EL CORREO – 27/03/15
· Las negociaciones para incorporar a la izquierda abertzale al ‘suelo ético’ vuelven a provocar fricciones entre ambas fuerzas.
· Sortu hace pública una nota para exigir al PNV que las conversaciones se lleven en secreto.
· A dos meses de las elecciones. El roce llega tras sonados rifirrafes en torno al documento y en un clima de confrontación.
· La propuesta del EBB: Aborda la memoria, la reactivación de la ponencia de paz y la asunción del ‘suelo ético’.
Las negociaciones, teóricamente discretas, entre el PNV y Sortu para alumbrar una hoja de ruta compartida que permita asentar definitivamente la paz y la convivencia en Euskadi se están destapando como fuente inagotable de fricciones y reproches entre ambas fuerzas. Inevitablemente condicionadas por el clima de abierta confrontación entre las dos formaciones nacionalistas a menos de dos meses de las elecciones municipales y forales, las conversaciones entre Sabin Etxea y la cúpula de Sortu para consensuar un documento sobre pacificación regresaron ayer al dominio público tras difundir la izquierda abertzale una nota en la que, paradójicamente, exigía a los jeltzales que mantengan sus contactos y avances «al margen del debate político y mediático cotidiano».
Sortu respondía así a la «filtración», que indirectamente atribuía al PNV, del envío desde el Euzkadi buru batzar a la dirección liderada por Hasier Arraiz de un nuevo documento sobre «la resolución de las consecuencias del conflicto». Una enmienda, en la práctica, al primer texto planteado por la izquierda abertzale a principios de este mes, que la dirección peneuvista acogió con indisimulada «decepción» al considerarlo un «preocupante retroceso» hacia posiciones «del pasado», tanto en lo terminológico como en los contenidos. El fondo del documento, a juicio del PNV, quebraba la unilateralidad asumida por la izquierda abertzale desde antes del cese definitivo de la violencia de ETA al condicionar el desarme, por ejemplo, al repliegue de las fuerzas de seguridad en Euskadi.
En el mismo comunicado, sin embargo, Sortu aprovechó para hacer acuse de recibo de la contraoferta que Sabin Etxea les ha hecho llegar en las últimas horas, sin dar más detalles del contenido del texto que ya tienen en su poder. Una hoja de ruta que el EBB, con la aquiescencia de la Secretaría de Paz y Convivencia del Gobierno vasco, ha elaborado para intentar impulsar un consenso público y compartido con la izquierda abertzale sobre la base, según distintas fuentes consultadas, de preservar la «memoria» de lo sucedido durante las últimas décadas en Euskadi e incentivar así la «reconciliación» de la sociedad vasca.
El objetivo de ese acuerdo, que ambas fuerzas rubricarían con luz y taquígrafos y que debería poder ser asumido por otras fuerzas del arco parlamentario –esencialmente, el PSE–, es facilitar avances en la consolidación de la convivencia, ahora estancada por la decisión de ETA de demorar ‘sine die’ la entrega de las armas y por la ausencia de una autocrítica explícita por parte de la izquierda abertzale, que a su vez ha desembocado en la parálisis de la ponencia de paz del Parlamento.
Precisamente, según ha podido confirmar este periódico en fuentes conocedoras del texto, la propuesta jeltzale, a la que el EBB dio el visto bueno el pasado lunes, profundiza en la necesidad de reactivar cuanto antes ese foro –en ‘stand by’ por la decisión de los socialistas vascos de abandonarlo hasta que la izquierda abertzale no dé nuevos pasos– y, para ello, plantea la conveniencia de que Sortu asuma de una vez el denominado ‘suelo ético’. La izquierda abertzale sostiene que ya cumple con esos mínimos, aunque el resto de fuerzas parlamentarias, incluido el PNV, le exigen una revisión crítica de su pasado que incluya la «injusticia» del daño causado por ETA durante décadas de actividad terrorista. El documento abordaría además la necesidad de dar una vuelta de tuerca a la política penitenciaria para flexibilizarla, por parte de los poderes del Estado, y para remover, desde la izquierda abertzale, los obstáculos que impiden la reinserción de los reclusos de la banda.
Fuentes oficiales del PNV declinaron expresamente hacer cualquier tipo de comentario sobre el documento o sobre su supuesta filtración de la que, no obstante, no se hacen responsables. Tampoco quisieron responder al comunicado de Sortu, que recordaba el «compromiso» de ambas fuerzas de «mantener las conversaciones bilaterales al margen de los medios de comunicación».
Guerra abierta
No es el primer choque, en cualquier caso, entre ambos partidos a raíz de sus negociaciones para desbrozar el camino hacia la paz definitiva, que ambas partes defienden como un intento «serio y sincero» de avanzar en la materia pese al clima de guerra abierta en clave electoral. No obstante, éste es ya el tercero de una sucesión de rifirrafes públicos que comenzaron cuando Hasier Arraiz reprochó al PNV en una entrevista en ETB que les acusara de eludir «sus deberes» y, sin embargo, no hubiera dado respuesta a una propuesta por escrito que estaba sobre la mesa del EBB desde hace varias jornadas.
Con el transcurso de los días, el asunto subió de tono y la izquierda abertzale llegó a acusar al PNV de condicionar los consensos en materia de paz a que ella retire sus denuncias sobre presuntos casos de corrupción. La andanada –que partía de unas declaraciones previas de Andoni Ortuzar en Onda Vasca en las que advertía a Sortu que era incompatible «estar por la mañana en los juzgados y por las tardes pidiendo acuerdos»– provocó la fulminante reacción del PNV, que acusó en una nota a Sortu de «engañar y manipular» a la opinión pública. Los jeltzales atribuyeron esas acusaciones, posteriormente matizadas por la izquierda abertzale, a su nerviosismo por el ‘fichaje’ del alcalde de Gernika, José María Gorroño (EA), para la candidatura del PNV en la villa foral y a las propias tensiones internas en su seno ante la inminente cita electoral.
EL CORREO – 27/03/15