EDITORIAL ABC – 24/07/14
· Las balanzas fiscales demuestran que Madrid tenía razón en sus quejas al salir muy desfavorecida en relación con Cataluña o el País Vasco.
La Comunidad de Madrid es, de lejos, la región más perjudicada por el actual sistema de financiación autonómica, ya que de forma solidaria aporta mucho más dinero del que recibe a través del reparto estatal de fondos, según constatan las balanzas fiscales publicadas ayer por el Ministerio de Hacienda. Asimismo, las cifras desmienten el supuesto «maltrato» que denuncian los nacionalistas catalanes para justificar su utopía secesionista, puesto que, si bien es cierto que Cataluña contribuye, como es lógico, a la financiación del resto de comunidades autónomas, lo hace en menor medida que otras regiones ricas y, desde luego, a años luz de las infladas cantidades que esgrime la Generalitat para blandir su falaz victimismo.
En concreto, el reparto de ingresos y gastos territoriales desvela que Madrid abona al sistema 16.723 millones de euros más de lo que recibe, convirtiéndose así en la región con un mayor déficit fiscal, y casi duplicando el que presenta Cataluña, cuyo saldo negativo asciende a 8.455 millones de euros en 2011. A continuación, se sitúan la Comunidad Valenciana, con un déficit de 2.018 millones, y Baleares, con 1.483 millones, mientras que el resto de autonomías registran un balance positivo, encabezadas por Andalucía y Canarias, de modo que reciben del Estado mucho más dinero del que inyectan a la caja común.
Sin embargo, lo más relevante es que cada madrileño paga 2.575 euros para financiar los servicios públicos del resto de autonomías, frente a los 1.329 de los baleares o los 1.119 de los catalanes. Es decir, Madrid aporta al sistema el doble, si no más, que Cataluña, aupándose como la región más solidaria, sin que ello haya derivado en la ilegal, absurda y contraproducente deriva independentista que lidera el nacionalismo catalán. De hecho, y muy al contrario de lo que sucede en Cataluña, Madrid es todo un ejemplo en materia de equilibrio presupuestario, baja fiscalidad, eficiencia en los servicios públicos y empuje económico, a pesar del elevado sacrificio que impone el actual modelo al conjunto de los madrileños. Además, cabe destacar que el déficit real de Cataluña dista mucho de los 15.000 millones de euros que proclama la Generalitat desde hace tiempo para sostener su maniqueo «expolio fiscal», desmontando así el principal eje de su particular campaña soberanista.
Ahora que existen cifras objetivas encima de la mesa es el momento de discutir con seriedad la eficacia e idoneidad de la financiación autonómica, ya que los datos demuestran que el modelo vigente perjudica especialmente a Madrid, tal y como denuncia el Gobierno de Ignacio González. Las diferencias entre unas y otras regiones saltan a la vista.
No es justo ni equitativo que Madrid sea la única región que pierde financiación per cápita desde 2009, cuando entró en vigor el nuevo sistema, o que, siendo la comunidad que más aporta, reciba mucho menos dinero por habitante para financiar sus servicios públicos. Urge reformar cuanto antes el modelo para corregir estas disfunciones y eliminar este inaceptable agravio, manteniendo, en todo caso, la necesaria solidaridad interterritorial.