- Nuestra profesión ha demostrado una degradación brutal en los últimos años. Quienes tenemos unos cuantos quinquenios encima sabemos que esto no era así hace unos lustros. Pero algunos medios ahora actúan de forma absolutamente partidista mientras se siguen proclamando objetivos, independientes…
El grave déficit democrático de España se ha puesto de manifiesto esta semana, una vez más, con la actuación del Gobierno en su control de los medios dependientes, bastantes de ellos voluntariamente dependientes. El escándalo de los negocios de la mujer del presidente del Gobierno es algo que simple y sencillamente no existe para esas terminales mediáticas. Si uno ve los informativos de TVE 1 o los de La Sexta o lee El País o tantos otros medios, ella simplemente no aparece en ningún momento. Todo lo que estamos contando otros medios ni se menciona, ni se reacciona con otras informaciones a la publicación. Y esto demuestra que el periodismo español está muy enfermo.
Nuestra profesión ha demostrado una degradación brutal en los últimos años. Quienes tenemos unos cuantos quinquenios encima sabemos que esto no era así hace unos lustros. Pero algunos medios ahora actúan de forma absolutamente partidista o, para ser más exactos, personalista, mientras se siguen proclamando objetivos, independientes, apartidistas, sin alineación ideológica…
Yo creo que no puede haber ni un lector de El Debate que dude de cuál es la posición de este periódico que ya quedó claramente señalada en el editorial del primer número de esta segunda etapa del diario, publicado el 1 de octubre de 2021 y titulado: «El Debate: un periódico necesario para España». Decíamos allí que «Nuestra meta es ocupar con máxima profesionalidad un espacio descuidado actualmente por los periódicos españoles. Queremos atender a quienes echan en falta una información rigurosa y con principios, que defienda con rotundidad y orgullo los valores del humanismo cristiano, la familia, la nación, el derecho a la vida y las libertades personales. El Debate postula sin complejos un extenso ideario. En el ámbito político, sus vértices son la defensa de la unidad de España, la Monarquía y el orden constitucional y democrático. En el aspecto económico, el diario apoya la economía libre de mercado y la propiedad privada. La defensa de la vida humana y el protagonismo de la Iglesia Católica en una sociedad secularizada son otros de sus dos grandes pilares. Por último, mantendremos una apuesta inequívoca por la libertad de expresión y el uso de la lengua española y su inmenso legado cultural y político.»
Creo que hemos estado a la altura de lo que prometíamos. Y que no hemos dejado de contar nada que afecte a nadie. Las noticias tienen prioridad absoluta. Y no estamos aquí para hacer el juego a ningún Gobierno y distraer la atención de casos graves de corrupción.
Porque lo que se hace hoy desde Moncloa es generar informaciones alternativas que resulten imposibles de ignorar por ningún medio de comunicación que quiera ser reconocido como tal. Pero el único objetivo de esas «informaciones» es ocultar la basura del Gobierno. Y muchos entran en ese juego sin el más mínimo pudor. El ejemplo de esta semana con la visita de Sánchez al osario del Valle de los Caídos es perfecto. Y lo reconozco porque la perfidia y el esfuerzo que realizan es muy notable y les da muy buen resultado. El Debate difundió el jueves por la mañana en exclusiva la visita de Sánchez al Valle. Fue el resultado de una información que alguien que vio lo que estaba ocurriendo dio a este periódico y nosotros confirmamos después con otras fuentes. Y a los pocos minutos de publicarlo El Debate, Moncloa lo subió a X. A mí me dio la impresión de que les habíamos reventado una exclusiva que querían dar a algún medio amigo. Aunque, obviamente, no puedo demostrarlo. Pero sería uno de esos medios que creen que es una gran exclusiva contar que el secretario general del PP madrileño, Alfonso Serrano, se tome un café en un establecimiento de la Gran Vía a la vista de todo el mundo, con una persona que ha sido denunciada por Hacienda. Como tantas otras.
Sánchez hace un ejercicio de agitprop en el Valle y como lo hace sin periodistas –ni críticos, ni partidarios– nadie puede hacer la averiguación básica de qué restos mortales eran los que estaba visitando. Con una representación plural de los medios algún colega podría haber averiguado lo que El Debate contó 24 horas después: que Sánchez posó en una galería donde el 90 por ciento de los restos eran del bando nacional, entre ellos 14 mártires.
España produce cada año centenares de profesionales de la comunicación que llegan a una profesión enferma donde ya casi no hay editores. Ésa es la tragedia de nuestro oficio. Pero, afortunadamente, no de El Debate.