El nudo gordiano

IGNACIO CAMACHO-ABC

  • Dale, Pedro, no te cortes ahora. A por todas es a por todas. Estás a punto de pasar a la Historia como un perfecto autócrata

Vamos, Pedro, no te cortes, no vayas a aflojarte ahora. A por todas es a por todas. No pises el freno y cárgate de una vez todos los contrapesos. El sistema es un trasto viejo, como dijo Cromwell del cetro. (Si no sabes quién era Cromwell da igual, no te levantes a mirarlo, es una pérdida de tiempo y tienes que concentrarte en el esfuerzo de construir un país verdaderamente moderno). No te conformes con esa reformita del poder judicial y acaba de romper los equilibrios constitucionales; ya puesto, por qué no meter a los jueces díscolos en la cárcel, como ha sugerido Patxi. Tienes mayoría garantizada para cualquier cambio legal que se te ocurra: no te rajes, que luego nunca se sabe y lo mismo te amodorras en el cargo y un día te encuentras en la calle sin haber completado un trabajo tan a tu alcance. Aprovecha este momento dulce; estás en buena forma y en la UE, con Úrsula en el bote, no hay quien te tosa. No va a ser España menos que Hungría o Polonia.

Puedes hacer lo que quieras, ya lo has visto. La ley electoral, por ejemplo, sería pan comido. Unos retoques a medida y la derecha no vuelve a gobernar en medio siglo. Mucho mejor que andar nacionalizando por ahí a los bisnietos del exilio. Los grandes hombres piensan en grande, Pedro, y tú debes hacerlo para que si alguna vez te cansas queden las cosas bien atadas para evitar que se pare esta feliz dinámica de progreso. No esperes a que tus amigos ‘indepes’ te reclamen un referéndum y ordena a Pumpido que encuentre algún truco leguleyo para dejarlo a punto de caramelo. Que se note que tú eres la verdadera fuente inspiradora del Derecho, el nuevo Bonaparte, el intérprete supremo de la voluntad del pueblo. Y sin necesidad de tocar una línea de la Constitución, que tiene más mérito. Los que inventaron el procedimiento agravado eran unos pobres ingenuos. Su nudo gordiano no tenía secretos para un tipo de tu audacia y tu ingenio.

El futuro está en tus manos. Y el presente también, incluso el pasado, lo demostraste con la momia de Franco. Con el control de los tres poderes del Estado no habrá nadie que ose cuestionar tu autoridad y tu liderazgo. Siempre quedarán elementos antidemocráticos que te llamen populista o bolivariano pero poco a poco se irán acostumbrando: mira dónde y cómo están los que hasta en tu propio partido te dieron por enterrado. Es cuestión de desparpajo. Si eres capaz de ir hasta el final sin reparos ni escrúpulos de conciencia (esto de los escrúpulos tampoco hace falta que te preocupes de averiguarlo) y te dejas llevar del todo por tu instinto pragmático, te convertirás en el puto amo. Y ni siquiera tendrás que echar al Rey; no estorba y es más inteligente ampararse en su respetabilidad simbólica y su prestigio en Europa. Un autócrata republicano escudado –¡¡uy, como Mussolini!!– detrás de una Corona. Ésa sí que podría ser una bonita manera de pasar a la Historia.