El pesimismo camuflado

EL CORREO 02/09/13
TONIA ETXARRI

La ausencia de liderazgo en el PP vasco en agosto fue premeditada para evitar que Bárcenas salpicara todas sus comparecencias

Es el comienzo de curso. Han mejorado sensiblemente los datos de la macroeconomía de nuestro país, pero se nota la desconfianza, la apatía y el desánimo en nuestra clase política que, en unos meses, tendrá que movilizar a sus seguidores para que vayan a votar en las elecciones europeas. Ni la mejora de la prima de riesgo ni el balance sobre el turismo está animando el clima en el que se mueven el presidente de Gobierno (empeñado en decir que bajara los impuestos, pero en año electoral) y el líder de los socialistas que, elevando el listón de su oposición permanente al Ejecutivo, acaba de rechazar tener a sus representantes en la Comisión Nacional del Mercado de la Competencia.
Los dos principales partidos «a cara de perro». Con mensajes contundentes hacia la galería, pero, sobre todo, sin querer perder el pulso dentro de sus propias familias, en donde cunde la desafección de cara al curso que hoy comienza. Mientras la corrupción, que no tiene ideología, sigue siendo utilizada como arma arrojadiza entre los partidos que han tenido responsabilidades de gobierno, en Euskadi empiezan a aparecer los líderes ausentes.
El ritmo del lehendakari Urkullu, que ha estado más asimilado al caribeño que al alemán, parece que ya tiene puesta la ‘marcha directa’ para poder presentar en sociedad la reanudación de una gran amistad con los socialistas a través del pacto fiscal. Nacionalistas y socialistas han decidido hacer de la necesidad virtud después de haberse culpado mutuamente de tantos meses de pérdida de tiempo.
Pero como no va a ser un pacto de legislatura, los socialistas se esfuerzan en marcar distancias «en todo lo demás» para poder tener las manos libres en áreas tan sensibles como la convivencia sin que ETA todavía se haya disuelto y con sus presos presionando para lograr un apaño, como compensación al hecho de que la banda haya dejado de matar.
La política de pacificación les va a tener ocupados durante los próximos meses. Los socialistas, que empezaron queriendo situarse en medio (es decir, entre el PP y EH Bildu) en relación a la ponencia de paz del Parlamento vasco, están recorriendo ahora el sendero que marcó el PP antes de que Basagoiti dejara la política. Si la izquierda abertzale no acepta las mínimas condiciones éticas de deslegitimacion de la violencia, no tiene ningún sentido formar parte de una ponencia que sólo contribuiría a lavar la cara de quienes son incapaces de desmarcarse de la historia de ETA. Lo van diciendo en los últimos días y los populares les dan la bienvenida a un discurso en el que sólo se habían encontrado a UPyD.
Este verano ha habido ausencias notorias en la política vasca. Además de la del propio lehendakari, la de Patxi López ha sido tan sonada como su reaparición, ayer, con unas declaraciones en las que no solo se muestra radicalmente contrario tanto a la participación en esa ponencia como en el foro organizado por el alcalde de San Sebastián, sino que deja entrever su aspiración a la carrera por el relevo en la dirección del PSOE. No se entendería de otra manera su crítica a la « espantada» de Carme Chacón que, de lo identificada que se encuentra con Eduardo Madina, llegó a decir este invierno en los pasillos del Congreso que si la «joven promesa» se presentaba en las primarias, ella le apoyaría y daría un paso atrás.

Se nota la apatía en la clase política, que tendrá que movilizarse en unos meses para los comicios europeos

Los socialistas mantienen las espadas en alto con sus candidatos escondidos hasta el año próximo y sorteando sus desavenencias ante la celebración de la Diada de Cataluña, mientras los populares intentan que su procesión vaya por dentro. Tanto es así que ahora explican sus razones para justificar la ausencia de protagonismo y presencia durante el periodo estival en Euskadi. Los populares vascos estaban hartos de verse sometidos a tanta presión por culpa de Luis Bárcenas que, a principios de julio y después de ver que en cada comparecencia ante los medios sólo se les requería para pulsar su reacción ante cada acusación del extesorero, decidieron desaparecer de la escena para no verse arrastrados por la tormenta que había desatado el excompañero de partido y preso preventivo.
Una apuesta que ha tenido un coste político. El de dar la impresión de ser un partido sin directrices mientras el delegado del Gobierno se quedaba solo luchando contra los molinos de viento de la izquierda abertzale empeñada en crear su Estado paralelo por encima y al margen de la ley. Pasado mañana, miércoles, Arantza Quiroga retoma el protagonismo con la entrevista que mantendrá con el presidente del Gobierno. Que la presidenta de los populares dé cuenta a Mariano Rajoy de sus entrevistas con los dirigentes vascos no tiene ya trascendencia, sobre todo teniendo en cuenta que el presidente ya se reúne habitualmente con Urkullu. Lo que tiene importancia es la imagen de la entrevista en sí, dando el mensaje de apoyo de La Moncloa a los populares vascos, que tienen cierta sensación de estar sin brújula desde que se fue Basagoiti.
La excepción de este desánimo generalizado entre los partidos democráticos se da en el representante de UPyD en el Parlamento vasco. Su único escaño le obliga a tener el don de la ubicuidad, pero al mismo tiempo le impide desfallecer. Gorka Maneiro lo mismo presenta sus veinte principios para derrotar a ETA definitivamente que emplaza al PNV a que desvele sus planes soberanistas aprovechando que estamos en vísperas de la celebración de la Diada de Cataluña, a donde la izquierda abertzale piensa acudir organizada en autobuses. Para ese desafío independentista, también se requiere liderazgo.