Diez años después de que ETA anunciara el fin del terrorismo, las víctimas debían haber cobrado el protagonismo que finalmente les ha robado Otegi. El líder de Bildu se puso la piel de cordero el pasado lunes para aparentar empatía con quienes sufrieron los zarpazos del terrorismo. Después reveló a los suyos que se trata de hacer lo que sea, con un Sánchez débil en la Moncloa, para sacar a los presos de ETA.
Si no hubiera sido por el trabajo periodístico (EL CORREO publicó la exclusiva de sus confesiones), el teatro de Otegi habría colado entre tantos sectores interesados en rehabilitar a Bildu, sin condiciones, para justificar pactos contra natura. En una efeméride tan importante, los partidos democráticos han escenificado su confrontación mientras quien ha dominado la escena ha sido Otegi. Enhorabuena a los premiados. El segundo partido más votado en Euskadi, que sostiene el Gobierno de la socialista Chivite en Navarra, en donde no ganó las elecciones, y que es socio natural de Sánchez.
El espectáculo al que estamos asistiendo desde que Otegi lanzó su ‘copypega’ de las palabras de ETA , no puede ser más bochornoso. Después de una burda puesta en escena del PSOE para apropiarse de medallas en el final de ETA (la derrotó policialmente el Estado de derecho) ahora sabemos que Otegi escenificó un montaje: «se trataba de dar una patada al hormiguero». Bildu ya apoyó a Sánchez en los anteriores presupuestos. Por lo tanto ya estaba blanqueada por La Moncloa desde entonces. Y por el PNV que hablaba de ellos como «un partido más». Pero Sánchez necesita defenderse de los reproches de las víctimas y la oposición en las próximas campañas electorales. Por eso le daba tanta importancia a la falsa contrición de Otegi. Pero con la revelación de la jugada, los entusiastas, Zapatero y López, han quedado en evidencia. Presos por Presupuestos. No para que estén cerca de las prisiones del País Vasco (ya lo están) sino para tenerlos en la calle.
En un tercer escenario se perfila la posibilidad de que los socialistas intenten gobernar en Ajuria Enea con Podemos (como en La Moncloa) y con Bildu. ¿Se necesitaría mucho más tiempo para asimilar ese trago? Sánchez es de digestión rápida y de constante cambio de rumbo. Veremos. El PNV se mantiene en guardia, mientras el nuevo portavoz del PSOE, Hector Gómez, quiso oír lo que no se dijo. «Está muy bien que se diga que ETA no debió existir…». Pero eso no fue lo que expresó Otegi. Si lo hubiera hecho, estaría reconociendo que no hubo justificación para que la banda existiera. No lo dijo. Ni lo dirá. Por dos razones: porque una de las dos condiciones que expuso ETA para abandonar su macabro negocio fue que su pasado no se tocaba. Y, como sostiene Teo Uriarte, «Otegi tiene como misión no dejar morir a ETA. Recordar su importancia en el presente» para justificar su historia. Así las cosas, más que pedirles imposibles, lo coherente sería dejarles fuera de los pactos, reclama la oposición. Con Sánchez, mientras los necesite, no ocurrirá.