EL CONFIDENCIAL 01/12/16
· Con deporte rural, música o el euskera
· Una amplia delegación institucional, cultural, económica y política de más de medio centenar de personas participó en junio en el Smithsonian Folklife Festival de Washington
El viaje que las instituciones vascas realizaron en junio a Washington para participar en el festival de folk Smithsonian conllevó un coste para las arcas públicas de un millón de euros largos. La Diputación de Vizcaya, que asumió el liderazgo de la amplia expedición de Euskadi que se trasladó a tierras americanas, firmó un convenio con la Fundación Smithsonian para meter a la cultura vasca en el programa del certamen, lo que supuso un desembolso de 1.081.677 euros. Esta partida se abonó en concepto de ‘gastos de participación’, ya que participar en el festival implicaba «determinadas necesidades de financiación, gestión de pagos, organización, administración y logística» que exigían «una actuación coordinada de las entidades implicadas en el evento». A esta cantidad acordada de forma previa con los impulsores del evento se suma el ‘coste adicional’ de las actividades, que supera los 180.000 euros. En total, más de 1,26 millones de euros.
El coste, desvelado por el Gobierno de Guipúzcoa en una respuesta parlamentaria a Podemos, ha sido sufragado por las tres diputaciones forales, que han pagado en función del coeficiente de la Ley de Aportaciones vasca para 2016. Así, Vizcaya ha corrido con el 50,64% del gasto correspondiente al convenio (547.761), Guipúzcoa se ha hecho cargo del 32,98% (356.737 euros) y Álava ha abonado el 16,38% (177.178 euros). Además, las tres instituciones han tenido que costear las actividades previstas con ‘fondos adicionales necesarios’ que han engordado la factura a pagar por cada una de ellas. Así, por ejemplo, la cuenta de Guipúzcoa se eleva hasta los 410.334 euros.
Los tres diputados generales, Unai Rementeria (Vizcaya), Markel Olano (Guipúzcoa) y Ramiro González (Álava), y la consejera vasca de Desarrollo Económico y Competitividad, Arantza Tapia, abanderaron una amplia delegación institucional, cultural y empresarial de más de medio centenar de integrantes, que también sumó a los grandes espadas políticos del PNV, con su presidente, Andoni Ortuzar, a la cabeza.
· El Smithsonian Folklife, que se celebró del 29 de junio al 10 de julio, puso en valor la cultura vasca a través de música, deporte rural, gastronomía o el euskera
En relación a los gastos, el estudio del programa, incluidos los ‘sueldos y prestaciones del personal de investigación’, conllevó un coste de 65.000 dólares, mientras que la coordinación y dirección del programa exigió un desembolso de 60.000 dólares. La partida más elevada corresponde al concepto ‘apoyo a participantes’, con un total de 459.600 dólares (las cifras desglosadas se reflejan en la moneda americana), que incluye el transporte aéreo, que costó 115.200 dólares, y el alojamiento y comida, cuya factura se elevó a 248.400 dólares. Asimismo, el alquiler de carpas, generadores y combustible o equipos de sonido y material alcanzó los 194.000 dólares, una cantidad inferior a los 207.000 euros de la cuenta en concepto de costes de producción. Por su parte, la campaña de ‘marketing’ y comunicación se elevó a 79.000 dólares. También hubo conciertos nocturnos y «eventos especiales», con un gasto de 39.000 dólares.
«Colocar Euskadi en el corazón de EEUU»
Son algunos de los costes que asumieron las instituciones vascas para poder participar en este festival de folk estadounidense, que han defendido esta elevada factura por constituir el certamen una «oportunidad inmejorable para colocar a Euskadi en el corazón de Estados Unidos y, de ahí, proyectarlo al mundo«, según puso en valor Rementería, que llegó a calificar la firma del convenio con la Fundación Smithsonian como «una de las grandes noticias del año» para el País Vasco.
No piensa lo mismo Podemos, que ha denunciado que se dilapide más de un millón de euros en un viaje al otro lado del charco para «vender la cultura vasca». Además, en el caso de Guipúzcoa, el partido de Pablo Iglesias ha censurado que la diputación haya destinado casi 500.000 euros a financiar un programa cultural que «ni siquiera fue considerado interesante para nuestro territorio» por el Departamento de Cultura y Turismo, en manos del socialista Denis Itxaso. Este, según ha asegurado el portavoz de Podemos en el Parlamento guipuzcoano, Juantxo Iturria, «declinó participar en el festival por no ver rentabilidad en esta expedición para el tejido social y cultural». Además, ha cargado contra la «falta de transparencia» del Gobierno foral, ya que en un principio, en la primera respuesta parlamentaria dada por escrito a este partido, el Ejecutivo de Markel Olano solo informó de un coste de 14.081 euros para las arcas públicas en concepto de viajes, dietas y estancias, cuando en realidad el gasto supera los 410.000 euros.
El Smithsonian Folklife Festival, que se celebró entre el 29 de junio y el 10 de julio, puso en valor la cultura vasca a través de la música, el deporte rural, la gastronomía o el euskera en un recinto al aire libre de 12.000 metros cuadrados habilitados entre el Capitolio y el Obelisco de Washington. Sonaron la ‘trikitixa’ de Kepa Junkera, el piano de Joaquín Achúcarro y los ritmos vascos de Gatibu, y se visualizaron el arte de Jesús Mari Lazkano y las exhibiciones de ‘herri kirolak’ o partidos de pelota, entre otras actividades. Todo para «vender la imagen de Euskadi al mundo» a través de una ventana a la que se asoman, según las instituciones vascas, un millón de personas cada año.
Más allá de esta ventana cultural, el Gobierno vasco destaca la relevancia empresarial del viaje, ya que una treintena de compañías vascas, entre ellas Ingeteam, Tubacex, Aernnova, Gamesa o Tecnalia, participaron en diferentes reuniones entre el 27 y 30 de junio en ciudades como Washington, Houston, Milwaukee o Baltimore. Según los datos de la Agencia Vasca de Desarrollo Industrial (SPRI), en Estados Unidos hay 75 empresas vascas que cuentan con 93 implantaciones, ya sean filiales o delegaciones. De estas implantaciones, 35 son productivas, 49 comerciales y nueve de servicios. Por su parte, Euskadi alberga unas 80 filiales de empresas de Estados Unidos.