EL MUNDO – 26/01/16 – CARLOS CUESTA
· Ni se ha vuelto loco, ni suele cometer errores de estrategia. Y pensar que Pablo Iglesias ha perdido el juicio por humillar al PSOE con su exigencia de reparto del Gobierno es simplemente seguir minusvalorando lo que late detrás de Podemos: un error tan habitual que ha permitido a Pablo Iglesias llegar hasta el punto de desafiar nuestro sistema constitucional por pensar que era un «friki».
Iglesias –o mejor dicho, quienes lo impulsan– son totalmente conscientes de que la lucha frente a las instituciones de una democracia europea implantada va a ser dura. Tan dura que no será cosa de una sola batalla. Y por eso su objetivo de fondo no es aliarse con nadie para ofrecer a sus votantes una paga para los parados: su plan es acabar con el PSOE. Ya lo ha hecho con IU y ahora quiere el predominio total en la izquierda. Porque todos los países tienden históricamente al bipartidismo y, por lo tanto, ocupar la posición de liderazgo de la izquierda implica alcanzar el poder sí o sí, simplemente con esperar el turno.
Por eso quienes controlan la estrategia de Podemos saben que no pueden abrazarse a un PSOE dando el poder a Pedro Sánchez. Por eso sólo pueden aupar a los socialistas al poder humillándolos y garantizándose ser ellos, los podemitas, quienes lideren la izquierda. Y por eso, en caso contrario, prefieren ir a nuevas elecciones dejando claro que sólo ellos son capaces de defender hasta sus últimas consecuencias la deriva extremista que por desgracia se ha apoderado del PSOE desde los tiempos de Zapatero.
Quienes han diseñado la estrategia de Podemos desde hace tiempo y siguen haciéndolo –Pablo es un «contratado» de una empresa iraní, como él mismo se definió– no van a cometer errores después del esfuerzo invertido. Y por eso los partidos constitucionalistas deben estar preparados no sólo para evitar el golpe en el primer asalto, sino también, en caso de esquivarlo, para combatir a los populistas en un segundo asalto: el que puede llegar incluso pese a evitar el pacto de Sánchez con Podemos, si es que lo logran. Un segundo asalto en el que el plan de los diseñadores de Podemos pasa por vender la pleitesía del PSOE ante el sistema y por tensar internamente al Partido Socialista con el fin de acortar la legislatura y colarse como opción de Gobierno en unas elecciones anticipadas.
Y sólo hay una vacuna para evitar cualquiera de los dos asaltos: que los partidos constitucionalistas refuercen su discurso, limpieza e imagen. Que aceleren su acercamiento y apertura a los electores. Que recuperen el liderazgo y confianza. Y que lo hagan con toda la urgencia. Porque, si no, la amenaza no habrá terminado.
EL MUNDO – 26/01/16 – CARLOS CUESTA