca de cómo gastarlo, las dos posturas pueden coexistir sin problemas.
Será una posición negociadora centrada en el futuro, en el diálogo y en los acuerdos, una vez que se ha entendido que no hay alternativa a Sánchez
De modo que este es el momento de pedir más que de exigir. Cada sector de la economía española, y esta cumbre tuvo y tendrá mucho de ello, reclamará ayudas y fondos para estabilizarse o llevar a cabo su transición. Lo harán a través de una posición centrada en el futuro, en el diálogo y en los acuerdos, una vez que se ha entendido que no hay alternativa a Sánchez y que, además, sus posturas son bastante menos rupturistas, desde el punto de vista de los empresarios, de lo que han ido difundiendo.
La lectura política
Es una mala noticia para Casado y Abascal, ya que es un ámbito de presión al Gobierno que se les cierra. El espacio político de las derechas sale debilitado de la pandemia, y aunque los populares se recuperan en las encuestas, lo hacen a costa de Vox, lo que les impide sumar el apoyo necesario para convertirse en alternativa, y más aún tras el acercamiento de Ciudadanos al PSOE. Después de toda la tensión y de todo el ruido, el Gobierno parece salir de esta situación fortalecido en el Parlamento y con un balance de fuerzas electorales similar al de las elecciones.
Este es el momento de la supervivencia: se reunirán fuerzas de distintos ámbitos, acordarán lo preciso y ninguna saldrá contenta, pero es lo que hay
La hoja de ruta está trazada y no contempla rupturas. Puede que entren en juego nuevos elementos y lo alteren, incluso sustancialmente, ya que lo más duro de la pandemia puede regresar y dependemos mucho del entorno internacional; pero si no es así, si no hay rebrote fuerte y Bruselas cumple con su programa, este año no habrá grandes problemas y el momento de dolor llegará en el próximo, cuando habrá que tomar medidas difíciles. La derecha y la izquierda, la CEOE y los sindicatos, conocen ese escenario y tratarán de empujar cada uno hacia su lado, pero es raro que la coalición de gobierno se rompa. Europa no quiere inestabilidad, tampoco los inversores y los empresarios la verían bien, e ir a elecciones no beneficiaría prácticamente a nadie: unos comicios son entendidos ahora como un mal mayor. Este Gobierno es el que hay.
Empezando por los Presupuestos
Por decirlo de otra manera, este es el momento de la supervivencia: se reunirán todos, acordarán lo preciso y ninguno saldrá contento, pero todos son conscientes de que no hay alternativa en este instante; los empresarios presionarán por un extremo, los sindicatos por el otro, Ciudadanos y PNV hacia un lado de la cuerda y UP hacia el otro. El resultado será tachado de defectuoso por todos, pero ninguno querrá romper la cuerda. La colaboración, empezando por los Presupuestos Generales, ocurrirá más por la fuerza de los acontecimientos que por la convicción. El líder que hay es el que hay.
En esos términos maximalistas, en los que todo es blanco o negro, el resultado provisional es bastante claro: Sánchez 1, Casado 0
Casado, en este escenario, tendrá que replantearse su estrategia. La salida política de la pandemia tiende a estabilizar al Gobierno mucho más que a debilitarlo, no se vislumbra la posibilidad de una mayoría absoluta de las derechas y buena parte de la hostilidad de las élites hacia Sánchez comienza a desaparecer.
En Moncloa, tienen un peculiar sistema interno de valoración. Al término de la semana ponen nota a su actuación según los resultados políticos conseguidos. Es una nota en la que no caben matices: es 0 o 1. Y en esos términos maximalistas, en los que todo es blanco o negro, el resultado provisional es bastante claro: Sánchez 1, Casado 0. El PP sale debilitado y el Gobierno fortalecido, aunque solo sea porque no se percibe alternativa. El acto de la CEOE es otra muestra.