Rubén Amón-El Confidencial
La XIV Legislatura arranca con un hemiciclo polarizado y extremista, y con la lesión de Adriana Lastra como premonición de una crisis permanente
Zamarrón hizo honor a su aspecto y reputación valleinclanescos para abrir el psicodrama parlamentario con el pasaje esperpéntico de la expiación. Se alzó el provecto diputado socialista. Y pidió perdón «al pueblo español» en calidad de presidente de la Cámara efímero y accidental.
Se refería al fracaso de la extinta XIII Legislatura, a la repetición electoral, pero el doctor Zamarrón exageró la megalomanía. No hay nada más demagógico que pedir perdón por los errores de otros. Bien podría haber dirigido el dedo inquisidor al presidente en funciones. O a Pablo Iglesias. Porque el tercer responsable del caos contemporáneo no estaba en la sala: Albert Rivera no forma parte del Parlamento entrante.
A cambio, se ha reincorporado Íñigo Errejón, reubicado como un paria en la cabina del proyeccionista. También estaba en el gallinero Gabriel Rufián. Porque no quiso participar de los codazos que garantizan buena localidad del hemiciclo. Y porque la ubicación cenital le permite sobrevolar el escenario de la extorsión soberanista y el gozo de un Parlamento subversivo.
Más de un tercio de los diputados representa opciones radicales, independentistas y anticonstitucionalistas
Subversivo quiere decir que más de un tercio de los diputados representa opciones radicales, independentistas y anticonstitucionalistas. Quedaron evidentes en la exposición de las camisetas, en el recuerdo de los ‘presos políticos’ y en el trance de los juramentos. Ya no se trata de jurar la Constitución. Se trata de abjurar de ella. Y de hacerlo en una indecorosa competición de originalidades y proclamaciones. Por la república, por los tercios de Flandes, por los pueblos oprimidos, por la Virgen del Rocío, por la gloria de mi madre.
El PP ha propuesto que se deje sin acta y asiento a las señorías que profanaron el bautismo parlamentario, pero ya se ocupará Batet de neutralizar los castigos. Y de subestimar que Bildu y JxCAT, unidos a ERC, boicotearan su designación de presidenta de la Cámara Baja —más baja que nunca— restregándole unas papeletas de «llibertat» en alusión a los presidiarios ‘soberatas’.
Tiene importancia el desafío, no ya por la humillación al espacio institucional que promovieron los ultras catalanes y vascos sino porque el equipo negociador de Sánchez se presta a reunirse de inmediato con los representantes de Puigdemont. Y porque los socialistas navarros quieren involucrar al compadre Otegi en la aprobación de los Presupuestos navarros.
Reviste un valor premonitorio el esguince de tobillo de Adriana Lastra. Se lesionó la negociadora del PSOE en un trance de la sesión de este martes
Es la razón por la que reviste un valor premonitorio el esguince de tobillo de Adriana Lastra. Se lesionó la negociadora del PSOE en un trance de la sesión de este martes. Y acudieron a socorrerla Sánchez y Carmen Calvo. No cabe mejor alegoría de una legislatura dislocada e incierta entra cuyas novedades tanto impresionan la actitud radical-chic de la CUP como las corbatas verdes de las señorías de Vox. Boinas verdes podrían haberse puesto. Por el arcaísmo de la boina. Y porque la boina verde es una estupenda metáfora cipotudo-castrense.
Así lo demuestra la disputa a empellones del patriota Luis Gestoso y el diputado De Quintos. Aseguran los testigos que pelearon por el escaño entre insultos y empujones. Qué mejor manera de marcarse las diferencias entre Vox y Ciudadanos. Y qué mejor solución para degradar el prestigio de una institución expuesta a un sabotaje implosivo. Esta vez, los manifestantes y los activistas —de la extrema derecha a la extrema izquierda— no asedian el Parlamento. Lo ocupan desde dentro y amenazan la convivencia y la Constitución.
Esta vez, los manifestantes y los activistas no asedian el Parlamento. Lo ocupan desde dentro y amenazan la convivencia y la Constitución
No corresponde a las barbas de Zamarrón velar por ella, sino a Pedro Sánchez, cuyas necesidades aritméticas y personales amenazan con sacrificarla. O exponerla al vaivén del populismo y del soberanismo mientras el péndulo hipnotiza a las señorías del Partido Socialista, incapaces de poner límites al cesarismo del patrón de Ferraz.
El gran objetivo del PSOE consistía en evitar que Vox entrara en la mesa del Congreso, pero la endogamia de votarse a sí mismo —el narcisismo es una religión que ha instaurado Sánchez— ha permitido que el partido de la ultraderecha accediera a la vicepresidencia. Así están las cosas en la familia socialista. Así es la democracia representativa. Así han decidido vengarse los españoles (un Parlamento caótico).
Y así comienza una legislatura cuya duración podría ser hasta más breve que la anterior, de tal manera que el doctor Zamarrón ya puede empezar a disculparse solemne y preventivamente con un quinqué de Valle-Inclán en la mano.