ABC – 26/05/15
· La pérdida de Barcelona confirma el declive de CDC, que se prepara para la ruptura con Unió.
Artur Mas se debate entre cumplir con su palabra y mantener la fecha del 27 de septiembre para las elecciones autonómicas o aplazar la convocatoria a la espera de que vengan tiempos mejores. Porque, de momento, la sangría de votos se mantiene y, pese a repetir como primera fuerza municipalista, la pérdida de Barcelona y el descenso en las grandes ciudades catalanas confirman que el proyecto secesionista de Convergència está agotado. Y que la inevitable ruptura con Unió menguará todavía más las expectativas de la formación liderada por el presidente de la Generalitat.
Casi 110.000 electores han abandonado a la formación independentista, mientras que ERC casi ha doblado el número de votos.
Los convergentes necesitan más que nunca una lista conjunta con los republicanos que disimule esa tendencia a la baja, pero es improbable Oriol Junqueras renuncie al perfil social que marcan los resultados municipales. De hecho, mantener las distancias con Mas ha sido positivo para su formación.
«Lo que es sustantivo es que CiU vuelve a ser primera fuerza, esto es lo importante a subrayar sin esconder que uno de los objetivos importantes no lo hemos logrado», explicaba ayer el secretario general de Unió, Ramon Espadaler, al término de la reunión de la ejecutiva conjunta que ayer mantuvieron Unió y Convergència. Ese objetivo era Barcelona, que los nacionalistas pretendían retener como bastión secesionista. No ha sido así y, tal como el mismo Espadaler admitía, «no hemos sido capaces de sintonizar» con un electorado que no comulga con el credo secesionista.
«Hecho histórico»
Oficialmente, los resultados obtenidos el domingo no fueron debatidos en clave soberanista en el cónclave nacionalista, pero Artur Mas expresó su deseo de mantener la fecha prevista de los comicios. Sin embargo, hace meses que en Convergència crece el convencimiento de que no es oportuno para la federación convocar las autonómicas para el 27-S, dado que esa primera vuelta del «plebiscito» secesionista no ha salido bien para los nacionalistas. Representantes convergentes asistentes a la ejecutiva no dieron el plácet al 27-S, aunque no parece fácil renunciar a una fecha que fue anunciada por el propio presidente de la Generalitat como un «hecho histórico», pactado con ERC en un intento desesperado de visualizar unidad independentista tras el abandono de CUP –al alza– e ICV –coaligada con Podemos en Barcelona y otras capitales–. Se avecinan meses convulsos para la federación de CiU, pues Unió tiene previsto celebrar el próximo 14 de junio un referendo entre sus bases sobre la hoja de ruta a seguir. La independencia no es la opción del partido presidido por Josep Duran Lleida.
Y aunque algunos dirigentes de UDC sí la apoyen, lo cierto es que la ruptura con Convergència es cuestión de semanas. La presión de los convergentes sobre los socialcristianos, auguran, será muy fuerte. Pero el liderazgo del «proceso» ya no está en manos de Artur Mas.
ABC – 26/05/15