EL MUNDO 12/04/13
· La consejera Rigau prefiere ser inhabilitada de por vida acumplir las sentencias que obligan a escolarizar en español.
Las escuelas catalanas se han atrincherado con el Govern y su férrea postura de desobediencia frente al auto del TSJC, que ordena introducir el castellano en la clase del alumno que lo pida. Los centros no variarán ni un ápice de su programa educativo. En su cruzada a favor del catalán, la consellera Irene Rigau dice estar dispuesta a correr el riesgo de que la inhabiliten antes que acatar las órdenes judiciales, mientras que el Parlament rechazó ayer una moción a favor del bilingüismo.
Los centros, sean públicos o concertados, han encontrado en la postura de desobediencia del Govern el escudo perfecto para no cambiar ni una coma de su programa educativo y seguir impartiendo las clases íntegramente en catalán. Dos de las 10 escuelas que recibieron peticiones expresas de escolarización en español han cerrado los ojos frente a la resolución del TSJC que obliga a dar clases en castellano si lo pide un sólo alumno y ensalzan el modelo de inmersión con el catalán como única lengua vehicular.
Es el caso de la escuela Pineda, ubicada en L’Hospitalet de Llobregat. «Apoyamos el modelo de inmersión lingüística del Departament d’Ensenyament», señala su jefa de estudios. Todavía más, frente a la petición de unos padres de «incrementar la presencia del castellano» en el currículum de su hija, el centro no sólo se ha mostrado impasible sino que tampoco ha prestado atención individualizada a la estudiante, «porque la familia no lo pedía en el recurso que presentó y tampoco nos lo pidió a nosotros como colegio en ningún momento».
Por su parte, en el CEIP Ramon Muntaner de la misma localidad aseguran que ningún padre ni madre se ha dirigido a la dirección del centro para solicitar la escolarización en castellano, aunque en Convivencia Cívica sostienen que el recurso se tramitó a través de esta plataforma. Aún así, desde el centro defienden con uñas y dientes el modelo de inmersión catalán y dicen que secundarán «lo que decida la Generalitat» en materialingüística.
La posición del Ejecutivo de CiU en este aspecto es más que firme: ayer la propia consejera Irene Rigau se mostró dispuesta a que la inhabiliten antes que aplicar la resolución del TSJC y empezar a impartir clases en castellano a todo un aula cuando un solo alumno lo solicite. De hecho, la postura del Govern es presentar el recurso contra la resolución a favor del bilingüismo, pasar página cuanto antes mejor y seguir con el modelo de inmersión lingüística con total normalidad. La propia Rigau confesó ayer que no quiere que «ningún maestro tenga que dedicar cinco minutos a este tema. Bastante trabajo tenemos con los recortes, como para que ningún padre se enfrente a un profesor o al revés».
CiU también ha encontrado apoyos en su cruzada a favor de la lengua en el Parlament. Ayer mismo, PSC, ERC, ICV y la CUP secundaron a los convergentes y rechazaron una moción presentada por Ciutadans para que catalán y castellano sean lenguas vehiculares por igual. Sólo el PP apoyó un debate que estuvo marcado por el agrio enfrentamiento entre Jordi Cañas (C’s) y los tres diputados de la CUP por el escrache orquestado ayer contra Albert Rivera.
EL MUNDO 12/04/13