El partido de Iñigo Urkullu afirma que «seguiremos estando donde estábamos», convertidos en «el mejor instrumento para la construcción nacional de Euskadi» y desde esa base pide a los nacionalsitas y a los vascos en general que le sigan otorgando su confianza.
El PNV no va a moverse, pese a la «readecuación» que se está produciendo en el espacio político abertzale tras la tregua de ETA. Es más, en el manifiesto que ha elaborado con motivo de la celebración el próximo domingo del Aberri Eguna (Día de la Patria vasca), que difundió ayer, recalca que se mantendrá «fiel» a sus principios políticos y a su perfil ideológico cuando se registran en el espacio nacionalista «tiempos de confusión, de baile de siglas, de nuevos actores, y de llamamientos a juntarnos por parte de quienes desearían sustituirnos».
El partido de Iñigo Urkullu concluye frente a ello: «Seguiremos estando donde estábamos», convertidos en «el mejor instrumento para la construcción nacional de Euskadi» y desde esa base pide a los nacionalsitas y a los vascos en general que le sigan otorgando su confianza. El PNV celebrará el Aberri Eguna bajo el lema Es el momento de Euskadi con un acto político en la Plaza Nueva de Bilbao con Urkullu como orador.
Tras lamentar que la izquierda abertzale no vaya a estar en las elecciones del 22-M, el documento sostiene que si ese mundo quiere hacer política le da la «bienvenida a la realidad», pero a renglón seguido le advierte de que «no espere ningún recibimiento especial» y de que debe superar «su retraso de más de 30 años».
El texto recuerda que 80 años después de celebrar el primer Día de la Patria vasca Euskadi es «un pueblo con identidad propia» gracias a la acción de los sucesivos Gobiernos liderados por el partido. Todo lo contrario que el actual Ejecutivo socialista, «paralizado en la voluntad de autogobierno e ineficaz en la gestión de su quehacer diario». El PNV, que dedica casi uno de los seis folios del texto a arremeter contra el Gobierno, el PSE y la alianza que mantiene con el PP, que, insiste, podría extenderse a otras instituciones tras los comicios. «Es un Gobierno cuya dependencia de su socio parece enfermiza y aun más cuando parecen basarla en un supuesto pacto antiterrorista que unos y otros, a su interés, utilizan como arma arrojadiza», abunda.
Frente a ello, el texto exhibe como timbre de orgullo que, pese a estar en la oposición, el PNV sigue haciendo avanzar el autogobierno, como con la negociación de la transferencia de las políticas activas del empleo, que boicoteó en el primer año del Ejecutivo de Patxi López para cerrar después un acuerdo con el PSOE en la negociación de los Presupuestos Generales de 2011.
Después, acusa al Gobierno de estar «fuera de la realidad y sin perspectivas de recuperar un imprescindible liderazgo cuando esta sociedad más lo necesita», de no estar «a la altura de las circunstancias» y de haber «dilapidado» la herencia de los anteriores Gabinetes.
El manifiesto fija la autodeterminación como su horizonte cuando proclama que Euskadi ha de tener «derecho y capacidad de decidir. Decidir cómo y de qué manera se quiere organizar así como con quién y cómo articular sus relaciones».
A ETA solo le dice una cosa: debe cesar «de manera definitiva y anunciarlo ya». Y añade: «Su presencia ha sido y es un obstáculo para el desarrollo pleno de nuestro pueblo. Sus 50 años de historia solo han traído sufrimiento y dolor, incluso en su propio mundo». Frente a ello sitúa la atención a las víctimas, «a las que se debe un singular reconocimiento político», los amenazados y a la observancia de los derechos de los presos y sus familiares.
EL PAÍS, 21/4/2011