ABC 30/08/16
· La postura del secretario general no gusta a algunas voces del partido
Pedro Sánchez volvió a repetir ayer su «no» a Mariano Rajoy, en una de las incontables ocasiones en las que el secretario general del PSOE ha mostrado su negativa que el dirigente del PP alcance la presidencia del Gobierno. Sin embargo, en el seno de su partido han sido varias las voces que más de una vez han rechazado esta postura y han abogado por que los socialistas faciliten un Gobierno y, por tanto, contribuyan a terminar con la situación de bloqueo político e institucional que vive España desde hace meses.
El último en abogar por que se termine esta situación de bloqueo ha sido el expresidente de Castilla La-Mancha, José María Barreda, que ayer apostó por revisar ese posicionamiento del PSOE si la investidura de Rajoy fracasa esta semana: «De la misma manera que ahora tenemos claro que hay que decir que no, después dependerá de la coyuntura que se abra, no podemos estar en una cerrazón del no para siempre, ocurra lo que ocurra».
En el mismo día, fue la presidenta del PSOE, Micaela Navarro, la que no dudó en admitir que se alegraría «inmensamente» de que Rajoy lograse la investidura. Aunque aseguró que la postura de los diputados socialistas va a ser votar «no» tanto mañana como el viernes, no descartó que «en algún momento y por alguna circunstancia» se pueda «reconsiderar» esa posición: «Si tuviéramos que tomar alguna otra decisión, se vería dentro de lo que es el Comité Federal».
Contra la negativa
Pero si hay una voz que ha sonado con fuerza al dejar claro su posicionamiento contra este «no» es la de Felipe González. El ex presidente del Gobierno no ha tenido impedimento en manifestar en varias ocasiones su voluntad de que su partido facilite la investidura de Mariano Rajoy.
En un primer momento, tras las elecciones del 20-D y mientras el actual secretario general del PSOE tanteaba al líder de Podemos, Pablo Iglesias, para buscar un ejecutivo alternativo al del PP, González advirtió que no se podía pactar con la formación morada, a la que tachó de «populista» y «rupturista».
Pero tras el 26-J el expresidente del Gobierno fue más allá y apostó claramente por ese apoyo al PP. Pese a que González no creía en esa gran coalición que Rajoy ha propuesto desde el primer momento a PSOE y a Ciudadanos, a principios de julio sí que pidió públicamente a los miembros de su partido una abstención que facilitase el Gobierno del candidato popular. Además, pidió que se hiciera en el mínimo tiempo posible para acabar con la situación de bloqueo institucional, «antes de que acabe julio… o en los primeros días de agosto», algo que, evidentemente, Sánchez no ha seguido.
Debate interno
Días más tarde, y ante la pasividad de Sánchez ante su propuesta, González repitió esta idea en una entrevista a un diario argentino: «Si no es posible formar Gobierno, hay que dejar formar Gobierno y eso lleva a la abstención», sentenció.
Otro ex jefe del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero, promovió también ese posicionamiento de facilitar un Ejecutivo de Rajoy. En concreto, el ex secretario general del PSOE quiso abrir un debate interno para revisar esa postura del «no». Esta propuesta fue aplaudida por varias voces socialistas, incluidos varones. Javier Lambán, presidente del Gobierno de Aragón, se pronunció sobre ella a través de su cuenta de Twitter: «Todo mi apoyo a la propuesta de debate interno de ZP. Yo ya vengo intentándolo, aun a costa de ser insultado por algunos «compañeros»»
También el presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, alertó tras las elecciones del 26-J de la necesidad de que Rajoy formara un gobierno pidiendo que se respetase lo que los ciudadanos habían votado en las urnas: «Una mayoría de españoles ha dicho que quiere que Rajoy sea su presidente, y los demás no lo pueden obstaculizar».
«Investidura Frankenstein»
El ex secretario general del PSOE Alfredo Pérez Rubalcaba no fue tan directo a la hora de pedirle a Sánchez una abstención, pero sí se mostró contrario a formar un gobierno alternativo con Podemos. Refiriéndose a la propuesta de Iglesias, Rubalcaba dijo: «Lo que él propone no es un gobierno de izquierda, porque, que yo sepa, PNV y CDC no son de izquierdas y Esquerra es independentista. Eso no suma, sería una “investidura Frankenstein”». Por tanto, si esta opción no es válida, solo queda la de facilitar un gobierno del PP o la alternativa de ir a terceras elecciones, algo que, se supone, no quiere ningún socialista.
Además, Rubalcaba fue uno de los socialistas que no tuvo reparos en mostrar su apoyo a un manifiesto firmado por varias personalidades de diversos ámbitos –entre ellos exministros socialistas– en el que se abogaba por acabar con el bloqueo. «Es el momento de buscar acuerdos y soluciones» y no de «proseguir obsesionados por identificar culpables», pedía el documento. Rubalcaba consideró: «Todo sensato, razonable, de sentido común. ¿Quién está en desacuerdo con eso?».