Urkullu dice que unos comicios en otoño no son «lo deseable», pero tampoco los descarta. Los jeltzales no empezarán a hablar de los presupuestos si no se cierran las transferencias antes de final de mes
Cada día que pasa aumenta la sensación de que el Gobierno terminará por adelantar las elecciones generales a otoño en vez de agotar la legislatura en marzo de 2012, y el PNV ha empezado a reconocer públicamente que es un «escenario posible» con el trabaja desde hace semanas. Por mucho que el PSOE quiera cerrar filas en torno a la negativa a un adelanto electoral, los críticos meses de junio y julio que le esperan en el Congreso -con la reforma de la negociación colectiva, la aprobación del techo del gasto o el debate sobre el estado de la nación- y la persistencia de la incertidumbre sobre la economía española pueden hacer inevitable que Zapatero acabe doblando la rodilla y acceda a adelantar los comicios.
El PNV, que en el último año se ha convertido en el socio preferente del Gobierno para sacar adelante sus propuestas en las Cortes, no oculta que el adelanto electoral es una hipótesis que va cogiendo fuerza. Si el lunes fue el presidente del EBB, Iñigo Urkullu, el que admitió que su formación trabaja con el «escenario realista» de un adelanto de las elecciones generales a noviembre -aunque posteriormente matizó que no le parece una medida «deseable»-, ayer fue el portavoz del PNV en el Congreso, Josu Erkoreka, el que afirmó que es una «posibilidad» que contemplan seriamente. «Desde el propio Gobierno están diciendo que un adelanto electoral no se descarta en absoluto, aunque luego lo desmientan; en el abanico de posibilidades que manejamos nosotros esta eventualidad no se puede descartar», señaló ayer en el Congreso.
La relación de entendimiento que han mantenido el PNV y el PSOE en Madrid en los últimos meses estaba basada en una confluencia de intereses: mientras el Gobierno necesitaba de un socio que le permitiera sacar adelante sus proyectos en el Congreso, entre ellos los presupuestos generales de este año, el PNV se valía de esa relación para impulsar transferencias estatutarias pendientes y, de paso, desgastar a un Gobierno Vasco liderado por el PSE que en muchos casos se ha visto desairado por los acuerdos que llegaban desde Madrid.
La resaca del 22-M
Esa simbiosis, sin embargo, se ha visto mermada tras los resultados electorales del 22-M. La extrema debilidad en la que ha quedado el Gobierno de Zapatero tras el varapalo sufrido por el PSOE en toda España provocará que tanto el PNV como CiU -formación a la que los socialistas también han tratado de acercarse en las últimas semanas- eleven sus exigencias de cara a posibles pactos de estabilidad. Y está por ver si al Gobierno le interesa afrontar el desgaste que conllevaría una negociación con ambos partidos en vez de dar carpetazo a una legislatura en la que ya cabe esperar pocos balones de oxígeno para un Zapatero que es visto como un cadáver político por la oposición.
Un posible adelanto electoral, de todas formas, cogería con el pie cambiado al PNV, que en otoño debe afrontar un proceso de renovación del EBB y la designación del candidato a lehendakari. Además, los jeltzales aún están digiriendo unos resultados electorales que les han mantenido como fuerza más votada en Euskadi, pero a escasa distancia de Bildu, que de mantener el mismo apoyo en las generales irrumpiría con fuerza en el Congreso. De ahí que el PNV tampoco tenga intención de forzar la máquina a favor de un adelanto electoral.
Contactos para los traspasos
Mientras se dilucida si hay un adelanto de las generales, PNV y PSOE siguen negociando el paquete de transferencias que debe cerrarse antes del día 30. Estos traspasos se acordaron en el pacto de estabilidad que alcanzaron ambos partidos para aprobar los presupuestos de este año y los jeltzales han puesto su firma como condición ‘sine qua non’ para empezar a hablar de las cuentas del Estado para 2012.
El primer paquete de traspasos, que en principio se fijó para el 31 de marzo, no fue ratificado hasta finales de mayo a causa de unos ajustes económicos, por lo que el segundo paquete cuenta con apenas un mes para ser negociado y firmado. El pasado miércoles representantes del PNV y del PSOE se reunieron en el Congreso para abrir la negociación de los próximos traspasos comprometidos y en los últimos días han tenido decenas de contactos para ir buscando puntos de encuentro. El tiempo apremia, ya que el acuerdo debe estar listo para finales de esta semana o principios de la siguiente. Sólo así será posible que la Comisión Mixta formada por los gobiernos central y vasco dé el visto bueno a los traspasos con tiempo suficiente para que el Consejo de Ministros pueda aprobar los decretos correspondientes en su reunión del viernes 24, fecha límite para que se cumplan los plazos indicados.
Los traspasos que están negociando en estos momentos jeltzales y socialistas incluyen dos de las competencias más reivindicadas desde Euskadi: el ferrocarril de cercanías y la única autopista de peaje cuya gestión queda por transferir, la A-68. También se deben cerrar la regulación de empleo, el transporte marítimo y fluvial, el transporte por carretera, los archivos de titularidad estatal, la ejecución de la legislación sobre propiedad intelectual y aspectos pendientes en la enseñanza náutico pesquera.
Erkoreka recordó ayer en la cámara baja que el Gobierno «hoy por hoy» no cuenta con el apoyo de su partido «de ninguna manera» y dijo que el PNV sólo hablará con el Gobierno de las cuentas de 2012 si «se cumplen plenamente los acuerdos presupuestarios».
DIARIO VASCO, 15/6/11