«¡Hemos hecho historia!», proclamó exultante el titular del Foreign Office, Boris Johnson, tras la abrumadora victoria parlamentaria a favor de la activación del Brexit. Por 498 votos a favor y 114 en contra, la Cámara de los Comunes dio su primer espaldarazo a la premier Theresa May para invocar el Artículo 50 del Tratado de Lisboa y «emprender el camino fuera de la Unión Europea» (en palabras de Johnson).
La votación final está prevista para la semana próxima, cuando la ley supere la fase de enmiendas en los comités parlamentarios y vuelva a ser respaldada por el pleno. Aun así, Theresa May ha logrado el milagro de dar la vuelta a un Parlamento que respaldaba mayoritariamente la permanencia antes del referéndum del 23-J y que ahora ha decidido cerrar filas en torno al Brexit.
May logró el apoyo casi unánime del Partido Conservador (sólo votó en contra el veterano Kenneth Clarke) y el respaldo mayoritario de la oposición laborista, pese a que 47 diputados desafiaron a su líder, Jeremy Corbyn, que sufrió a última hora una cascada de dimisiones en su equipo de Gobierno a la sombra.
La oposición real, en el debate que se prolongó durante dos días en Westminster, la ejerció al final el Partido Nacional Escocés (SNP) y el Partido Liberal-Demócrata. En la antesala de la votación, el ex ministro principal Alex Salmond acusó al Parlamento de caer en «la locura colectiva» y comparó la decisión con el respaldo a la guerra de Irak.
«El honorable Kenneth Clarke dijo con razón que lo que está sucediendo le recuerda a Alicia en el País de las Maravillas», recalcó Salmond. «La diferencia está en que Alicia caía ella sola en la madriguera, y que en este caso Theresa May ha logrado arrastrar al agujero a todo su partido, a la mitad del Partido Laborista y a todo el país».
Owen Smith, ex candidato a líder laborista, se puso al frente de la renovada insurrección contra Jeremy Corbyn por cuenta del Brexit y explicó así su voto en contra de la invocación del Artículo 50: «Creo que mis votantes saldrán perdiendo si dejamos la UE. Pero en esta decisión no es sólo la economía la que está en juego, sino también nuestros valores. Creo en el internacionalismo. Y no quiero ver a mi país de la mano con Donald Trump. En este sentido estoy más con Angela Merkel, que se ha atrevido a hablar en su contra».
El voto a favor del Artículo 50 del ex líder laborista Ed Miliband, partidario en su día de la permanencia, sirvió sin embargo para ilustrar el laberinto sin salida en el que se encuentra la oposición. «El resultado del referéndum es un reflejo de la profunda frustración y el desapego hacia la política en este país», dijo Miliband. «Por eso creo que este proceso [el Brexit] tiene que comenzar, para que la gente que se ha sentido ignorada no vuelva a sentirse ignorada otra vez».
La partida parlamentaria ha jugado pues a favor de Theresa May, que se resistió al espinoso trámite parlamentario hasta el último momento. El reciente fallo del Tribunal Supremo no le dejó sin embargo otra opción. La premier confía ahora no sólo en lograr el voto a favor en la Cámara de los Comunes la próxima semana, sino en acelerar los trámites para lograr una segunda y más peleada victoria en la Cámara de los Lores el 7 de marzo.
May espera tener todas las bazas en su mano el 9 de marzo, a tiempo para la cumbre de la UE en Malta en la que podría comunicar finalmente la intención del Reino Unido de abandonar la UE, según lo estipulado por el Artículo 50. Una portavoz de Downing Street ha recalcado sin embargo que el supuesto adelanto en la fecha es «pura especulación» y que la premier sigue teniendo en mente en el calendario original de «finales de marzo» para el arranque del proceso negociador que se prolongará durante dos años.
Horas antes de la votación, May confirmó la presentación este jueves en el Parlamento del Libro Blanco del Brexit, con las líneas maestras de la negociación. Ese compromiso ha sido fundamental para conjurar una rebelión en las filas de su propio partido y para limar las asperezas causadas por su apuesta inicial por un Brexit duro (renuncia a la integración en el Mercado Único para poder controlar la inmigración).
El ex ministro del Tesoro George Osborne, interpretó precisamente el papel de centinela en el Partido Conservador, tomando posiciones de paso como futuro aspirante al liderazgo tory si las cosas se tuercen para Tehersa May. «Las negociaciones van a ser muy duras», advirtió.