ABC 11/12/13
· El obispo vasco habla de «deuda moral» y aboga por el diálogo con los terroristas.
· Deberes para casi todos «Tiene que pedir perdón, en primer lugar ETA (…), los paramilitares, las mismas FSE cuando se propasaron».
El obispo emérito de San Sebastián, Monseñor Juan María Uriarte, reapareció ayer para hablar de su libro –«La reconciliación»– y puso deberes a casi todos, salvo a sí mismo, para afrontar la superación de eso que llamó «cincuenta años de confrontación terrible». Uriarte, fichaje de relumbrón del Gobierno vasco de Iñigo Urkullu (PNV) en cuestiones de «Paz y Convivencia», siguió el «libreto» del nacionalismo para presionar con que el Ejecutivo del PP debe entablar un diálogo con ETA para dar un último empujón hacia su disolución. Y, antes que todo, «modular» su política penitenciaria. Hacerla más «humana», según dijo, para con los presos de la banda, se arrepientan y acaten la legalidad o no.
Pero el obispo vasco fue mucho más lejos en su viejo magisterio de equidistancia. Apartado ya de la primera línea, repartió responsabilidades entre muchos, con exigencias de «perdón», para «dejar de lado una relación destructiva» –la situación de violencia, se entiende– y pueda encararse así la «necesaria reconciliación» entre los vascos. Porque, aseguró, «es bueno para la salud social».
Achaca 94 muertos a las FSE
Y entre los que deben hacer acto de contrición figura el Estado, al que atribuye Uriarte el haber «contraído cierta deuda moral con la sociedad» por haberse «propasado en su respuesta a las agresiones de ETA». De ahí que, según el obispo emérito, deban los demócratas pedir «perdón» por los excesos que pudieran cometer las Fuerzas de Seguridad en su combate legítimo contra el terror. En concreto, Uriarte, que es uno de los firmantes de un polémico informe de Urkullu sobre «vulneración de derechos humanos» en el contexto del «conflicto vasco» (desde 1960) achaca a la Guardia Civil y la Policía Nacional 94 muertes.
El siguiente párrafo recoge sus palabras: «Tiene que pedir perdón, en primer lugar y especialmente, ETA. También los grupos paramilitares y las mismas FSE cuando se han propasado en su respuesta a ETA. Quienes han apoyado moralmente o han callado los abusos cometidos de ETA. Quienes han vivido con pasividad o indiferencia este capítulo trágico de nuestra historia», enumeró el prelado. Nada dijo sobre su papel al frente de la Iglesia vasca, cuando desde los púlpitos se trazaba la equidistancia y las capillas se cerraban para las víctimas, no así para los terroristas muertos.
Uriarte estima que esa petición de perdón de los demócratas debe llegar «una vez disuelta ETA». y que, lejos de rebajarse», el Estado «se ennoblece».
Un «contacto discreto»
Quien fue intermediario entre el Ejecutivo de José María Aznar y ETA en la tregua de 1998, abogó por que se dé un «contacto discreto» entre el Gobierno de Mariano Rajoy y la banda, porque «podría ayudar» a su «disolución» y «cerrar del todo». «No es ningún dogma de fe lo que digo –aclaró— pero es mi parecer dado mi nivel de experiencia». Alertó así ante el «maximalismo impaciente» (de Batasuna) y el inmovilismo» (del Gobierno) que hacen «fracasar un proceso de paz». Iñaki Oyarzabal (PP vasco) reiteró que el Gobierno «no se sienta con terroristas» y que su posición negativa al diálogo «es la más inteligente y prudente».
ABC 11/12/13