ABC – 22/01/16
· Los socios que busca Pedro Sánchez insisten en cobrarse su apoyo atacando a la unidad de España.
· A las líneas rojas que el Comité Federal del PSOE marcó a Pedro Sánchez, esencialmente por el desafío soberanista catalán, se sumó ayer una nueva dificultad: los nacionalistas vascos también pretenden sacar réditos en el ámbito de la soberanía nacional y el «derecho a decidir».
En el caso de comprometer unilateralmente cesiones en ese ámbito a cambio de llegar a La Moncloa, Sánchez estaría rompiendo el consenso constitucional.
Los seis diputados del PNV podrían llegar a ser fundamentales si el PSOE pretende formar una mayoría para derrotar al PP y a Ciudadanos en el Congreso, pero los nacionalistas no van a dar gratis su apoyo a Pedro Sánchez. Su voto tiene precio y pasa por el reconocimiento de un nuevo estatus político para el País Vasco y del «derecho a decidir», según advirtió ayer el diputado del PNV Joseba Agirretxea.
Pedro Sánchez tendría opciones de ser investido presidente del Gobierno si consigue más votos a favor que en contra, aunque no sea por mayoría absoluta. En esas cuentas, el PNV sería fundamental, ya que para superar al PP y Ciudadanos (163 votos en total, incluidos los cuatro que estarán en el Grupo Mixto), necesitarían el apoyo de Podemos y todas sus coaliciones (69 votos), Izquierda Unida (2) y el PNV (6). Todo ello contando con que los independentistas catalanes (17 diputados en total) se abstendrían. Así, Sánchez sumaría 167 votos afirmativos, frente a 163 «noes». Si se cae el PNV es obvio que no alcanza esa mayoría, y necesitaría ya el voto afirmativo de los independentistas catalanes de ERC (9) y Democràcia i Llibertat (8).
Pero el PNV no se lo va a poner fácil ni a Sánchez ni al PSOE, y el resto de sus potenciales socios, tampoco. Su diputado Agirretxea explicó ayer, en la ETB, que el PNV tiene claro cuáles son las condiciones para dar su apoyo a algún candidato y que «las conoce todo el mundo». En este sentido, se refirió a la defensa «sin dudas» del Concierto Económico, la opción a un nuevo estatus político en el País Vasco «basado en el derecho a decidir», y una relación bilateral «sin ninguna subordinación» y el respeto «a los resultados que dé esa relación».
La postura del PNV dificulta, pues, la tarea en la que se ha embarcado Sánchez para tratar de ser presidente, con solo 90 escaños, mediante pactos con independentistas y la izquierda radical. Pero las condiciones del PNV no son el único obstáculo al que se tendrá que enfrentar el secretario general del PSOE para conseguir su propósito de llegar a La Moncloa como sea. El portavoz de ERC, Joan Tardà, ya advirtió esta semana en el Congreso que si bien su partido «agradece» al PSOE su cesión de dos senadores para que pudieran formar grupo propio en el Congreso, aún no se ha abierto ningún tipo de negociación. En todo caso advirtió de que su partido «no ha escuchado nunca al PSOE decir que está por el derecho a la autodeterminación de Cataluña», algo que para ellos es un punto de partida fundamental.
Desde Democràcia i Llibertat, su portavoz, Francesc Homs, solo tiene claro que «de ninguna de las maneras» sus ocho diputados contribuirán a una investidura de Mariano Rajoy. Pero si trata de apoyar o no a Sánchez, aunque fuera mediante la abstención, ahí ya se pierde en suposiciones y casuística. Están dispuestos a hablar, desde la base de que consideran que Pedro Sánchez es muy diferente a Mariano Rajoy, y no descartan en absoluto el acuerdo. Eso sí, Homs advierte de que nunca renunciarán al proceso independentista que han abierto en Cataluña. Sobre esa base tendría que empezar a dialogar Sánchez, en caso de que el Rey le propusiera como candidato a presidente.
El PSOE no tendrá problemas para lograr el apoyo incondicional de los dos diputados de IU. Tampoco le costará sumar a los seis de En Marea ni, en principio, a la coalición de Podemos en Valencia, incluidos los cuatro de Compromís. Sánchez se tendrá que trabajar mucho más el pacto con Podemos, y en concreto con los 12 diputados de En Comú Podem, para los que el referéndum de independencia es básico, si bien su portavoz, Xavier Domènech, admitió ayer que «es una propuesta que se puede debatir».
ABC – 22/01/16