El PNV intenta un acercamiento al PSE expedientando a sus ediles de Lasarte

Lo que se conoce ya como el pacto de Lasarte, por el que los dos concejales del PNV y otros tantos de una plataforma independiente dieron anteayer sus votos a Bildu para desbancar a los socialistas de una alcaldía que siempre habían ocupado, ha situado las relaciones entre el PNV y el PSE en su nivel de mayor tensión desde el 22-M.

El partido de Iñigo Urkullu, varios de cuyos dirigentes trataron de evitar hasta el último momento lo ocurrido en Lasarte, intenta ahora reparar la situación abriendo un expediente disciplinario a sus dos ediles. De esta forma quieren trasladar al PSE su disconformidad con la decisión adoptada en el municipio por dos concejales que desobedecieron la expresa decisión de la ejecutiva nacional peneuvista de que sus cargos electos iban a votarse a sí mismos en todos los casos.

 

Tanto el líder del PSE guipuzcoano, Iñaki Arriola, como su homólogo vizcaíno y portavoz parlamentario, José Antonio Pastor, se mostraron rotundos el mismo sábado al afirmar que lo sucedido en Lasarte, y su correlato en Trapagaran, donde Bildu apoyó al PNV frente a los socialistas traerá consecuencias en las relaciones con el partido de Urkullu. Ningún representante de esta formación ha expresado en público su disconformidad con el acto de desobediencia de los dos ediles. Tampoco siguió la consigna de la dirección el candidato a la alcaldía de Vitoria, Gorka Urtaran, quien al final no llegó a presentar su candidatura y votó en blanco, como sus cinco compañeros de filas.

La cabeza de lista del PNV en Lasarte, Estitxu Alkorta, directora de Euskera de la Diputación guipuzcoana en la pasada legislatura, asegura haber recibido «muchas presiones» los últimos días, sin citar su procedencia. Ante su resistencia a cumplir la disciplina del partido y su decisión de votar a Bildu para «favorecer el cambio» en la localidad, miembros de la ejecutiva regional peneuvista decidieron llamarle a capítulo en la noche del viernes, pocas horas antes del pleno de investidura.

En una tensa reunión que se prolongó hasta medianoche, Alkorta se reafirmó en su voluntad de apoyar a la coalición independentista, alegando que si no lo hacía iba sufrir consecuencias personales en el pueblo. El PNV le advirtió de que su indisciplina podría suponerle la apertura de un expediente, que previsiblemente se sustanciará hoy mismo.

Las razones esgrimidas por Alkorta para desobedecer a su ejecutiva resultan calcadas de las que hicieron públicas los dos ediles del PSE en Lanestosa, ambos independientes, tras dar sus votos a Bildu para que gobierne esta localidad vizcaína, donde ganó el PNV. El concejal José Emilio Guerra sostuvo que Lanestosa es un pueblo pequeño, alejado de la «gran política», y que la mayoría de los vecinos deseaba un cambio. A diferencia del PNV, la dirección del PSE reaccionó de inmediato y anunció que exigirá a ambos ediles la entrega inmediata de sus actas de concejal.

Pese a las advertencias disciplinarias, Alkorta mantuvo el compromiso que había apalabrado con Bildu. El mismo sábado, cuando faltaban 45 minutos para el inicio del pleno de investidura, los dos ediles del PNV se sumaron al acuerdo que la coalición ya tenía previamente cerrado con la agrupación ciudadana. Este pacto no se concretará, en principio, en un acuerdo de gobierno, aunque Bildu ha ofrecido al PNV presidir varias comisiones locales. La agrupación independiente ya ha rechazado la de Servicios Sociales.

Con estas heridas recientes, los partidos deben hoy hacer movimientos en los plenos para la formación de las Mesas de las Juntas Generales de Guipúzcoa y de Vizcaya. El PNV tiene asegurada la presidencia en Vizcaya y dos puestos más, y todo apunta a que socialistas y populares conseguirán una vicepresidencia y una secretaría si, como ya tienen pactado, se votan mutuamente. Bildu quedaría así fuera de la Mesa.

En la Cámara guipuzcoana podría suceder que los cinco partidos estén presentes en su órgano de gobierno, que presidiría Lohitzune Txarola, de Bildu. El PNV y los socialistas se harán con las vicepresidencias y las dos secretarías quedarán para el PP y Aralar.

EL PAÍS, 13/6/2011