La propuesta de Ciudadanos, PSOE y Podemos de crear una comisión de investigación en el Congreso que indague sobre la presunta financiación ilegal del Partido Popular ha asestado un golpe, probablemente definitivo, al pacto que firmaron el pasado mes de agosto las formaciones de Albert Rivera y Mariano Rajoy y que abrió el camino a la investidura de este último como presidente del Gobierno.
La alianza, hasta ahora insospechada del partido naranja con la fuerza de Pablo Iglesias y los socialistas, para someter a juiciopolítico la llamada caja B de Génova, ha desatado la ira de los populares, que ayer mismo, por boca de su portavoz en el Congreso, Rafael Hernando, arremetieron sin contemplaciones contra Albert Rivera acusándole de perpetrar una maniobra «desleal» y claramente «hostil» para atacarles. Y todo ello pese a que C’s gozaba de la consideración de «socio preferente» del partido que sustenta al Gobierno.
A la catarata de reproches, el PP sumó una iniciativa con la que pretende, en la práctica, difuminar los trabajos de la futura comisión de investigación por el método de ampliar su ámbito de manera que no sólo ahonde en sus cuentas, sino que abarque las de todas las formaciones políticas.
Así, apenas unas horas después de que PSOE, C’s y Podemos registraran en el Congreso su propuesta de creación de una comisión de investigación sobre la financiación del PP, los populares hicieron lo propio y registraron paralelamente en Congreso y Senado sendas propuestas, idénticas, para someter a examen las cuentas de todos los partidos.
El PP juega con la ventaja de que en el Senado cuenta con mayoría absoluta y no hay impedimento alguno para que su inciativa prospere de manera inmediata. Por el contrario, la propuesta de la oposición en el Congreso cuenta con el impedimento de que en la Cámara Baja ya hay registradas otras dos comisiones de investigación y las fuerzas parlamentarias habían llegado al acuerdo previo de que no podrían solaparse este tipo de órganos. Así pues, la iniciativa puede prosperar pero tardaría meses en ponerse en práctica.
El tono de queja mutua entre PP y C’s fue subiendo a lo largo de la jornada. Los de Rivera acusaron a los de Rajoy de no tener palabra y no cumplir con los compromisos del pacto de investidura. Y para demostrarles que el rodillo de la mayoría absoluta es ya una cosa del pasado se apresuraron a buscar nuevos aliados en las filas del PSOE y Podemos. «Con Rajoy o sin Rajoy», afirmó el portavoz del partido naranja, Juan Carlos Girauta, «se va a investigar en el Parlamento el caso Bárcenas».
Girauta pronunció estas palabras en presencia de los portavoces del PSOE, Antonio Hernando, y de Podemos, Irene Montero. El primero llegó a asegurar que con esta iniciativa se hace «un buen servicio a la democracia y a la transparencia». Y recalcó: «Se va a investigar y se va a llegar hasta el fondo. El PP pensaba que seríamos incapaces de una acción conjunta y le hemos demostrado que no tienen mayoría absoluta y que ya está bien».
Girauta no quiso negar que en esta guerra el pacto PP-C’s queda realmente tocado. «No sabemos por qué algo que funcionaba bien de repente se acaba cuando aparece la palabra corrupción», explicó.
Por su parte, el PP interpretó de inmediato que la propuesta encabezada por su socio preferente no era sino un ataque en toda regla, un «gesto de hostilidad y deslealtad». Su portavoz, Rafael Hernando, llegó a urgir a Albert Rivera a que explique «por qué sólo hay que investigar al PP, qué es lo que impide conocer las cuentas de los demás, por qué quiere tapar ahora a Podemos».
Los propios Rajoy y Rivera protagonizaron un duro cruce por la mañana durante la sesión de control al Gobierno. El presidente de Ciudadanos incidió en la falta de compromiso de los populares y acusó a Rajoy de no tener palabra. «Ustedes no cumplen», le espetó. Al mismo tiempo le advirtió ya de que la comisión se pondrá en marcha con el apoyo de todas las demás fuerzas: «Con ustedes o sin ustedes aquí se va a poner en marcha la comisión de financiación del PP».
El presidente del Gobierno respondió sugiriendo otros temas a tratar al margen de la financiación de su partido, porque en su opinión «lo positivo es mirar para el futuro». Ante esa actitud esquiva Rivera no pudo contenerse y, entre gestos ostensibles, acusó a Rajoy desde su escaño de tener la cara muy dura.